La cuestión de confianza, un instrumento de doble filo

Puigdemont ha decidido dar este paso para comprobar si dispone de una mayoría parlamentaria suficiente como para seguir gobernando

Barcelona Actualizado: Guardar
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El presidente catalán, Carles Puigdemont, ha avanzado hoy su intención de someterse en septiembre a una cuestión de confianza, un instrumento político del que muy pocos dirigentes han hecho uso y que les puede servir de balón de oxígeno en un momento de debilidad parlamentaria o para acabar de hundirles.

Puigdemont ha decidido dar este paso para comprobar si dispone de una mayoría parlamentaria suficiente como para seguir gobernando, después del veto de la CUP a los presupuestos de 2016, cuya admisión a trámite ha sido rechazada por el Parlament.

Desde la constitución de las autonomías han sido muy pocos los presidentes autonómicos que se han sometido a una cuestión de confianza. Y no todos la han superado con éxito.

El canario Fernando Fernández tuvo que dimitir en 1988 tras perder una cuestión de confianza. En aquel momento, dejó paso a su compañero de partido (CDS) Lorenzo Olarte.

Algunos otros han salido más airosos de ese trance, como el lehendakari José Antonio Ardanza, quien, tras casi once horas de debate en el Parlamento vasco, el 11 de octubre de 1991 recabó el aval a su Gobierno de los tres partidos integrados en el ejecutivo: PNV, PSE-PSOE y el sector oficial de EE.

También recibió los apoyos necesarios el presidente del Gobierno aragonés Hipólito Gómez de las Roces, al rebasar con éxito la cuestión de confianza planteada en las Cortes aragonesas gracias a los votos favorables del PAR, PP y grupo mixto.

Dos cuestiones de confianza en 35 años

Pese a que no fue un caso estricto de cuestión de confianza, el cántabro Juan Hormaechea vivió una situación parecida en 1991, ya que, aunque fue reprobado por la Asamblea regional de Cantabria por considerar que era incapaz de articular una mayoría que garantizara la gobernabilidad de la comunidad, finalmente el propio Parlamento acabó avalándole.

Fue en una propuesta de resolución derivada del debate sobre el estado de la región que presentó el grupo popular.

Tanto la moción de censura como la cuestión de confianza son procedimientos recogidos en la Constitución que pueden provocar la caída del gobierno y que ponen de manifiesto la ruptura de la relación de confianza existente entre el Gobierno y la Cámara.

En el Congreso de los Diputados, desde la instauración de la democracia, se han debatido dos cuestiones de confianza, la que presentó Adolfo Suárez en septiembre de 1980 y la que diez años más tarde defendió Felipe González.

Suárez se expuso a la cuestión de confianza para llevar adelante un programa de austeridad económica y desarrollar el Estado de las Autonomías. Por poco, con 168 votos a favor y 164 en contra, el exlíder de UCD salió airoso.

González, en abril de 1990, se sometió a una cuestión de confianza para poner en marcha un modelo de economía competitiva en una Europa en fase expansiva, así como para progresar en el Estado de las Autonomías. Hasta 176 votos favorables logró González, quien se mantuvo en La Moncloa seis años más.

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