Viñeta que Ibáñez ha creado para la Viniteca de Quim Vila
Viñeta que Ibáñez ha creado para la Viniteca de Quim Vila - ABC

De la rue del Percebe a la rúa del vino

Francisco Ibáñez ilustra el catálogo navideño de la Viniteca de Quim Vila

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Además de suministrar los mejores vinos que se catan por estos pagos, Quim Vila lleva veinticinco años encargando sus catálogos a relevantes artistas españoles. La lista se abrió en 1992 con Perico Pastor, para ampliarse con Pomés, Armenter, Mariscal, Artigau, Guinovart, Arranz-Bravo, Llimós, Medina-Campeny, Labanda, Rasero, Santi Moix, Amat, Chancho, Arroyo, Galofré, Luis Gordillo, Milo Manara, Moebius, García Sevilla, Bosco Sodi y Antonio López. Del artista manchego, Vila destaca su austeridad y «el amor por el mundo del vino en un hombre que bebe zumo de limón con agua».

A Vila ya le están pidiendo que monte una exposición con los originales de sus catálogos. Y nada mejor que conmemorar el veinticinco aniversario con una gran viñeta del gran Ibáñez,

viejo conocido de la familia. La relación con el dibujante, explica el enólogo, se remonta a los primeros años sesenta: «La señora Evangelina, la tía de Ibáñez y fiel clienta del Colmado Vila, comentaba que su sobrino se dedicaba a dibujar historietas en el Pulgarcito como las de Mortadelo y Filemón...».

El catálogo de Ibáñez para la Viniteca convierte la calle Agullers en una sucursal de la rue del Percebe: una tienda abarrotada con sus criaturas de historieta: Mortadelo con barretina bebe en porrón con una ristra de morcillas que cuelga de su brazo y Filemón lo observa con cara de mala leche y una copa en la mano; Rompetechos, con su vista habitual, está a punto cargarse la botellería de caldos franceses que cuestan un ojo de la cara como los châteaux Cheval Blanc, Lafleurs y Angélus; un hipopótamo pisa las uvas del Extra Hippopotameâux y los «espavilats» del barrio de la Ribera se dedican a «distraer» vino de un barril del que se beneficia todo quisque.

Otilio se pone ciego de comer y la portera de rue del Percebe también va a lo suyo, mientras que el labriego habitual de la calle ha convertido la acera (vorera) en los viñedos de «vinya Vorerarux». Una aglomeración que recuerda a los grabados de Opisso y que viene a enriquecer la vieja relación de los Vila con Ibáñez. Toda una apuesta por el maridaje entre los vinos y el arte.

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