La alcaldesa y una concejala, frente al Ayuntamiento de Remondo (Segovia)
La alcaldesa y una concejala, frente al Ayuntamiento de Remondo (Segovia) - I. JIMENO
Sociedad

Remondo: el pueblo donde mandan las mujeres

El municipio segoviano es el de mayor población donde el femenino acompaña a los seis miembros de la Corporación

REMONDO (SEGOVIA) Actualizado: Guardar
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Patatas, remolachas rojas, zanahorias... Es tiempo de mucho ajetreo en Remondo. Entre el continuo ir y venir de tractores con sus remolque cargados y camiones que llegan se llenan y se van, la vida de los vecinos de este pueblo segoviano de unos 300 habitantes en el límite con la provincia de Valladolid discurre tranquila, inmersos en sus quehaceres y distracciones.

Un pueblo de base sobre todo agrícola donde la despoblación también hace mella en cuyo ayuntamiento se guarda una diferencia con el resto. Aquí no tienen que esperar a que el 5 de febrero, festividad de Santa Águeda, las mujeres tomen simbólicamente el mando en recuerdo de la mártir. Aquí poder se escribe en femenino.

Sara, Blanca, María José, María del Mar, Carmen y Ana Isabel, las seis miembros de la Corporación de Remondo
Sara, Blanca, María José, María del Mar, Carmen y Ana Isabel, las seis miembros de la Corporación de Remondo - ABC

Las elecciones de mayo de 2015 decidieron la composición de la Corporación.

Los siete elegidos, mujeres, comenzando por la alcaldesa, María José González, para quien es la tercera legislatura con el bastón de mando. La verdad, reconoce, todo fue por «casualidad». A la hora de componer la siempre difícil candidatura de un pueblo, en este caso bajo las siglas del PP, tiró de «amigas» y poco a poco resultó que todas eran mujeres, aunque también se lo propuso a algún varón. Y seis resultaron elegidas. La otra, del PSOE y quien aún no ha tomado posesión más de un año y medio después, por lo que en cada pleno se reserva un punto en el orden del día al efecto, también mujer.

Junto a María José, Sara, Carmen, Blanca, Ana Isabel y María del Mar, de entre 48 y 60 años, son las componentes de este ayuntamiento en femenino. El más grande de España en el que todos sus integrantes son mujeres –secretaria y auxiliar, también; mientras que el alguacil pone el toque masculino–. Cierto es que para los de más de 5.000 habitantes se requieren listas paritarias, algo de lo no quiere oír ni hablar María José. «Me parece sexista. No estoy nada de acuerdo», responde tajante e instantánea. «La cuestión no es de sexo, sino de valías de las persona», recalca. «Si esa persona es válida, me da igual que sea hombre o mujer», apostilla.

Plaza de Remondo (Segovia)
Plaza de Remondo (Segovia) - I. JIMENO

Para María José González, la política es «buena gestión. Que todos los recursos se gestionen con sentido común». Y ahí, señala, quizá, sí encuentra alguna diferencia con los varones. «Somos más ahorradoras», reconoce. «Hay macroobras que no las hubiera hecho. Mejor una calle con todos los servicios», apunta.

«Desde el punto de vista económico, somos más ahorradoras. Miramos más la peseta», asevera. «Hay que ahorrar, malgastar lo mínimo y gestionar bien, como si los escasos recursos fueran míos», apunta como premisas del quehacer al frente de la Alcaldía.

María José González, alcaldesa de Remondo
María José González, alcaldesa de Remondo - I. JIMENO

Quizá también por «ahorrar» su trabajo es altruista. No cobran, ni siquiera por asistencia a los plenos, por un trabajo «24 horas los 365 días del año» pensando e los vecinos de Remondo, que no distinguen entre horarios de oficina. «Eres alcalde las 24 horas» y en cualquier punto del pueblo o por teléfono. Eso es, reconoce María José, una de las cosas que «más desgasta» de estar al frente de un ayuntamiento pequeño.

Y, ¿qué opinan los vecinos de que todos los miembros de la corporación sean mujeres? ¿Se nota? «Nos da igual. Mientras lo hagan bien», responden sin dudarlo un grupo de octogenarios que, como cada jueves y domingo, se reúnen por las tardes en torno a una mesa del centro de jubilados para echar unas manos al julepe. La suya es una partida mixta, con Pepa y sus 91 años como la más veterana de un grups de mayores para quienes la presencia de féminas en la política y dominando el poder de su localidad es algo normal.

También para cuatro vecinas que, sentadas en un banco, aprovechan los últimos rayos del sol que aún calientan para disfrutar de la tarde en Remondo. «Si lo hacen bien, da igual», señalan. «Las mujeres somos capaces de casi todo», destacan.

Y es que en los pueblos hace tiempo que las mujeres llegaron al mando. Antes que en las ciudades. «Los pueblos han evolucionado más de cara a ve a una mujer alcaldesa o concejala», afirma la regidora de Remondo.

[Mapa: En amarillo, municipios con alcaldesa; en azul, municipios con alcaldesa y todas las concejalas mujeres. Pincha sobre los puntos para conocer datos de la localidad. Por Luis Cano]

¿Y le gustaría que hubiese una mujer presidenta del Gobierno de España? «¡Ay! ¡Me encantaría!», responde de forma inmediata. «Si gestiona bien el Gobierno y el país», se apresura a apostillar. En el horizonte, la posibilidad de que una potencia mundial como Estados Unidos vea en unas semanas a una mujer por primera vez en la Casa Blanca. «Si vale, por qué no». «Tiene que demostrar que vale», asevera la regidora, quien reconoce «que, a lo mejor, las mujeres tenemos que demostrar nuestra valía a la hora de llegar a un cargo», donde se «mira más con lupa» su trabajo», mientras que a los hombres «a lo mejor los defectos que tiene, no tanto».

Un grupo de jubilados, echando una partida a las cartas
Un grupo de jubilados, echando una partida a las cartas - I. JIMENO

¿Con una negociación en femenino se habría logrado antes formar Gobierno? «Seguro. Estoy convencida de que hubiéramos llegado a algún tiempo de acuerdo», contesta sin dudarlo María José, con diez años de experiencia al frente del Ayuntamiento de Remondo y una etapa anterior como concejal. Un tiempo mayor del inicialmente pensado, pero, señala tajante, la política «no engancha», aunque quizá haber tenido un tío senado hizo que le picase el gusanillo de la política. Lo que cuesta aquí, en los pueblos, es el «relevo».

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