Joan Carles Valero - Letras expectativas

Cómo nace un unicornio

«Barcelona puede ser el unicornio de la creatividad si nos conjuramos para consolidarla como plataforma de la innovación global»

El nacimiento de la marca CUPRA es fundamentalmente el resultado de una historia de amor a los coches. SEAT, con su presidente Luca de Meo al frente, ha presentado un verdadero unicornio al romper los estándares de la interpretación del espíritu deportivo sin nostalgia, altamente tecnificado y con la creación de un mundo alrededor del vehículo. El resultado será la formación de una tribu más allá del «merchandising», porque SEAT aspira a conquistar nuevos clientes que eviten entrar en el segmento del lujo pero que deseen sentirse especiales.

Barcelona puede ser el unicornio de la creatividad si nos conjuramos para consolidarla como plataforma de la innovación global. Luca de Meo tiene esa visión, que no se reduce al mundo de los negocios, porque también supone una mejor comunidad, con mayores oportunidades para todos. Pero esas grandes posibilidades solo se manifestarán fruto de la colaboración y como resultado de la unión de los esfuerzos de muchos. Isaac Newton lo dejó dicho: «La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del Universo».

De Meo expuso su visión a Gonzalo Rodés, presidente de Barcelona Global, y el resultado ha sido la generación de un laboratorio de ideas en el que han participado medio centenar de empresas y representantes de entidades y de administraciones locales. Las conclusiones las plasman en el libro «Avenida Futuro», donde identifican tres estrategias en esta historia de innovación: implicar a los ciudadanos, especialmente a la «clase creativa», para promover oportunidades de desarrollo para todos; tejer una tupida red, porque las soluciones del futuro no estarán en manos de unas pocas grandes empresas, sino que necesitarán la contribución de muchas organizaciones públicas y privadas, de diferentes tamaños; y por último convertir la ciudad en un laboratorio viviente, ofreciendo espacios, infraestructuras y recursos, en el marco de una «Start-up Strategy» para que las ideas del futuro se desarrollen como el bricolaje para un manitas.

Necesitamos un «plan Cerdà 4.0» que, a diferencia del proyecto urbanístico sobre el que se construyó la Barcelona moderna, no surja a partir de la creación de un visionario, sino de las aportaciones de los propios ciudadanos, actores fundamentales para que nuestra metrópoli se convierta este siglo en lo que fue la Florencia de los Médici en el Renacimiento: la capital mundial de la creatividad y la sabiduría más allá de cualquier artificio inteligente por muy móvil que sea. Demos a luz a la ciudad-unicornio.

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