Sociedad

«Los países que más refugiados acogen tienen menos recursos que nosotros»

El periodista Mikel Ayestaran impartió una charla en Valladolid sobre la situación del periodismo y la actualidad social y política

Mikel Ayestaran, este viernes en Valladolid F. HERAS

Iván Tomé

De pueblo, seguidor de la Real Sociedad (hasta el punto de que no ve los partidos por los nervios que le produce ver un encuentro de su equipo) y adicto al periodismo y a Oriente Medio, de lo que le cuesta mucho desengancharse. Así sería la escueta descripción Mikel Ayestaran, colaborador de Vocento en Oriente Medio y reciente ganador del Premio Internacional de Periodismo Manu Leguinech e, que este pasado viernes impartió una charla en Valladolid, dentro del ciclo Cronistas del siglo XXI, para todo aquel que quiso acercarse, entre los que estaban estudiantes deseosos de escuchar sus vivencias y cómo ve él el panorama periodístico y la actualidad social y política que se está viviendo.

Con un tono cercano y afable, y recurriendo varias veces a ejemplos futbolísticos y a anécdotas propias para realizar comparaciones, empezó la disertación asegurando que le pareció «una pasada», recibir el premio en Brihuega, casa de Manu Leguineche , y al día siguiente llegar a Valladolid, al hogar de Miguel Delibes , dos referencias para él son impulsores de algo que ahora «está de moda, pero que ellos ya hacían en su tiempo», que no es otra cosa que el periodismo narrativo, y que parece que nos lo tienen que traer de fuera «cuando lo teníamos aquí, en Valladolid. Pero tenemos esa manía de que en muchas cosas valoramos más lo de fuera que lo que lo nuestro».

Tras diez años en el Diario Vasco, Ayestaran decidió «por lógica» hacerse freelance para viajar a Oriente Medio y las situaciones que allí ocurren, porque no podía pedir a su medio de comunicación «que me mandase a estos 'saraos'», con lo que llevó a cabo una apuesta personal, con la idea siempre en la cabeza de que rindes mucho más «si haces lo que te gusta» . «Mi padre siempre me ha dicho: intenta hacer lo que te dé la gana sin molestar a los demás». Y eso es lo que hizo. Se fue a vivir a esa parte del mundo, a realizar «breaking news» y a zonas de conflicto, aunque matiza que más bien son «lugares de postconflicto, porque no siempre están en momentos calientes, informativamente hablando».

Respecto a este tipo de enfrentamientos, Ayestaran aseguró que muchas de las situaciones que hay en la actualidad «no tienen titulares en el día a día» y existe un «agujero informativo brutal» con continentes como el africano , donde posiblemente haya muchas más víctimas que en otros lugares del globo, pero «no están en agenda». «Las que sí que están son las zonas de Oriente Medio y por eso estoy allí».

Preocupación

Asentado desde 2015 en Jerusalén (Israel), el periodista guipuzcoano mostró su preocupación por el momento actual que se vive en Oriente Medio. Ayestaran explicó que tuvo dos momentos en los que pensó que todos los problemas que había se iban a acabar. Uno fue cuando Estados Unidos realizó la operación para matar a Osama Bin Laden, líder y fundador de la red terrorista Al Qaeda, que no sólo no se acabó, sino que «nos vino algo peor». Y ahora, en la guerra contra el califato, parece que están en la fase final pero da la sensación de que asoma «una guerra fría» con el nuevo heredero al trono en Arabia Saudí, cuyas decisiones en política exterior «han sido nefastas», con Donald Trump en Washington, y con el gobierno israelí «más radical que se recuerda» , según los medios de aquella región.

En cuanto a Siria, Ayestaran apuntó que es un país «totalmente opaco» y no teníamos «ni idea» de lo que pasaba cuando empezaron a caer regímenes como el de Túnez, Gadafi en Libia o Mubarak en Egipto, y que Bashar al-Ásad continúe como presidente de Siria sólo apunta a que «seguimos sin saber nada, porque se nos escaparon las claves desde el principio» y porque desde los inicios miramos al conflicto con esa visión occidental que es elegir entre «el bueno y el malo, pero con el tiempo nos hemos dado cuenta de que era elegir entre los malos y los peores, y ya es tarde» . Ahora, según Ayestaran, es un momento peligroso porque se está «repartiendo el pastel», poniendo las nuevas fronteras, entre las tres facciones que se encuentran en Siria (gobierno, kurdos y la oposición armada) y las grandes potencias internacionales y regionales que han ayudado a los diferentes bandos.

Política europea

Sin salir del todo de los conflictos, el periodista guipuzcoano tildó a la responsabilidad política que se está llevando a cabo «de auténtico chiste, nos limitamos a poner tiritas». Según Ayestaran, la última crisis de este tipo tuvo lugar en el verano de 2014, cuando «nos echábamos las manos a la cabeza» por ver a la gente en pateras, y la solución que se puso, en vez de hacer una política coherente a medio o largo plazo para intentar ver «las razones, de dónde vienen, intentar acoger a esas personas, es decir, hacer algo estructurado y lógico», fue «hablar con el presidente de Turquía, pagarle, y que cerrase sus fronteras para poner un tapón. Y ahora va a pasar algo muy parecido con Italia, Grecia y los refugiados libios». Y en este sentido, recalcó que los países que están haciendo el esfuerzo de acoger a las víctimas son países «con menos recursos que nosotros» y son más solidarios, como es el caso de Turquía, el Líbano y Jordania, siendo el cuarto en discordia Irak.

Fuera del análisis político, el trabajo de campo mezcla situaciones muy duras, pero también ciertos momentos tiernos «para las que no estás preparado», y encima el trabajo periodístico «cada vez se hace más complicado» por la falta de tiempo en un «boleto» o la extensión limitada de las crónicas, por eso decidió escribir «Oriente Medio, Oriente Roto: tras las huellas de una herida abierta», para contar todo lo que se le quedó en el tintero. Dentro de las situaciones armadas «hay ejemplos de vida», a pesar de que pensemos que todo es desolación. «Los niños siguen yendo a la escuela, la gente se sigue casando e, incluso, los niños siguen naciendo» . A este respecto, él mismo tuvo que asistir un parto tras un gran terremoto en Bam (Irán) y al final se encontró con un niño en brazos, casi sin saber qué hacer. «Son momentos intensos que te pasan casi todos los días, la realidad supera por mucho a la ficción».

« Ganarse la credibilidad de la gente es algo muy difícil , pero el quid de la cuestión creo que está en contar lo que tienes delante de tus ojos. No vas a hablar con el presidente del país, pero hablando con los civiles puedes tener muchísimas más claves». Para Ayestaran, lo que más le preocupa «es el fondo» e intenta ser un especialista, con una trayectoria, y que la gente, al leer sus crónicas, «se las crean», y más en esta época de la «postverdad, de las 'fake news', etcétera». «Yo sigo muy orgulloso de la profesión más bonita del mundo y mi objetivo principal es transmitir credibilidad».

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