Jesús Alonso Iglesias* - Historia Militar de la Comunidad Valenciana

El valenciano Eximeno, el jesuita profesor de ilustres artilleros

«El discurso del religioso puede considerarse como un magnífico ejemplo de fina, ilustrada y elocuente oratoria»

Es poco acertado sustentar la idea, largamente extendida, de la existencia de un antagonismo entre las armas y las letras. Este argumento queda refutado por grandes escritores que durante su vida combinaron la poesía y la prosa con los ingenios de guerra, haciendo buenas las palabras de Garcilaso de la Vega en su égloga 3ª “ Tomando ora la pluma ora la espada” . Entre estos grandes y conocidos escritores podríamos destacar a D. Iñigo López de Mendoza –marqués de Santillana- el cual afirma “La ciencia no embota el fierro de la lanza ni face floxa la espada en la mano del caballero”, como también, nuestro insigne Cervantes que, en su magnífica y archiconocida obra el Quijote y en su capítulo XVIII, defiende el nexo entre ambos conceptos cuando afirma “Nunca la lanza embotó la pluma, ni la pluma la lanza”.

Durante siglos pluma y espada han ido de la mano en multitud de ocasiones; unas veces formando parte de la vida de las personas como ocurrió con G arcilaso de la Vega, Francisco de Aldana, Lope de Vega etc. en otros casos nos encontramos con grandes poetas que como Calderón de la Barca glosan y elogian la milicia y al soldado como en su maravilloso y conocido verso que finaliza “…..que en buena o mala fortuna la milicia no es más que una, religión de hombres honrados”.

Finalmente debemos referirnos a hombres eruditos que impartieron sus enseñanzas a jóvenes cadetes de artillería enseñando materias que les facilitaron el conocimiento de las armas y el uso y manejo de las mismas con la mayor precisión. Nos referimos en este caso al padre Eximeno.

El padre Antonio Eximeno Pujades , hijo de Vicente y de María Francisca nace en Valencia el 26 de Setiembre de 1729, cursando sus primeros estudios en el seminario de Nobles, a la sazón dirigido por los hermanos jesuitas, donde muestra una gran aplicación por las letras.

En 1745 ingresa en la compañía de Jesús y en 1750 imparte clases en el seminario de Nobles de aquellas materias que más le cautivaban como eran la poesía y la retórica, llegando a publicar alguno de sus estudios.

En 1760 experimenta un giro en las materias docentes que hasta ese momento ocupaban su dedicación intelectual y pasa a impartir conocimientos de matemáticas, materia en la que comienza a destacar de forma especial.

En 1761 ocurre un hecho que va a cambiar notablemente su vida. El monarca Carlos III encarga al Teniente General D. Félix Gazola , Inspector del arma de artillería, la creación de una academia para educación, enseñanza y preparación de jóvenes cadetes, la cual se instala en Segovia, concretamente en el Alcázar.

La primera y más importante labor de Gazola, en lo que respecta a la creación del Real Colegio, es la de designar un primer Profesor de grandes cualidades docentes y humanas que se encargue de dirigir y organizar la citada academia. Según escrito dirigido al secretario de Guerra, para su comunicación a su majestad, Gazola le transmite “… Después de muchas averiguaciones e informes creo haber encontrado a la persona más idónea para ocupar el cargo de primer Profesor de la Academia de Artillería y no es otro que el padre Antonio Eximeno , perteneciendo a la compañía de Jesús, que actualmente se encuentra en Valencia…”.

Las cualidades y méritos de Antonio Eximeno se muestran evidentes por el hecho de que fuera aceptado por el monarca para el relevante cargo de Profesor de Matemáticas del Colegio de Artillería a pesar de ser eclesiástico y por ende jesuita en una época en que ya se atisbaba una incipiente animadversión contra esta Congregación como lo demuestra el hecho de que ya se había cumplimentado su expulsión en Portugal y que en 1764 se tomaran la misma medida de expulsión de los jesuitas en la vecina Francia.

El 16 de mayo de 1764 se celebra la apertura del curso de la Academia de Oficiales y cadetes de artillería . La inauguración se lleva a cabo en los salones del Alcázar segoviano y corre a cargo del padre Antonio Eximeno en un discurso que titula “Estudio de la teórica para el desempeño en la práctica al servicio de su Majestad”. El discurso del religioso puede considerarse como un magnífico ejemplo de fina, ilustrada y elocuente oratoria admirado de tal manera por todos los asistentes al acto que el mismo Conde de Gazola insta a Eximeno a que lo pusiera en limpio para presentarlo a su Majestad.

La academia inicia el curso con aproximadamente 600 alumnos entre los que merecería destacar a D. Tomás de Morla , famoso artillero, investigador y escritor militar, autor de un magnífico Reglamento sobre la artillería complementado con una serie de láminas muy esclarecedoras.

A partir de entonces, el padre Eximeno dedicó todo su saber vigor y buen criterio a la enseñanza de las ciencias exactas, principalmente el cálculo aritmético, Algebra, Geometría etc. Todo ello sin descuidar su buen consejo en el comportamiento, subordinación y modales de los jóvenes cadetes, interviniendo plenamente en sus estudios, exámenes y formación ética.

Antonio Eximeno ABC

A estas tareas se dedicó el Primer Profesor durante los años que siguieron hasta que en 1767 ocurre en España un suceso de capital importancia que cambia el curso del país y al tiempo y de forma radical la vida de Antonio Eximeno.

El monarca Carlos III, como consecuencia de la Pragmática Sanción de Abril de 1767, dispone la expulsión, de todos los territorios de su reino, de todos los miembros de la compañía de Jesús, convirtiendo a todos los jesuitas en victimas de flagrantes insidias dirigidas contra los discípulos de San Ignacio de Loyola.

El Capitán General de la región, Conde de Aranda , emite un despacho en el que informa que Antonio Eximeno, como jesuita que es, está comprendido en la citada expulsión, al igual que el resto de religiosos de la misma congregación que se hallen también afincados en Segovia.

Por tal motivo el padre Eximeno es embarcado desde Galicia rumbo a Italia donde en Córcega primero y en los Estados Pontificios después fija su residencia de forma presumiblemente temporal, dedicándose con ahínco al estudio de de temas filosóficos, matemáticos e incluso musicales. Tal fue su dedicación a esta última disciplina que en 1774 publicó una obra titulada “del origen y regla de la música, su progreso….”, así como otras publicaciones como “Institutiones Philosophicae et Mathematicae”, o “Don Lazarillo Vizcardi”.

A finales de 1798 vuelve a España estableciéndose en Valencia. Sin embargo es vuelto a expulsar a finales de Junio de 1801, a pesar de haberse convertido en seglar desde años atrás.

Vuelve a Italia estableciendo su residencia en Roma. El 9 de Junio de 1808, recién comenzada la guerra de la Independencia, muere a la edad de 79 años.

*Jesús Alonso Iglesias es miembro del Grupo de Historia Militar de la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).

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