La plaza del Sortidor, uno de los lugares de referencia del barrio
La plaza del Sortidor, uno de los lugares de referencia del barrio - INÉS BAUCELLS

Poble Sec, un barrio refugio

Este barrio de Barcelona tiene fama de ser refugio de artistas desde su formación

BARCELONA Actualizado: Guardar
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A mediados de julio, las fiestas del Poble Sec anunciaban el inicio de las fiestas populares de verano de los barrios de Barcelona. Conciertos de músicos locales (sí, aún sobreviven a los recortes), puertas abiertas de talleres y galerías que han crecido sin más ayuda pública que el propio público y comilonas agroecológicas (¿agro qué?), son tan solo algunas de las joyitas que dejan la memoria estas fiestas desde hace algunos años.

Aquí no hay los despliegues parafernalios de Gràcia; no por ello, los vecinos del «pueblo seco» son menos aguerridos o reivindicativos. De hecho, el barrio tiene fama de ser refugio de artistas desde su formación. Bienvenidos a un pedacito de Barcelona al que los turistas apenas se asoman tímidamente, a un barrio genuino, bienvenidos al Poble Sec.

Antes de la caída de la muralla, aquí había huertos que alimentaban a la ciudad. Tras su derrumbe, Poble Sec se queda fuera del plan Cerdá, por encontrarse a los pies del Castillo de Montjuïc y al alcance de sus cañones. No por ello se deja de construir ahí, aunque sin un trazado (ya desde entonces, el barrio iba por libre). Desde principios del siglo XX hasta la década de los 70, el barrio fue refugio de los artistas que se presentaban en los teatros del Paral.lel. Durante la guerra civil, por el peligro de los mencionados cañones, el refugio 307 arropa a los vecinos (actualmente se puede visitar).

Desde antes de la transformación de Montjuïc de cara a la exposición de 1929, la montaña era un espacio en donde periodistas, políticos y gastrónomos se reunían para «arreglar el mundo» en las reuniones de la Colla del Arrós, que tenía un edificio (derribado durante la guerra) a un costado de la Font del Gat. Joan Manuel Serrat y Jaume Sisa, vecinos de la calle Poeta Cabanyes, son producto del aire reivindicativo y artístico de este barrio que a pesar de la decadencia y olvido en los que cayó durante las décadas de los 80 y 90 no solamente no ha muerto, sino que late cada vez más fuerte.

En su momento, al barrio llegaron inmigrantes del sur de Cataluña y España, más tarde arropó a inmigrantes de Asia y América Latina. Actualmente, el barrio se enriquece de inmigrantes de todo Europa y Latinoamérica. La gente lo elije por su ubicación, que aunque cerca del centro sigue manteniéndolo aislado de las marabuntas turísticas. También influyen sus precios ajustados y que su oferta de cultura, ocio y gastronomía (fruto de esa mezcla cultural) no para de crecer. En los últimos dos años, Sant Antoni contagió a su vecino y lo que inició con unos bares de pinchos bien montados en la calle Blai se ha convertido en uno de los barrios de moda de la ciudad. Poblesec es un excelente refugio barcelonés.

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