Reseña«La leyenda de Isabel I de Castilla»: el ensayo de Maruxa Duart sobre el pensamiento de la mujer

«La autora siente la necesidad de explicar la situación interior de Castilla desgarrada por las luchas nobiliarias»

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La escritora valenciana Maruxa Duart ha publicado recientemente su última obra, «La leyenda de Isabel I de Castilla. Cómo se construye un pensamiento», en la colección «Cotté Femmes» de la editorial francesa INDIGO, a cargo de la editora Milagros Parma.

La autora del libro, Maruxa Duart Herrero, investigó varios años en este interesante ensayo estructurado en una introducción y dos partes. Pero lo cierto es que la primera parte da luz a la segunda y conforma su coherencia, ya que no es esta obra una mera historia al uso.

La escritora, desde mi punto de vista, elige a una mujer como base para reflexionar y dar a conocer cómo se construye un pensamiento. Al mismo tiempo, en la introducción comienza ya su análisis sobre la mirada misógina que, a lo largo de la historia, han puesto en la mujer, filósofos, historiadores, poetas, clérigos, y en general, el pueblo que, constituido también por mujeres, éstas se dejan conducir por los hombres, a veces, en contra de ellas mismas.

Se apoya para ello en ideas de Aristóteles, Ovidio, Estrabón, Dante, etc. La mujer, pues, como persona, ha sido vejada, vituperada, y privada de libertad por la sociedad, por la familia y por la iglesia.

En todas las sociedades patriarcales se ha considerado a la mujer como un ser inferior, incapaz de realizar actos positivos. La autora se detiene por ello en la faceta negativa de la mujer bruja y hechicera. En realidad, las mujeres impedidas de participar en el mundo cultural de los hombres, se refugiaron en las prácticas míticas de la antigua sociedad patriarcal convertida en infracultura.

En la actualidad, aunque creemos ya que la mujer es dueña de su vida, en algunas sociedades orientales y musulmanas, tampoco lo es. Todos conocemos hasta donde se llega con la Ley de La Sharia.

Maruxa Duart, denuncia en todos los momentos históricos, la brutalidad del hombre contra la mujer; denuncia los partos con testigos de la reina, y al mismo tiempo, y como contraste, pone de manifiesto los ardides que las mujeres han de emplear para conseguir lo que quieren, los engaños y las infidelidades que cometen, en especial, las de clase humilde. “La ley – escribe la autora( p.83) es simplemente con la mujer”.

En los Fueros Castellanos se ordena la vida de la mujer manceba sin tener en cuenta ni su psicología, ni sus necesidades primarias, así como la de los hijos de los clérigos que no pueden heredar. En este sentido, destaca Maruxa Duart, también, las Leyes de Toro.

Y así a lo largo de estos cuatro capítulos de la primera parte, se puede apreciar bien la relevante cuestión de si una mujer que va a reinar posee la legitimidad para ello y a la vez categoría humana e intelectual que le permita desenvolverse como le corresponde.

La segunda parte del libro está formada por siete capítulos y la escritora nos introduce de pleno en la figura de Isabel I. Al igual que en otros tiempos y culturas, se rodea su nacimiento de premoniciones y acontecimientos maravillosos propios del imaginario popular y que auguran la llegada al mudo de un personaje, en cierto modo, salvífico. Con palabras de la autora “la entronización de lo divino y lo real es imprescindible” (p.168). Incluso en su matrimonio con Fernando observa aspectos similares y resalta “la teologización del poder regio” (p.164) y el valor de las mujeres reinas. La mayoría de estos presagios, sus autores los toman de las escrituras biblícas y de la mitología y la literatura clásica y su finalidad es legitimar el origen divino de la monarquía.

Maruxa Duart, magnífica historiadora, se apoya en citas históricas de gran interés, porque la mayoría son anteriores a Isabel I o de su misma época, lo que supone una visión de la reina propia de la mentalidad de su tiempo; se basa también en escritores posteriores que enriquecen la perspectiva anterior, desde el enfoque de una historiografía moderna, que se supone más crítica con este personaje histórico tan controvertido.

Las circunstancias en que es educada con sobriedad, dureza y falta de afectividad están perfectamente descritas en el ensayo, así como la educación letrada que recibe y las virtudes que se le inculcan. No extraña, pues, que se presente a lsabel como una persona religiosa, culta, amante del arte y segura de sí misma. Y más adelante, preocupada de la educación de sus hijos y aconsejada por sus confesores, en ocasiones, comportándose con demasiada rectitud.

Cuando mueren sus hermanos toma una de las grandes decisiones de su vida: intitularse como princesa heredera, oponerse a la Beltraneja y llegar a ser Reina de Castilla como hija de reyes que es. La segunda decisión fue casarse con Fernando por amor. Las fiestas y faustos de los esponsales están brillantemente descritos. De ahí que surjan leyendas populares en torno a Isabel como mujer.

Desde el punto de vista político, los Reyes Católicos representan la implantación en España de la Modernidad. Por ello la autora siente la necesidad de explicar la situación interior de Castilla desgarrada por las luchas nobiliarias y haga una incursión en la política internacional. Aunque para instaurar el estado moderno se tuviera que pagar un peaje de nefastas consecuencias para el futuro. En una época en que aún no se había logrado el concepto de nación ni el de soberanía nacional que solo se alcanzará tras la Revolución Francesa, el estado moderno iba a basarse en la monarquía absoluta, cuyos principios ideológicos proceden de Italia y se basan en la unidad del pensamiento religioso, cuya consecuencia es la persecución de las minorías que se resisten a asimilarse.

Es necesario e imprescindible conocer y leer este libro tan completo no solo por la cultura que aporta, sino por la visión amplia de los Reyes Católicos, que tampoco están exentos, según su autora, de castigar con exagerado rigor.

El último capítulo, referente a su testamento es interesante desde puntos de vista religiosos, humanos, materiales… e incluso amoroso con el rey Fernando. Se termina el capítulo con la frase que la reina a punto de morir dedica a su esposo: “…le digo que le espero” (p.273).

En cuanto a las conclusiones que extrae la escritora están estrechamente vinculadas a los planteamientos iniciales sobre la construcción de la Leyenda de Isabel I de Castilla. Son muy ricas y abren nuevos caminos de investigación sobre muchos aspectos de la reina y de la sociedad de su época.

Las fuentes bibliográficas están perfectamente referenciadas y organizadas para que cualquier apasionado por este tema pueda seguir adentrándose en el mismo cada vez más profundamente.

Únicamente me resta darle mi enhorabuena más sincera a Maruxa Duart y aconsejar a los buenos lectores que no dejen de leer este libro con la misma pasión con que la autora lo ha escrito y nos ha contagiado.

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