Ocio

Tres décadas de Cronicón

Imagen de una representación de Cronicón ICAL

M. GONZÁLEZ/ H. BARRUECO

El Monasterio de San Salvador de Oña, su fundación y los orígenes de Castilla en el siglo XI son el hilo conductor del Cronicón de Oña, una de las representaciones teatrales estivales más veterana que este año cumple su trigésima edición. Los vecinos de esta localidad burgalesa se vuelcan cada verano en dar vida a los personajes de esta historia que para su 30 aniversario ha diseñado nuevas escenas y vestuario.

El grueso de la representación se lleva a cabo en el interior del Monasterio de San Salvador de Oña, escenario de lujo y protagonista de piedra de la historia, pero todo arranca en las calles de la localidad y la escalinata de acceso donde, este año como novedad, se representará una escena dedicada al fallecimiento del fundador de la abadía, Sancho García, ocurrida hace justo mil años. No es la única novedad para esta doble celebración. También se ha mejorado otras escenas como la que representa el viaje de Sancho García al Califato de Córdoba donde, entre otras cosas, se ha renovado el vestuario.

Y es que, cada año, la Asociación que organiza el cronicón se esmera en perfeccionar todos los detalles para que la representación vaya creciendo y mejorando en todos los aspectos. Nada tienen que ver los trajes que lucieron en las primeras ediciones con los de la actualidad. En esta línea, este año las monjas fundadoras y la primera abadesa del Monaterio también estrenarán hábitos, diseñados en base a los datos históricos. Berta Tricio, presidenta de la Asociación, destaca la «evolución» que ha experimentado el Cronicón a lo largo de estas tres décadas en las que los vecinos se han ido convirtiendo casi en profesionales. De hecho, algunos han crecido con la obra y pasando de unos personajes a otros. Además, la historia del monsterio y de Castilla ha ido cobrando vida. De aquellos orígenes, Tricio recuerda escenas «más estáticas», con menos diálogos y movimiento de actores. En la actualidad es un espectáculo «ágil y dinámico con una compleja dirección de escena. Lo que no ha cambiado es el entorno.

La iglesia abadial es para Tricio un «escenario de lujo». En ella están enterrados algunos de los protagonistas de la historia que se cuenta y que desde hoy y hasta el próximo 15 de agosto vuelve a cobrar vida.

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