El «trumpismo»

Entre las tradiciones catalanas destaca la reciente de Halloween que en pocos días celebrarán los escolares. Rebajas de viernes negros, San Valentín, McDonald’s, la factoría Hollywood, el consumo de pavo y la puntilla del Nobel para Dylan completan la colonización del «poder blando» que ejercen los Estados Unidos en un mundo donde renacen otras superpotencias, la rusa de Putin y la china de Xi Jinping. Dos colosos a los que les gustaría que ganara Donald Trump por similitudes autoritarias.

Los periodistas Juan María Hernández Puértolas y Ramon Rovira tienen en la recta final de las presidenciales de EEUU sus agendas atiborradas de «bolos» por ser especialistas en ese gran país. Ambos opinan que el fenómeno mediático de Trump ha roto los esquemas de la campaña electoral y, de paso, ha dislocado la cintura periodística.

Las dice tan gordas y a tanta velocidad que a los medios les resulta prácticamente imposible verificar en tiempo real su veracidad porque inmediatamente suelta otra. Por contra, su simplismo e incorrección política resulta sugerente en muchos círculos.

Rovira, director de Comunicación de Banco Sabadell y autor del libro «Gracias, Estados Unidos» basado en su etapa de corresponsal en Washington para TV3, considera que Trump es una máquina de hacer dinero para las televisiones. Salvando las distancias, en el programa «Converses» de la Cope Cataluña, ha dicho que Trump responde al votante indignado que en España representa Podemos como reacción a la pérdida de su condición de clase media.

Tanto si los estadounidenses eligen por primera vez a una mujer presidente como si se decantan por el magnate, la próxima presidencia será de un solo mandato. Así lo cree el director de Comunicación de Abertis, Juan María Hernández Puértolas, que ayer participó en un taller con estudiantes de periodismo, políticas y derecho en la Universitat Abat Oliba CEU. El experto sostiene que Trump está condenado a la brevedad tanto por su edad como por el hecho de no tener programa, mientras que un mandato de Clinton quedaría lastrado por la falta de apoyo del Senado y la Cámara de Representantes. Todo ello aderezado por la baja popularidad de ambos. Hasta el punto de dar la sensación de que «Clinton habría perdido contra cualquier candidato republicano con cara y ojos». Del mismo modo que Trump no habría tenido ninguna oportunidad contra un oponente que no hubiera sido Clinton. Y es que nunca se habían presentado dos candidatos tan negativamente valorados en las encuestas. Ambos especialistas pronostican la victoria de Clinton, aunque temen que el trumpismo continuará.