Árboles secos por falta de agua en la Vega Baja alicantina
Árboles secos por falta de agua en la Vega Baja alicantina - JUAN CARLOS SOLER
CLIMATOLOGÍA

De la gota fría a la sequía extrema

La Comunidad Valenciana acumula ocho años sin episodios de lluvias torrenciales y se ve abocada a las restricciones

VALENCIA Actualizado: Guardar
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El mes de octubre se ha cerrado en la Comunidad Valenciana con un 57% menos de lluvia de lo habitual y en algunos puntos la merma ha alcanzado el 85%. Poco que ver esta realidad de sequía extrema con las riadas que han asolado el mismo territorio de forma recurrente durante este mismo periodo del año por el fenómeno de la gota fría. Y vuelve a surgir el temor por posibles restricciones, que a finales del verano y principios de otoño ya se vivieron en el municipio alicantino de Tárbena.

De hecho, estadísticamente se trata del mes con más precipitaciones en esta autonomía y en el que se suelen registrar lluvias torrenciales asociadas a temporales de Levante, una circuntancia que, en cambio, lleva sin producirse con estas características desde el año 2008, según explican los responsables de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

La ausencia de agua se ha revelado especialmente acuciante en los últimos cuatro años, en los que además de no haber un temporal generalizado en todo el territorio en octubre, los datos acumulados finales no han alcanzado ni la mitad de lo que suele ser normal, con la excepción de 2015, cuando superó ligeramente ese umbral, aunque sin llegar al 60%.

Este año, solo se han producido algunos chubascos de corta duración, y las cantidades recogidas solo permiten concluir que ha sido un mes con más nubes que lluvia. En el acumulado de octubre, los registros más altos se han observado en la zona litoral de la Marina Alta, y en zonas dispersas del interior sur de Valencia.

El mes ha sido muy seco en el 2% del territorio; seco en el 45%; húmedo en el 3% y pluviométricamente normal en el 50%.

Pantanos tocando fondo

Otro indicador de esta «sed» que sufre la naturaleza en la Comunidad Valenciana se puede apreciar en los niveles de los pantanos. En la cuenca del Júcar, la reserva está en 868 hectómetros cúbicos, tan solo un 26% de la capacidad total y nada menos que 323 hectómetros menos que en la misma semana de hace un año, cuando quedaba un 35% del volumen posible.

Más al sur, la realidad en la demarcación del Segura todavía es peor, con los embalses casi a la mitad que en noviembre de 2015: exactamente quedan 252 hectómetros (22%) frente a 463 hace justo 12 meses (40%). Es decir, que la zona que depende desde hace décadas de los trasvases del Tajo se encuentra en mínimos históricos.

Ambas cuencas están bajo las regulación de sendos decretos de medidas extraordinarias aprobados por el Gobierno con el fin de abastecer el suministro de agua.

Río Girona tras desbordarse por la «gota fría» en octubre de 2007
Río Girona tras desbordarse por la «gota fría» en octubre de 2007 - JUAN CARLOS SOLER

Contrasta este paisaje con el que dejaron, en infinidad de ocasiones, las lluvias en tromba por la «gota fría», por ejemplo, algunas de las más recientes, en la década pasada, como la registrada despidiendo septiembre de 2009 en Valencia, cuando cayeron de golpe 150 litros por metro cuadrado. O la -por fortuna- marca difícil de repetir de hasta 400 litros caídos en puntos de la comarca de la Marina Alta alicantina en octubre de 2007. Y remontándose más en el tiempo, ese mismo mes de una década antes, en 1997, resultó trágico con una riada que causó víctimas mortales en la ciudad de Alicante.

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