ECONOMÍA

«La sociedad es la gran perjudicada de la desaparición de las Cajas»

Tanto de la Vega como Hernández culpan a la «gran banca» de la extinción de las entidades de ahorro

El exdirector general de Ceiss, José María de la Vega, compareció este pasado jueves en la comisión de investigación de las cajas ahorro en Castilla y León ICAL

ABC

El exdirector general del Banco de Caja España de Inversiones, Salamanca y Soria (Ceiss) José María de la Vega defendió que los grandes beneficiados de la absorción de la entidad por Unicaja han sido «los clientes, los empleados y Castilla y León, sin ninguna duda». De la Vega, que compareció ante la Comisión de investigación de las cajas ahorro en Castilla y León, asumió que la entidad fruto de la fusión de Caja España y Caja Duero tenía un «riesgo inmobiliario alto» que «condicionó su futuro» cuando el Gobierno endureció la legislación financiera para poderse acoger al rescate europeo. Tras ocupar el cargo ocho meses entre finales de marzo y principios de diciembre de 2011, destacó que «el crédito y los activos inmobiliarios fueron determinantes, obligaron a enormes dotaciones y condicionaron el futuro del banco y de la caja». Por lo que se refiere a la desaparición del sistema de cajas, aseguró que era preciso «evolucionarlo», pero matizó que la gran banca «tuvo mucho que ver en la intencionalidad de la desaparición del modelo» y fue la «gran beneficiada» de su debacle, para hacerse con el 52 por ciento de mercado que asumían.

Agregó que «siempre» fue un «convencido» del modelo de las cajas y lamentó que su desaparición representa «una batalla que ha perdido la sociedad». En este sentido, expuso que es preciso buscar fórmulas de responsabilidad social corporativa que suplan de alguna manera la obra social, que fue, comentó, la mayor fundación de una ong en el mundo.

Antes, el exdirector general de Caja Duero Lucas y también de Ceiss durante unos meses, Lucas Hernández, destacó que «siempre» fue «favorable» a las fusiones y que, a su juicio, la unión con Caja España «fue una decisión muy positiva para la entidad». Hernández, rechazó que todo el mundo estuviera en contra de esa operación como señaló hace unas semanas el exconsejero de la entidad, Carmelo Cascón, aunque si hubo votos de rechazo, e insistió en que fue «positiva» pese a que hubiera duplicidades y fueran competidores. Al respecto, señaló que apostaron por Caja España porque podían «adquirir tamaño».

El exejecutivo financiero también negó que se hubieran producido presiones desde la Junta o desde el Banco de España, que simplemente sugirieron la necesidad de que se llevaran a cabo operaciones de concentración. Precisó que la idea del SIP se la transmitió inicialmente el presidente de Intermoney José Pérez, que luego comentó con el entonces consejero de Economía, Tomás Villanueva, que en principio solo había tomado de una consultora la idea de un banco de inversión conjunto, que fue entendido como «insuficiente» por la autoridad monetaria.

«Nos quedamos solas»

Hernández indicó que estaba a favor del SIP de las seis cajas de la Comunidad, porque respetaba la singularidad de cada entidad, pero las otras cuatro se apearon rápidamente del proceso y solo quedaron Caja Duero y Caja España. «Nos quedamos solos colgados de la brocha», aseveró. En este sentido, indicó que las entidades «pequeñas» alegaron que se atentaba contra la estructura jurídica de las cajas, y «un año después todas se estaban transformando en bancos y nadie levantó la voz», informa Ical.

Defendió que hasta su marcha en 2011 se produjo una gestión en cierta medida razonable», aunque asumió que pudieron hacerlo mejor «evidentemente». Con todo, aceptó que el modelo de cajas de ahorro «estaba agotado» porque carecían de capacidad para obtener recursos.

En todo caso, aseguró que no fueron las únicas que cometieron errores, lo que queda reflejado en que la gran banca sigue muy expuesta a los activos inmobiliarios, en 100.000 millones. Eso sí, aseguró que desaparecieron porque «tenían muchos enemigos en muchos frentes», dijo, y afirmó que «hubo posibilidad» de que las cajas hubieran continuado.

Hernández se refirió a los créditos que mantenía la entidad con el expresidente de Caja España entre 2006 y 2010, Santos Llamas, y recalcó que «fue tratado igual que cualquier otro cliente en función de su solvencia y riesgo». Reseñó que las operaciones con el constructor, de ocho millones de euros, como apuntó un procurador, no suponían una «concentración excesiva de riesgo, sino más bien baja».

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