Guillermo Garabito - Apuntes al margen (crónica parlamentaria)

En las trincheras

«Más que ejemplares de la Constitución, por Cataluña, deberían repartirse desde el sábado pasado estas páginas de Gaziel. Y otras tantas de Camba, Chaves Nogales o de Pla»

GUILLERMO GARABITO

Desde el pasado 7 de septiembre a los plenos hay que ir con cuidado, y con el pasaporte. Sobre todo por si, en un momento determinado, a unos pocos les da por aprobar una «Ley de Transitoriedad» de forma unilateral y pasándose por el forro lo que diga el Constitucional. En el pleno de ayer en las Cortes no se preveía que nadie declarara la independencia de Castilla y León. Como mucho que alguien pidiera la de Cataluña «de una vez», como afirmaba un procurador del PP antes de entrar.

Por los pasillos no se hablaba de otra cosa. Y en el hemiciclo los reproches iban con segundas y en clave nacional. Como los del Herrera a Pablo Fernández a ver si el eco, con suerte, le llegaba a Pablo Iglesias. Y a Pedro Sánchez ya puestos. O a Margarita Robles.

El presidente se escapó afuera del hemiciclo para hacer declaraciones sobre Cataluña. De sus palabras se deduce que ha cambiado a Kapuściński en la mesilla de noche –siempre vuelve al escritor bielorruso cuando toca hablar de periodismo– por Gaziel. «Porque estamos contemplando un claro paralelismo histórico», justificó. El periodista catalán sabía de lo que escribía. Como un oráculo, aunque nada más anotaba los acontecimientos que le tocó vivir hace ahora ochenta y tres años.

Releídas estos días las crónicas de Gaziel sobre las jornadas del 4, 5, 6 y 7 de octubre en Cataluña sobrecogen. «Apenas circula algún vehículo. Las calles rebosan de gente que sale de los despachos medio cerrados o viene de «ver qué pasa» … todo está cerrado». Sigue escribiendo: “En Madrid la situación no es muy clara. ¿Qué habrá de todo eso?” Y qué habría de eso nos preguntábamos todos hasta que ayer por la noche el Rey se puso serio. Porque cada monarca tiene su 23-F. Pero serio, en realidad, el que tiene que ponerse de una vez es Rajoy.

Entre tanto, «paro general dispuesto por elementos al servicio del Gobierno de Cataluña. Cosa nunca vista, un paro de esta clase, organizado por el Poder público«, prosigue Gaziel. Esto es volver a repetir los acontecimientos más nefastos del siglo pasado; en forma de tragedia o de farsa, qué más da.

A la pregunta de qué opinaba Herrera sobre la aplicación del artículo 155 respondió: «Creo que la Constitución, con sus artículos desde el primero hasta el último, está por algo. Desde luego los padres de la Constitución –entre los que había tres importantes catalanes– no lo situaron ahí por casualidad».

Al Rey, instantes después de su intervención, le criticaban no haber hecho un llamamiento al diálogo. Pero esto ya lo había entendido bien Juan Vicente Herrera a las seis de la tarde. «Es muy complicado que, cuando se persiste en la contumacia del delito, exista la posibilidad de hablar».

Más que ejemplares de la Constitución, por Cataluña, deberían repartirse desde el sábado pasado estas páginas de Gaziel. Y otras tantas de Camba, Chaves Nogales o de Pla.

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