Juan Zumalde - VERLAS VENIR

La cola del pan

«A esta ciudad no la va a conocer, como diría Alfonso Guerra, ni la madre que la alumbró»

Juan Zumalde
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La mañana del pasado domingo fue un poco rara. Paseaba por el centro de Valencia aprovechando el otoño que no llega y me encontré con una ciudad tomada por los grupos de turistas que hacían casi imposible el tránsito en la zona de las plazas de la Virgen y de la Reina. Y era curioso porque junto a establecimientos de hostelería en los que no se podía entrar ni de canto, había otros, en principio tan atractivos como los primeros, en los que no había un alma. A pesar de que por su puerta pasaban miles de personas por segundo. Igual que por la puerta del atiborrado.

La fisionomía de la ciudad está cambiando. Si se fijan en la calle San Vicente, entre la plaza de la Reina y la del Ayuntamiento, apenas quedan un par de comercios históricos y todos los demás han sido sustituidos por locales de tapas.

Sitios en los que por un par de euros te tomas una cerveza y un pincho, como si estuvieras en el Casco Viejo de Bilbao. Locales que fían su éxito a la rotación de clientes, no al valor añadido.

Capítulo aparte merecen los locales que había hasta no sé cuándo pero que ahora han desaparecido del mapa. Me refiero a los de venta de artículos y sobre todo recuerdos de carácter religioso.

En fin, que a esta ciudad no la va a conocer, como diría Alfonso Guerra, ni la madre que la alumbró. Y esto no es bueno ni malo, es lo que es y, seguro, es para bien. No se vayan a pensar que soy un nostálgico.

Pero en mi recorrido dominical lo que me termino por romper la cabeza fue la cola del pan que se formó en la misma plaza del Ayuntamiento. Una degustación gratuita de los excelentes panaderos que tenemos en la ciudad.

Y pensé que tanta modernidad es lo que tiene. Cambia nuestro mapa comercial, inunda nuestra ciudad de turistas (¿no empiezan a ser demasiados?) y nos hacen colas del pan. Igual para que no olvidemos de dónde venimos.

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