MÉDICOS SIN FRONTERAS
Salud&Sociedad

Obligados a no olvidar

Un total de 40 fotografías y textos de cuatro escritores dan vida a la muestra de Médicos Sin Fronteras en el Museo de la Evolución Humana que recuerda dramas humanitarios olvidados

Burgos Actualizado: Guardar
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El mundo es inmenso y los tiempos y espacios de los medios de comunicación limitados. Los conflictos internacionales ocupan portadas durante un instante, pasan a páginas interiores y desaparecen de la agenda mediática aunque continúan en la realidad. Médicos Sin Fronteras se ha propuesto recordar esos dramas humanitarios y ser, a través de una exposición, «Testigos del olvido», que puede verse hasta el 23 de octubre en el Museo de la Evolución Humana de Burgos. Un total de 40 fotografías de Juan Carlos Tomasi, fotógrafo con dos décadas de experiencia en conflictos internacionales, dan vida al relato de cuatro desastres olvidados del mundo en territorios palestinos ocupados, Níger, Colombia y Etiopía contados por los escritores Martín Caparrós, Santiago Roncagliolo, Laura Restrepo y Manuel Rivas.

Raquel González, delegada de Médicos Sin Fronteras en Castilla y León, explica que cada imagen es un «retrato del horror cotidiano y un alegato contra el olvido y la indiferencia, además de una apuesta por el compromiso con los seres humanos que viven sometidos a la violencia, la enfermedad y la exclusión extrema en los rincones abandonados del mundo». Con esta iniciativa, se pretende dar palabra e imagen, sacar del olvido a quienes siguen sufriendo y necesitando la ayuda de organizaciones internacionales para sobrevivir.

Además, González destaca que los reportajes realizados para este proyecto lo son «en primera persona», ya que los cuatro escritores viajaron a cada uno de los territorios y conocieron a los protagonistas. Los territorios palestinos ocupados y, en concreto, la ciudad cisjordana de Hebrón, fue el lugar de destino en 2014 de Martín Caparrón, Premio Planeta latinoamericano. En esta zona del mundo la normalidad es una violencia sorda que provoca graves consecuencias psicológicas y sociales para la población palestina, a quienes Caparrós presenta como «Las víctimas de las víctimas». Tras décadas de conflicto, Médicos sin Fronteras desarrolla allí un programa especial de atención psicológica.

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Por su parte, el escritor y dramaturgo peruano Santiago Roncallo viajó al sur de Níger y retrató «El alma de Bouza», ciudad con uno de los índices de mortalidad más altos del mundo, ya que a partir de junio las familias agotan sus graneros sin que la nueva cosecha esté disponible, lo que hace disparar la desnutrición en el momento de mayor incidencia de la malaria. Además, ese «periodo de escasez» se convierte en un «trágico lapso» en el que la desnutrición infantil, que por otra parte es endémico, se recrudece.

Los reportajes están realizados en primera persona

«El único niño del mundo» es la narración de la escritora Laura Restrepo, basada en el distrito de Aroresa en Etiopía, donde el número de médicos es muy escaso y cada 40 minutos muere una mujer durante el embarazo o el parto. Restrepo se ha convertido, a través de esta exposición, en la «testigo del olvido» de una «cruda realidad con escalofriantes estadísticas» tras las que hay incontables y estremecedoras historias personales de mujeres y niños. La muestra se completa en Colombia con el relato de Manuel Rivas titulado «la identidad del color» basada en su viaje a la cordillera del Cauca para documentar las consecuencias de un conflicto que desde hace más de medio siglo impone amenazas, extorsiones, asesinatos y desapariciones a la población.

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