Antonio Flores y Álvaro Mantero
Antonio Flores y Álvaro Mantero - ABC

El fino La Cala, nuevo hermanamiento entre Andalucía y Cataluña

La creación de González Byass y el cocinero Albert Adrià refuerza la colección de productos gourmet para el aperitivo

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Blue Fine es un abracadabra, una palabra cabalística a la que se atribuyen efectos mágicos más allá de suponer la marca de un "coupage" de cava catalán de las bodegas Mestres. El primer sortilegio blufinero se perpetró en junio de 2014, cuando 120 cocineros, bodegueros, jamoneros y propietarios de colmados de delicatesen catalanes fueron recibidos por sus homólogos gaditanos con el nexo gastronómico del atún rojo salvaje de almadraba.

Entre los amores a primera vista que se produjeron en aquel viaje, destaca por sus fructíferos resultados el hermanamiento entre González Byass, una bodega familiar fundada en Jerez en el año 1835, y el chef catalán Albert Adrià, uno de los más influyentes del panorama nacional.

El fruto del nuevo hermanamiento catalano-andaluz, tras dos años de sesiones de cata y selección en bodega "a pie de bota" protagonizadas por Antonio Flores, "master blender" de González Byass y mejor enólogo de vinos generosos del mundo, y el equipo de La Cala de Albert Adrià, encabezado por Álvaro Montero, han dado como resultado Fino La Cala, un vino de Jerez que evoca el tradicional "aperitivo" entendido desde el respeto a la tradición, pero con salpicones de creatividad y, sobre todo, pasión.

El "Parker" de los finos

Beber fino vuelve a estar de moda en el norte del sur de Europa. Igual ocurre con el aperitivo, el vermut de toda la vida que Albert Adrià ha recuperado a través de una treintena de productos gourmet bajo el paraguas de la marca La Cala, a la que el icono de nuestra gastronomía ha transferido su creatividad e ingenio.

Con Fino La Cala, la fusión entre aperitivo, tapa, conserva y cocina que se ofrece en la cuidada gama de alta calidad respaldada por reputados conserveros y fabricantes, se riega desde ahora con un fino apto para todos los públicos.

Los creadores de Fino La Cala han logrado lo que podría denominarse el "Parker" de un generoso. Sin tener nada que ver con el estadounidense Robert M. Parker, considerado uno de los críticos de vino más influyentes del mundo, Fino La Cala posee un marcado carácter cosmopolita y guarda la esencia del vino de Jerez, pero se muestra abierto a todos los paladares. Es el fruto del "cabeceo" de finos procedentes de las soleras de González Byass; un resultado que va desde la impronta vigorosa de los "sobretablas" a la riqueza del fino con toques de vanguardia. Todo ello en busca del aperitivo jerezano perfecto con el que acompañar un festín revival vermutero.

La nota de cata apunta lo limpio y brillante de su intenso color oro con toques verdosos, con una nariz punzante y fina, con recuerdos a levadura, almendras, mar y algas secas. En boca, este fino resulta amable, ligero y fresco, con un rico final amargo y salino perfecto para acompañar la propuesta gastronómica de La Cala de Albert Adrià, que desde Barcelona y con la única identidad vermutera, es capaz de hermanar gastronomías y gustos a través de la fusión del aperitivo, la tapa y la conserva.

El triunfo del vermut

La marca de Albert Adrià y su brazo comercial Álvaro Montero, actúa como paraguas para una treintena de productos que se encuentran en grandes superficies como el espacio gourmet de El Corte Inglés, charcuterías selectas, colmados de delicatesen, bodegas, bares, restaurantes y hoteles. La Cala simboliza el regreso a lo bueno y a los productos de calidad. Porque Albert Adrià proclama que le gustaría morir en una vermutería.

La cumbre catalanogaditana del 2014, con la bailaora Sara Baras de madrina, tuvo su continuación el pasado junio en Barcelona, con una fiesta de tapas y rumba a cargo de Los Manolos en el Hotel W. Al igual que el estrecho une el Atlántico y el Mediterráneo, el hermanamiento de aquella expedición culinaria con la gaditana ha supuesto, además de estrechar las relaciones, el revival del aperitivo nacional, a través de una marca de origen barcelonés, con identidad vertumera y con un talante capaz de traspasar fronteras, paladares y corazones. Hasta el punto de que el cronista que firma estas líneas proclama su pertenencia blufinera.

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