ALICANTE, CUENCA, MALLORCA E IBIZA

Once condenados a penas de hasta cuatro años de cárcel por prostituir a inmigrantes

La trama engañaba en Paraguay a las mujeres prometiéndoles trabajar de camareras y luego las explotaban en clubes de alterne

ALICANTE Actualizado: Guardar
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Un tribunal de Alicante ha impuesto penas de cárcel de hasta cuatro años a once integrantes de una red de trata de blancas que explotaba a inmigrantes paraguayas en clubes de alterne de distintas provincias, como Cuenca, Mallorca e Ibiza, además de la alicantina.

Durante el juicio, celebrado en la sección décima de la Audiencia Provincial, diez de los procesados se declararon culpables y han sido condenados a entre nueve meses y un año y nueve meses de cárcel.

Por su parte, un undécimo procesado, Marcos M.F., quien lideraba esta red, negó todas las acusaciones pero el tribunal le ha condenado a cuatro años, un mes y quince días de prisión por delitos de asociación ilícita, proxenetismo y contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.

La sentencia, facilitada hoy por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), establece que los once acusados formaban un grupo delictivo "estable y permanente" que perseguía "lucrarse mediante la explotación sexual en España de mujeres, principalmente procedentes de Paraguay".

Durante 2005 y 2006, la banda reclutó a cinco víctimas en Paraguay y las introdujo como turistas en España, donde las repartió en cinco locales de alterne ubicados en Casas de los Pinos y El Provencio (Cuenca), Villena (Alicante), Palma de Mallorca e Ibiza.

Los principales encausados les prometían que iban a trabajar como camareras o bien les contaban la realidad de sus empleos, que ellas acababan por aceptar por sus necesidades económicas. Una vez en los clubes, según la sentencia hecha pública este lunes, les comunicaban que debían acostarse con clientes para pagar la deuda que habían contraído por su viaje a Europa, al tiempo que les retiraban los pasaportes.

Las víctimas debían pagar una cantidad diaria por su alojamiento y manutención, así como comisiones al propio club por las copas que tomaban sus clientes.

El líder del grupo era administrador o socio de tres mercantiles con las que gestionaba cuatro de estos locales de alterne donde las mujeres eran explotadas. La red de proxenetas imponía a las inmigrantes multas económicas si se ausentaban del club sin autorización y algunas de ellas eran utilizadas para captar en su país a otras posibles víctimas.

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