Peret

El hechicero de la rumba embruja de nuevo

Sabor de Gracia y una veintena de invitados homenajean al autor de «Gitana hechicera» en el disco «Sabor a Peret»

Peret, durante una grabación televisiva en 1974 ABC
David Morán

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Al poco de fallecer Pere Pubill Calaf (Mataró, 1935-Barcelona, 2014), superhéroe de la rumba que se merendó el mundo bajo el nombre de Peret, una iniciativa popular reclamó que se alzase una estatua en su honor en la barcelonesa calle de la Cera, desde donde amplificó a golpe de ventilador y palmas desencajadas las bondades recreativas de un género nacido del bullicio y el jolgorio.

De la estatua nada más se supo, así que, a la espera de nuevos movimientos, a nuestra más lograda mezcla de Elvis y Pérez Prado no le ha quedado más remedio que contentarse con esos dos murales que el Ayuntamiento de Barcelona estrenó a principios de año en el Raval y en los que comparte protagonismo con otros astros del género como Gato Pérez, Los Amaya, Dúo Chipén, El Orelles, El Chacho o El Pescaílla.

Un homenaje coral al que, ahora sí, se suma el auténtico monumento al legado de Peret. Esto es: un álbum doble que, bajo el título de «Sabor a Peret» (Discmedi), reúne a Sabor de Gracia, institución rumbera de penúltima generación liderada por Sicus Carbonell, y a una veintena larga de ilustres invitados para revisar y en algunos casos reinventar el repertorio del patriarca de la rumba. «Se trata de conservar la esencia de Peret pero llevándola a nuestro terreno», señala Carbonell sobre un disco por el que desfilan Estrella Morente, Los del Río, Moncho, The Gipsy Kings, Pau Donés, Jerry Medina, Oscar d’León, Amistades Peligrosas o Siempre Así, entre otros.

«El mig amic»

Una alineación estelar que ha prestado sus servicios de forma desinteresada y, en la mayoría de casos, sin necesidad de que Carbonell, responsable de pilotar el proyecto junto a la familia de Peret, insistiese demasiado. Es el caso, por ejemplo, de Nicolás Reyes y Tonino Baliardo, de los Gipsy Kings. «Nunca hacen colaboraciones», recuerda Carbonell. Los franceses sin embargo, cambiaron de opinión en cuanto escucharon la versión de «Vieja guitarra» que el líder de Sabor de Gracia había ideado.

Con Estrella Morente, en cambió, ni siquiera hizo falta eso: la bastó con recordar la amistad que unía a su padre, Enrique Morente, con Peret, para lanzarse de cabeza a interpretar «Pensando en ti». «Cuando las cosas se han con cariño se nota», subraya Daniel Pubill, nieto del autor de «Saboreando» y encargado aquí a devolver a la vida una emotiva «El mig amic», canción que Peret dedicó a su padre y que retoma como homenaje a su abuelo.

Sabor de Gracia, en una imagen promocional DISCMEDI

Pubill ya fue, de hecho, el responsable de terminar «Des del respecte/ Desde el respeto», disco póstumo que apareció a finales del año pasado y al que Peret empezó a dar forma cuando supo que le quedaban seis meses de vida. «Es el mejor legado de su extensa carrera, la esencia del Peret al que todos queremos, en crudo y sin nada que lo enmascare», subrayó entonces un músico que ha sido ahora el nexo familiar de este homenaje coral que podrá verse en la sala Galileo Galilei de Madrid el 7 de marzo y en la sala Luz de Gas de Barcelona el día 15.

«Peret siempre me decía que me iban a dar el premio al gitano más trabajador», bromea Carbonell al recordar la gestación de un disco que ofrece versiones renovadas de «El muerto vivo», «Gitana hechicera”, «Una lágrima cayó en la arena», «Borriquito», «Yo Soy La Rumba» o el «M’en vaig a peu» de Serrat. Una veintena de canciones fruto de una selección que no ha sido nada sencilla. «Estamos hablando de un artista con más de 50 éxitos, así que es muy complicado», subraya Carbonell.

Tampoco falta, claro, la voz del propio Peret rescatada de una grabación casera en «Para Peret» o inaugurando el disco con «Yo soy la rumba», canción que también da título al documental que prepara Paloma Zapata y con el que aspira a reconstruir en primera persona la historia de ese gitano nacido en las barracas de Mataró que picoteó del rock, la guaracha cubana, el mambo y el flamenco para alumbrar la rumba más universal.

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