Marzà, el sublevado

Una de las principales misiones de los políticos que ejercen el gobierno, es la de facilitar nuestro día a día. Sí, la vida de los ciudadanos. Cuando esta máxima se tuerce o tergiversa -siendo sinceros, ocurre casi siempre- el divorcio entre el votante y el elegido es inminente, y en próximas elecciones se renueva la confianza o se finiquita. El Sr. Marzà ha decidido convertirse en un político-problema para la Comunidad Valenciana.

El conseller de Educación es ahora ya, un obstáculo para los padres, los alumnos, y los profesores de todos los colegios e institutos de la Comunidad Valenciana. Vicent Marzà es un creador de situaciones conflictivas y no de soluciones, es el gran fiasco del tripartito en la Generalitat Valenciana y ahora el TSJ le dice que basta ya de numeritos y que finalice el conato de desobediencia sobre la suspensión del decreto del plurilingüismo.

Cinco días tiene Marzà para comunicar al Tribunal, que ha entendido que en el próximo curso, su parodia educativa no va a efectuarse. Sin embargo el “compromita” muestra poco respeto por la Justicia y por las instituciones, dejando claro una vez más, que su superioridad moral le legitima, y que su política está por encima de las decisiones de jueces y de las opiniones de la mayoría del sector de la enseñanza. ¿Seguirá Marzà con la sublevación? ¿Se asustará cuando otro documento con el sello y timbre del Estado y del Poder Judicial le diga: hasta aquí pajarito? Veremos.

Cada vez que un personaje de esta índole -sí de los jovencitos y de la nueva política- actúa de esta manera tan déspota, analfabeta y miserable, echo de menos a los de la vieja política, a los que colocaron Valencia y su pueblo en el lugar merecido, y este sentimiento no me ocurre sólo a mí, pregunten al que tengan al lado ahora mismo, se sorprenderán. La distancia entre los actores del Pacto del Botánico y la sociedad, es ya abismal. Que así siga siendo…