Antonio Piedra - No somos nadie

Siempre Igual

«Al parecer, la sombra de Óscar López, desde su portavocía en el Senado y en las campañas perpetuas de Ferraz, sigue siendo tan alargada como el ciprés de Silos con hoja perenne(...)»

Antonio Piedra
Valladolid Actualizado: Guardar
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Es lo que repetía constantemente en tiempos del franquismo el célebre anuncio de la cerveza colombiana el Águila. Era tan obsesivo y pegadizo aquel «¡siempre igual, siempre igual!» que hasta su Excelencia el Jefe del Estado brindaba con Águila todos los 12 de octubre durante la fiesta nacional. Muerto el dictador, por la gracia de Dios, el anuncio permaneció incólume. En 1994 -lo recuerdo ahora como un anticipo del premio Nobel de la Paz al pro guerrillero Juan Manuel Santos-, el spot seguía arrasando con algunas variantes democráticas que incluían cadenas de televisión y autonomías, para terminar de esta manera chusca como el referéndum de Colombia de hace unos días: «la pregunta es… ¿gustará al cuerpo diplomático?». Fin del anuncio, y todos como locos brindando y bebiendo con Águila «¡siempre igual, siempre igual!».

La cita no es que venga como anillo al dedo. Es que tiene absoluta vigencia en Castilla y León. Después del golpe federal propinado a Sánchez, se sigue brindando en la secretaria general del socialismo mesetario con la centenaria cerveza el Águila al son invariable y festivo del ¡siempre igual, siempre igual! Al parecer, la sombra de Óscar López, desde su portavocía en el Senado y en las campañas perpetuas de Ferraz, sigue siendo tan alargada como el ciprés de Silos con hoja perenne, y tan volátil como el no es no y qué parte del no no se entiende. Lógico galimatías a la puesta del sol, pues la Meseta es muy grande y las noticias en bicicleta tardan un siglo en llegar a las antesalas del cuerpo diplomático.

Por esto mismo, Tudanca no deja de repetir -entre el botellín medio vacío de cerveza el Águila y la subida al pico del mismo nombre- esto «no puede ser verdad», no puede ser verdad, no puede ser verdad, no puede... Pues es verdad, muchachote. Sánchez está de vacaciones en Los Ángeles -no en los de San Rafael que están ahí en Segovia, sino en los de USA que están a miles de kilómetros y en la falla del mismo nombre- para meditar que el no se ha convertido en abstención, y que ésta va para rato porque hay una parte de ese no que ya está clarísimo para la nueva Ejecutiva federal: nada de terceras elecciones, nada de brindis al sol.

Con una ejecutiva mesetaria tambaleante, con una militancia escaldada, y con un electorado en progresivo menguante, el órdago de Tudanca, y el de algunas baronesas en plan rociero, va a durar lo mismo que una chocolatina en la puerta de un colegio: lo que aguante el envoltorio de plata. Cuando la abstención se convierta en anuncio oficial de la cerveza el Águila, aquí ocurrirá como en estos dos célebres versos de Baudelaire que sabía de lo que hablaba porque bebía como descosido: «El odio es un borracho en el fondo de una taberna,/ que constantemente renueva su sed con la bebida». O sea, que estamos en las mismas: ¡siempre igual, siempre igual!

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