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Imagen del convoy siniestrado en Galicia - MIGUEL MUÑIZ

Las cajas negras deberán dilucidar si el tren de O Porriño redujo la velocidad para cambiar de vía

El convoy, de los años 80, descarrila y deja cuatro muertos en Pontevedra. Casi cincuenta heridos en una salida de vía cuyas causas todavía se ignoran

O PORRIÑO (PONTEVEDRA) Actualizado: Guardar
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El «Tren Celta» de las 9 de la mañana partió de Vigo con normalidad para cubrir su itinerario habitual entre la capital del sur de Galicia y Oporto. A bordo, 65 pasajeros, muchos de ellos estudiantes y trabajadores, pero otros tantos turistas extranjeros que aprovechaban esta conexión para, desde Galicia, visitar el país vecino. Apenas veinte minutos después de su salida, a escasos metros de la estación de O Porriño, el convoy frenó bruscamente -según afirmaron varios pasajeros-, chocó primero contra un pilar de un puente de piedra varios metros antes del apeadero y colisionó contra una torreta metálica, deteniendo trágicamente su trayecto. El saldo, cuatro muertos y 48 heridos. La negra sombra de Angrois recorría la conciencia colectiva de Galicia.

Entre las víctimas se cuenta el maquinista, de nacionalidad portuguesa (natural de Ermesinde, en las cercanías de Oporto); el interventor, de unos 56 años de edad y residente en Vigo; un maquinista en prácticas, de la misma ciudad, de 24 años, que falleció de un paro cardiaco en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo; y un turista norteamericano, de California. El joven, que no conducía el tren, tras ser evacuado en helicóptero entró en parada cardíaca y falleció cuando se intentaba reanimarlo ya en el hospital. El resto de las víctimas murieron en el acto y a causa del impacto.

De los 48 heridos, la mayoría son españoles (26) y el resto de hasta ocho nacionalidades distintas: americanos, brasileños, uruguayos, portugueses, argentinos, un británico, un alemán y un chileno. Todos fueron trasladados a distintos centros sanitarios de Vigo atendiendo a la gravedad de sus lesiones. Según el último parte médico, solo 12 permanecían ingresados y no se temía por sus vidas al cierre de esta edición, mientras que el resto fueron dados de alta a lo largo de la tarde.

Causas por determinar

Frente a lo que se pudiera creer, el «Tren Celta» no es una excepción dentro del sistema ferroviario español. Se trata de una máquina diesel que se fabricó en los ochenta y que recorre una vía sin electrificar a ambos lados de la frontera. Renfe la tiene alquilada a la compañía portuguesa Comboios de Portugal (CP), encargada de explotar la línea, aunque la empresa española se encarga de los exámenes y revisiones técnicas pertinentes. Según un informe de Adif de este mismo año, casi la mitad de sus 12.241 kilómetros de vías están sin electrificar, en trazados principalmente regionales en Andalucía, Levante y el noroeste.

El de ayer era un tren de apenas tres vagones con cerca de cuarenta años de antigüedad, aunque el ministro de Fomento en funciones, Rafael Catalá, explicó que el pasado mes de mayo el convoy se había sometido en España a una exhaustiva inspección y contaba con todas las certificaciones y garantías. Además, añadió, que el jueves pasó una revisión rutinaria por parte de la operadora lusa.

El presidente de la operadora lusa, Manuel Queiró, se apresuró a señalar a su llegada a O Porriño que «nada indica que fuera un fallo humano ni de material». «Fueron circunstancias anormales que tendremos que descubrir», anotó. Serán las cajas negras, cuyo contenido se está analizando, las que esclarezcan las causas de la tragedia. La investigación la llevará a cabo la CIAF -la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios, dependiente de Fomento- en colaboración con su homóloga portuguesa, la Gisaf. Según fuentes de Adif, el tren derribó hasta tres catenarias eléctricas de la vía antes de chocar contra la base del puente y tumbar una torreta eléctrica.

Como consecuencia, la cabina quedó hecha un amasijo de hierros. Los trabajos en la zona del siniestro se extendieron durante toda la jornada para descartar que hubiera más víctimas bajo los escombros. Las labores se centraron fundamentalmente en la cabeza tractora, que tuvieron que apuntalar para retirar uno de los cuerpos que quedaron atrapados, al tiempo que se enderezaron los dos vagones restantes semivolcados a la altura del viaducto.

Vía en mantenimiento

En la misma línea que Queiró, pidiendo evitar especulaciones, Rafael Catalá indicó que la vía estaba siendo sometida a un «control rutinario de mantenimiento», de ahí que las primeras informaciones apuntasen a la posibilidad de que dos de los fallecidos fueran funcionarios de la estación, extremo que acabó descartado. Según pudo confirmar ABC, los trabajadores se encontraban en el punto opuesto en el momento justo de la colisión.

Las tareas en curso, según apuntó el ministro en funciones, implicaban una reducción de la velocidad a su paso por la zona del accidente y el desvío del tren a una vía secundaria. En todo caso, descartó que estas medidas, sobre las que se alertó a todos los maquinistas, tuvieran relación con el accidente.

Rajoy, a su llegada al lugar del accidente, el viernes por la tarde
Rajoy, a su llegada al lugar del accidente, el viernes por la tarde - EFE

Desde la Xunta se destacó la celeridad con que los equipos de emergencia llegaron al lugar del siniestro. Según detalló Alberto Núñez Feijóo, en apenas 12 minutos desde que se recibió la primera llamada al 112 se desplazaron a la zona tres UVI móvil, dos helicópteros y 11 ambulancias para atender a los heridos. Además, se activó el programa de cooperación transfronteriza en materia de emergencias (Ariem 112) y se movilizó el Grupo de Intervención Psicológica en Catástrofes y Emergencias (Gipce).

Prioridad, los heridos

Todos los partidos políticos suspendieron ayer los actos del primer día de campaña electoral. Feijóo y varios miembros de su gabinete se desplazaron hasta Porriño. A media tarde llegó el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, que trasladó su pésame a las familias de los fallecidos. Rajoy estableció como prioridades «primero que se recuperen los heridos, segundo restablecer la circulación y, tercero, que las investigaciones en curso -la judicial y la comisión de investigación de Fomento- nos digan cuáles fueron exactamente las causas».

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