Plensa, durante la presentación de sus obras a la prensa
Plensa, durante la presentación de sus obras a la prensa - A. Bofill

Jaume Plensa deja su huella en el Palau de la Música

El artista instala en la sala modernista cuatro esculturas como homenaje a la música

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Antes de convertirse en un artista de renombre internacional, antes incluso de empezar a dirigir sus pasos hacia el campo de la creación, Jaume Plensa empezó a forjar un vínculo muy especial de una manera harto curiosa: escondiéndose en el piano de su padre. Es por eso que, ahora que sus obras trufan medio mapamundi, el artista barcelonés ha decidido rendir homenaje a la música y ha instalado cuatro obras de gran formato, dos de ellas inéditas, en el Palau de la Música de Barcelona.

«Supongo que cuando yo me escondía en el piano de mi padre, ya se estaba preparando la exposición en el Palau. Mi padre sería el hombre más feliz del mundo de ver a su hijo en el Palau de la Música, porque yo era un desastre con cualquier instrumento, y él no sabía que había otras posibilidades de ir al Palau», ha bromeado el artista durante la presentación de las obras.

La exposición, que se podrá visitar hasta el 16 de mayo, propone un diálogo de su obra minimalista con el edificio modernista, al que tiende un «puente» con la sociedad a través de la ubicación de la obra 'Carmela' en el exterior. «A través de 'Carmela', una niña de Barcelona que tiene una belleza arcaica y a la vez de futuro, quería definir esta relación entre la sociedad, que en principio no entiende o no está vinculada al arte, pero que lo lleva dentro porque quizá no lo ha descubierto», ha explicado Plensa.

El artista, que ha ubicado la escultura de hierro fundido y 4,5 metros de altura al lado del edificio con Sant Pere Més Alt, se ha mostrado contento por haber creado con la figura una «esquina virtual» e inexistente, que quiere elevar una mirada con otros ojos del Palau y quiere ser punto de reunión.

«Carmela», una de las obras del exterior
«Carmela», una de las obras del exterior - A. BOFILL

En la entrada del edificio, descansa la segunda pieza inédita, la escultura «Silent music III», de acero inoxidable pintado y piezas de mármol, que recrea la figura de un ser humano levantado con notas musicales y líneas de partituras.

«Es un homenaje no al sonido invisible, sino a la forma escrita que hace que músicos de lugares diversos se encuentren en un alfabeto común», ha descrito Plensa, muy contento de haber recibido este encargo del Palau.

Sobre esta escultura en el Foyer, ha explicitado: «Es un homenaje a la música, pero también al cuerpo, al ruido permanente que generamos siempre en nuestro cuerpo, que es el sonido de la vida, la música está absolutamente vinculada a esta vibración de la vida que llevamos todos los seres humanos».

En la Sala Millet del Palau, dos esculturas de bronce de dos metros, «Sanna's dream» y «Rui Rui's dream» -que se pudieron ver en el Museo de Ceret el año pasado-, dialogan una frente a la otra con los ojos cerrados en homenaje a «los músicos que trabajan los sonidos porque entienden el silencio».

Compás de espera

Preguntado por el proyecto de escultura que debía ubicar en Barcelona y que ha quedado parado con el nuevo Gobierno municipal, ha dicho en tono tranquilo no tener ninguna prisa: «Mi relación con Barcelona es una vida de espera».

Tras afirmar que se encuentra inmerso en múltiples proyectos en Tokyo, Seúl, Ohio, Bangkok y la Universidad de Harvard, ha subrayado que «en la vida no hay nada casual pero hay que tener la paciencia de esperar», como le sucedió con su escultura en Río de Janeiro con la que estuvo 30 años.

Sobre su arte, a caballo entre la fotografía y la escultura, ha explicado que nace de su «vida monacal» llena de ideas y referencias en los poetas Estellés, Canetti, Dante, Shakespeare, Blake o Valente, entre otros.

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