Joan Carles Valero - Letras expectativas

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De los 244 millones de botellas de la DO Cava que se elaboraron el año pasado en España, 30 correspondieron a categorías Premium

Joan Carles Valero
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El adjetivo premium todavía no aparece en el diccionario de la Real Academia Española, pero su uso está tan extendido que seguro se incluye en próximas revisiones. Se trata de un calificativo anglosajón que indica la calidad excepcional, suprema, que se atribuye a productos o servicios de características especiales. También se suele utilizar como distintivo de privilegios destinados a quienes pagan más por algo que consideran sublime en comparación con la media.

El cava en Cataluña es una bebida popular que, gracias a bodegas que arriesgan y añaden mimo y tiempo a su técnica, han logrado reservas y grandes reservas, con 15 y 30 meses de crianza, respectivamente, capaces de competir con los mejores champagnes. Lo asegura Guillermo Cruz, sumiller de Bugaritz y ganador de la primera edición del concurso «Mejor Sumiller de España en Cava», que ha participado en el Salón Cava Premium que se ha celebrado por segunda vez en la capital catalana, la metrópoli donde más espumoso se consume, en especial los premiums.

De los 244 millones de botellas de la DO Cava que se elaboraron el año pasado en España, 30 correspondieron a categorías Premium, de las que un tercio se destinó a la exportación. El presidente del Consejo Regulador del Cava, Pere Bonet, subraya la buena acogida que tienen los premium entre los consumidores. Buena prueba es que esta temporada se han vendido 1,2 millones de botellas más que en la anterior.

En la cúspide de los premium se encuentran once cavas de Paraje, nueva categoría que subraya la excelencia de unos caldos sin parangón, entre los que destacan tres de Codorniu incluidos en Ars Collecta. La colección de prestigio elaborada por el enólogo Bruno Colomer en colaboración con el «pentaestrellado» chef Paco Pérez, también incluye el icónico 456, elaborado con uvas de tres parcelas distintas y con más de 90 meses de crianza. Un cava que pasa por ser el más caro del mundo (175 euros) y que ya está agotado, al haberse puesto a la venta solo mil unidades. El podium se completa con cavas de finca, como Jaume Codorniu, uno de los buques insignia de la casa, y El Tros Nou, de la variedad pinot noir de la Conca de Barberà en la Sierra de Prades (Tarragona), cepas a 700 metros de altitud que se someten a una crianza de hasta 112 meses. Si fuera un champagne, sin duda sería un Gran Cru y costaría 500 euros.

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