La cartera vuelve a abrirse ante el libro

La recuperación es tomar un libro de los que estos días se exponen en la Feria del Libro de Santiago. Es hojearlo, leer unos párrafos alternos, inconexos, y pasar al siguiente acto: comprarlo. Algunos de los libreros que abren su abanico literario en la Alameda prefieren que la predilección por una obra concreta coja a uno con la cartera en el bolsillo, dispuesta a descubrirse ante un best-seller, un cómic o la apuesta por un autor desconocido.

«Se está vendiendo bien, sobre todo algunas novedades en castellano, otras en gallego, y también literatura infantil, nuestra especialidad», expone Ramón Tasende, de la Librería Brañas Verdes. Responde acodado sobre los lomos de algunos de los ejemplares más vendidos. «Patria», la novela de Fernando Aramburu, Premio de la Crítica, sobre los sombríos años de terrorismo etarra, es quizá el más vendido: «La gente está hablando muy bien de él».

Aunque «En un bosque muy oscuro», de Ruth Ware, es su recomendación personal.

Antón Pedreira, otro de los libreros apostados en Santiago, ve igualmente «mucha afluencia de gente». «Parece que la gente tiene ganas de leer, la verdad es que estamos muy ilusionados», añade. En su expositor de la Librería Pedreira, vuelan los «Recursos inhumanos» de Pierre Lemaitre, que aborda la crudeza del desempleo en la vida de Alain Delambre, un director de personal sometido al drama de perderlo todo: empezando por algo que hacer. A su lado, yace el «Todo esto que te daré» de Dolores Redondo, el «Códice esmeralda», de Alberte Blanco, o «A ira dos mansos», la novela negra de Manuel Esteban ambientada en Vigo.

En el «stand» de la editora Alvarellos, Sabela Porto, nos recomienda más ejemplos de obras que están insuflando autoestima a la literatura gallega. Nos habla de «Os últimos carballos do Banquete de Conxo», o una colección de textos sobre el Pico Sacro de Lestedo. Aunque para recomendarlos hay que toquetearlos, reconocerlos, abrirlos. Y llegar hasta el final.