Imagen de los efectos de la sequía en la provincia de Alicante
Imagen de los efectos de la sequía en la provincia de Alicante - JUAN CARLOS SOLER
El problema del agua

La sequía arruina al sector agropecuario valenciano con pérdidas de 245 millones de euros en un año

Los embalses de la región pierden 220 hectómetros cúbicos de agua respecto a 2015 y caen al 21% de su capacidad

VALENCIA Actualizado: Guardar
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Los embalses de la Comunidad Valenciana siguen sin tocar fondo. En la actualidad, apenas guardan el 21 por ciento de su capacidad, con apenas 521 hectómetros cúbicos de agua (220 menos que la misma semana del año anterior), de acuerdo con los datos facilitados por el Ministerio de Medio Ambiente.

Esta situación, derivada de la ausencia de lluvias y de la escasez de recursos externos, ha propiciado que el Gobierno prorrogue por un año los decretos de medidas urgentes para mitigar las consecuencias de la sequía en las cuencas del Júcar y del Segura.

Al respecto, los efectos de la pertinaz sequía, que se prolonga ya por cuarto año consecutivo en tierras valencianas, sobre el sector agropecuario son cada vez más ruinosos.

Un informe elaborado por los servicios técnicos de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), a partir de las últimas inspecciones sobre el terreno del estado que presentan los cultivos, permite cifrar en 245 millones de euros las pérdidas ocasionadas en la agricultura y la ganadería de la Comunitat Valenciana por este continuado déficit de lluvias.

Si bien el desastre es generalizado, el ranking de la devastación está encabezado por los cítricos, donde los sobrecostes que implican la necesidad de realizar más riegos, la incidencia de las plagas y el aumento del desembolso para combatirlas, así como los problemas de calibre detectados, arrojan unas pérdidas globales de 147,5 millones de euros. Sin embargo, y en términos globales, son las producciones de secano las que se están llevando la peor parte. Así, en el olivar se aprecia un descenso en los rendimientos del arbolado del 45%, una caída de la producción de 72.000 toneladas y una disminución de los ingresos de 38,3 millones de euros, mientras que en el viñedo las pérdidas económicas ascienden ya a 23,4 millones. Tampoco se libran de la devastadora incidencia de la sequía los frutos secos, con unas pérdidas acumuladas de 14,7 millones, ni los cereales, con un quebranto económico de 2,6 millones de euros.

Por su parte, los ganaderos también se han visto en la necesidad de hacer frente a los problemas derivados de la falta de agua, que se ha traducido en una desaparición paulatina de los pastos y en la necesidad de incrementar, en el caso del ganado ovino y caprino, los gastos en piensos para poder alimentar debidamente a los animales. En cuanto al sector apícola, la sequía ha contribuido a diezmar en un 20% la población de abejas y a provocar unas pérdidas de 3 millones de euros.

Durante el último año hidrológico la Comunitat Valenciana ha sufrido un déficit de precipitaciones un 40% superior a la media histórica, lo que convierte al presente ejercicio en el segundo más seco del último medio siglo. “Ante una situación excepcional se impone la adopción de medidas excepcionales”, sintetiza el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado. Por eso, esta organización agraria ha remitido un escrito a los ayuntamientos valencianos solicitando que en sus plenos aprueben medidas de apoyo al sector agropecuario y trasladen sus demandas al respecto a las administraciones central y autonómica.

Las cuatro peticiones planteadas son la aplicación de un módulo cero en la declaración del IRPF correspondiente a 2016, la exención del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) Rústico, la puesta en marcha de créditos bonificados para todos los agricultores y ganaderos afectados por la sequía y, finalmente, el establecimiento de un plan de ayudas específicas por hectárea.

“Se trata de medidas que es preciso aprobar urgentemente –explica Aguado– ante la gravedad de lo que está sucediendo y esperamos que el Ministerio de Hacienda use criterios claros y sensatos y no se olvide, como le ocurre todos los años, de incluir a todos los pueblos que están padeciendo esta coyuntura. En cualquier caso, el déficit hídrico de la Comunitat Valenciana es un problema estructural que habrá resolver con una política de Estado valiente, decidida y realista que permita dar agua al que, como nosotros, se está muriendo de sed”.

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