REFERÉNDUM CATALÁN

Barcelona, pese a todo

La capital catalana capea la tensión política con «normalidad» en las calles pero con un impacto creciente en los negocios

Turistas, ayer en el mercado de la Boqueria INÉS BAUCELLS

A. CABEZA

Tres semanas después del referéndum ilegal del 1 de octubre y a las puertas de la puesta en marcha del artículo 155 para frenar el conflicto independentista, Barcelona sigue latiendo, casi, como el «procés» no existiera. La tensa situación a la que ha llegado la Generalitat y las manifestaciones de principios de mes, empezando por el propio 1-O pero también con el intento de huelga general del día 3, hacían pensar en un mes lleno de turbulencias en la calle pero medio mes después el problema parece adormecido .

Prueba de ello son las últimas convocatorias del movimiento soberanista. La «performance» de retirar dinero de los cajeros del pasado viernes para mostrar músculo tuvo escasa repercusión y lo mismo pasó con la nueva manifestación independentista del pasado sábado, en la que según los datos de la Guardia Urbana acudieron 450.000 personas, la mitad que el pasado 11-S o 250.000 menos que el 3-O.

La economía, eso sí, lo está notando. Más de 1.400 empresas han decidido cambiar de sede social y trasladarla fuera de Cataluña por seguridad y la Cámara de Comercio de Barcelona, además, anunció precisamente ayer que el crecimiento en 2018 podría ser peor a lo esperado –un 2,5%frente al 2,7% que se preveía inicialmente– por culpa de la crisis política. En su informe trimestral de coyuntura catalana se palpa ya una ralentización de la actividad económica, directamente vinculado a la incertidumbre política . Inversión, consumo y ocupación serán los primeros aspectos en sufrir las consecuencias de esta situación, apuntan desde la Cámara.

«Octubre siempre es un mal mes»

A pie de calle, las opiniones son diversas. «De momento, nos han afectado más los atentados del pasado agosto que la situación política», explica a ABC Raúl Martínez, el encargado del mítico Cafè de l’Òpera de La Rambla. Él destaca que el desenlace del conflicto soberanista ha llegado en el mes con menos negocio turístico. «Siempre, de toda la vida, octubre y noviembre son meses malos», sentencia.

Con todo, la afectación de las ventas en el pequeño comercio se está notando desde hace meses, coinciden varios establecimientos, pero «se ha acentuado por la incertidumbre política», comenta Carmen, empleada de una tienda de ropa de la zona. Ella añade que una parte de los ciudadanos pueden tener más inquietud ante la situación actual o «quizás se están frenando» a comprar o consumir, pero corrobora que las ventas «están flojas» desde hace tiempo por otros motivos.

Joan Bayén, de Pinotxo I. BAUCELLS

«La gente estuvo nerviosa los dos o tres días después del 1-O, pero ahora gracias a Dios ya está todo a su puesto», relata a ABC, Joan Bayén, el propietario del popular Bar Pinotxo del mercado de la Boqueria. A día de hoy, él niega haber apreciado miedo a lo que pueda venir ni entre clientes ni entre proveedores de su negocio familiar.

«Ha caído, claro que lo notamos, aunque octubre siempre es un mal mes», añade la empleada de otra tienda de ropa de la calle Ferran, a unos metros del Palacio de la Generalitat. También desde un conocido bar de la plaza Real coinciden en que «se ha notado una bajada», aunque en su caso no saben si achacarla al temporal de la semana pasada o al proceso. Marianela, que trabaja de la Boqueria, estima que alguna parada ha sufrido hasta un 60% de bajada de las ventas en un año, pero no por la sitaución política, asegura. «La política de momento solo afecta a los ánimos de la gente, pero no a su dinero», dice.

«Se nota en el ambiente que hay miedo»

No todos piensan igual, aunque quienes ven la situación empeorada tras el 1-O tienen más temores a hablar de ello. Pedro, un frutero de la Boqueria, es tajante:« Se nota en el ambiente que hay miedo, la gente está muy tensa y las ventas han bajado bastante. Y que nadie engañe: no es por los atentados,es todo culpa de la política», sentencia.

Entre los ciudadanos, el «¿qué pasará?» es la gran pregunta que esperan tener contestada pronto. Aunque en la calle se nota poco, el 1-O sí que ha afectado a algunos sectores. Por ejemplo, los concesionarios están más vacíos y los pedidos de automóviles han caído un 30% en lo que va de mes , según la Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción.

«Me tenía que comprar una moto porque me la robaron, pero de momento prefiero no gastarme ahora 3.000 euros y tener el dinero a mano por lo que pueda pasar» , explica Pere G., de 60 años, que temporalmente se desplaza por la ciudad en Metro. Otros, como Fina Ros, decidieron vender su piso y pasar a vivir de alquiler para tener «más margen de maniobra» si las cosas se tuercen más en Cataluña, tal y como ha explicado a ABC.

También se ha apreciado en el sector del ocio. La Asociación de Empresarios de Teatro de Cataluña ha sufrido una especial bajada de la venta de entradas, de entre un 25% y 30% respecto a hace un año . En una línea similar, y a modo de ejemplo, el Grupo Planeta ha detectado que las ventas en sus librerías de La Casa del Llibre han bajado un 25%. Los pasillos de sus tiendas, calculan, también están un 50% más vacíos.

El turismo es otro de los motores económicos de Barcelona que está sufriendo las secuelas del independentismo . La búsqueda de vuelos hacia Cataluña ha caído un 24% desde que Carles Puigdemont declaró la independencia a mediados de octubre y la suspendió temporalmente. Además, Exceltur vaticinaba que si persiste el conflicto el turismo catalán y barcelonés puede sufrir un descenso de su volumen de negocio de hasta 1.796 millones de euros, algo que de materializarse podría afectar seriamente la economía de la ciudad.

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