Imagen del maestro Enrique Ponce
Imagen del maestro Enrique Ponce

Fallas 2017Toros y Fallas

La pasión valenciana por la Fiesta se ha traducido, a lo largo de los años, en una sucesión de notables matadores

VALENCIA Actualizado: Guardar
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En nuestra gran fiesta popular, mediterránea, que hunde sus raíces en el culto al fuego y en el júbilo colectivo por la llegada de la primavera, ocupan también lugar importante los festejos taurinos. Con un dato básico: la Feria de Fallas es la puerta simbólica que abre la temporada .

Una actuación feliz o desafortunada, en esa Feria, marca con su sello cómo afrontan la temporada los diestros. Saben ellos de sobra que «el que da primero, da dos veces». Si a eso unimos el carácter apasionado y cordial del público valenciano, es evidente que todos los toreros desean actuar en la Feria de Fallas.

En la Edad de Oro del toreo, la más importante era la Feria de Julio: en ella triunfaron rotundamente Rafael el Gallo, Joselito y Belmonte.

En 1922, Ignacio Sánchez Mejías culminó su temporada toreando las siete corridas seguidas de la Feria de Valencia. (¿Qué torero actual haría eso?). Como anécdota, estando delante de un Miura, sacó del bolsillo de la chaquetilla un pañuelo y, tranquilamente, se secó el sudor…

Se considera la primera corrida de Fallas la que tuvo lugar el 19 de marzo de 1921, con Saleri II, Chicuelo y Granero. Todavía el 20 de marzo de 1934 escribe don Gregorio Corrochano, en ABC: «Las Fallas ya no es solamente fiesta regional, sino que va extendiéndose, ampliándose. No tardará mucho en ser una fiesta llamativa y de gran turismo, que constituya una semana de recreo, a poco que se la ayude…» (Hace un par de años, Paco Delgado y Vicente Sobrino organizaron una importante exposición sobre la historia de esa Feria).

Una plaza céntrica

Un elemento decisivo para su éxito es la céntrica ubicación de la Plaza, diseñada, a mediados del XIX, por el arquitecto Sebastián Monleón, que se basó en el modelo clásico del Teatro romano de Marcelo.

Las sucesivas reformas (incluídos los asientos con respaldo de buena parte del tendido) la han convertido en una de las más cómodas que existen. Su situación, al lado de la estación de trenes, permite que acudan a los festejos aficionados de los pueblos cercanos, que aportan su sensibilidad popular.

Pasión por la Fiesta

La pasión valenciana por la Fiesta se ha traducido, a lo largo de los años, en una sucesión de notables matadores de la tierra.

Sin ser exhaustivos, hay que recordar, en los comienzos, a los infortunados Fabrilo y Manuel Granero; en la preguerra, a Vicente Barrera, Enrique Torres y Rafaelillo; después de la guerra, El Choni, Villanueva, El Turia, Ricardo de Fabra, Julián García, El Califa. Más recientemente, la competencia entre El Soro, el nuevo Barrera y Enrique Ponce (el gran maestro actual) se ha vivido con pasión; después, Manolo Carrión, la actual promesa que es Román…

No olvidemos la importantísima tradición valenciana de los toreros de plata, que podemos representar en el inolvidable Manuel Montoliú (hijo de picador, padre de benderillero y de picador), al que se dedica este año la Feria, a los 25 años de su muerte.

Y de algo también muy enraizado en esta tierra y nada desdeñable, los grandes toreros cómicos: Don Tancredo, Llapisera, Arévalo, El Bombero Torero, Don Canuto…

El pueblo valenciano ha sido siempre muy festero y muy amante de la música. Una efemérides importante es la que tuvo lugar en la Plaza de Valencia en la corrida de la Prensa de 1905, cuando se estrenaron cuatro pasodobles del maestro Lope , dedicados a Gallito (a Gallito Chico, no a Joselito el Gallo), Dauder, Angelillo y Vito, que se han incorporado al repertorio habitual.

También se escucha en muchas Plazas el pasodoble de «El gato montés» («Sí, torero quiero ser»), del maestro Penella, la obra recuperada hace poco por Plácido Domingo, en recuerdo de sus padres, que la cantaban. Y «Pepita Greus», del maestro Pascual Pérez Choví, de Carlet.

Los hitos de la Feria

A lo largo de los años, la Feria de Fallas ha vivido hitos muy emocionantes: la pasión por Manolete; la doble alternativa de Aparicio y Litri , con un sorteo previo para determinar el orden de antigüedad; la dura competencia de Luis Miguel y Antonio Ordóñez, que Hemingway bautizó como «El verano sangriento»; la revelación del «Niño sabio» Paco Camino y del joven maestro José María Manzanares padre… Para los aficionados de cierto edad, ¡cuántos recuerdos!

Este año, veremos siete corridas de toros, una de rejones y dos novilladas con picadores. Salvo Morante y Garrido, acuden todas las figuras; las ganaderías son las más demandadas, actualmente . Todo hace suponer que vamos a vivir nuevos momentos de esa jubilosa pasión taurina a la que tiende nuestro pueblo.

Y yo recordaré, una vez más, al valenciano Rafael Duyos, cantando a Granero: «Toda Valencia quedó / prendida en tu breve talle / cuando por ruedos de Iberia / tu recuerdo paseaste, / hecha mayo siempre en flor / en tu capote fragante».

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