La segunda semana del juicio ha permitido ver a una Raquel Gago más activa, con una imagen mejorada
La segunda semana del juicio ha permitido ver a una Raquel Gago más activa, con una imagen mejorada - POOL

JUICIO POR EL CRIMEN DE ISABEL CARRASCOLos «misterios» de Raquel Gago

La sorprendente desaparición de su abogado en un día clave para la agente mantiene las dudas que pesan sobre ella

León Actualizado: Guardar
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Su detención en relación al crimen de Isabel Carrasco cogió por sorpresa a los que la conocían. Raquel Gago, la agente de la policía local tímida, reservada y celosa de su vida privada, es la tercera acusada de un asesinato resuelto casi desde el minuto uno, pero sobre el que 20 meses después todavía pesan demasiadas incógnitas. En libertad provisional desde enero de 2015, Raquel es el personaje más misterioso del trío que se sienta durante estos días en el banquillo. Es la única que se ha mantenido firme en su discurso en todo momento. Sin embargo, su explicación en relación a diferentes aspectos clave sigue sin resultar del todo convincente.

La jornada del juicio del pasado miércoles estaba llamada a arrojar un poco más de luz sobre su papel en los hechos.

Se había citado a una decena de testigos entre los que figuraban sus amigas, sus hermanos, su pareja o los policías que acudieron a su domicilio cuando 30 horas después del crimen, Raquel entregó el arma con la que Montserrat González asesinó a la expresidenta de la Diputación y del PP de León. No obstante, la extraña desaparición de su abogado, Fermín Guerrero, obligó a suspender la sesión e impidió escuchar las declaraciones de todos ellos. Guerrero estuvo 20 horas sin dar señales de vida, hizo que se interrumpiera el juicio dejando a su representada «tirada» en un día importante para ella y movilizó a un amplio dispositivo policial que durante horas trató de dar con su paradero. Sin embargo, en su reaparición optó también por mantener el misterio. Apenas ofreció una leve disculpa por las molestias causadas y trató de pasar página como si nada hubiera ocurrido.

Debido a este revés, será a finales de esta semana cuando se conocerá si esos testimonios refuerzan o no la versión de Raquel. De los testigos que han pasado hasta el momento por la sala de vistas de la Audiencia provincial cabe destacar en relación a esta acusada al operario de la ORA Julio Mozo. Él es la persona que estaba conversando con Raquel en la tarde del 12 de mayo cuando Triana Martínez introdujo en su vehículo el bolso con el arma que su madre había usado para matar a Isabel Carrasco. El encuentro de ambos se produjo a las 17.15 horas. Según Mozo, cuando estaban charlando se acercó Triana, que le preguntó si tenía el coche abierto para añadir después que volvía en seguida, que iba a la frutería. El funcionario no supo precisar si dijo que le dejaba algo en el coche, pero él –de espaldas al vehículo– sí que está convencido de que oyó cómo se abrían los seguros y el golpe de una de las puertas mientras se cerraba. Por este motivo, consideró que Raquel, frente a él y con una visión «perfecta» del coche, tendría que haber advertido que Triana abría el coche y dejaba algo en él.

Un día antes, los dos policías de Burgos que intervinieron en la investigación ya habían sembrado la duda sobre la versión de Raquel. Según ellos, Montserrat dio la sensación en Comisaría de saber que el bolso con el arma lo tenía una tercera persona. Algo que, en su opinión, no debería conocer si el encuentro entre la agente y Triana esa tarde hubiera sido casual, según sostienen las defensas. Es decir, si Triana y Montserrat fueron detenidas antes de que llegaran a hablar, lo lógico es que la madre desconociera qué había hecho su hija con el bolso.

No obstante, estos inspectores sí que señalaron que el testimonio de Raquel tras la entrega del revólver les pareció «convincente» en un primer momento y uno de ellos incluso se atrevió a afirmar que «no entendía la participación de Raquel Gago en ese momento y sigo sin entenderla ahora». El desconcierto por su vinculación en los hechos quedó reflejado en diversas declaraciones de los que desfilaron por la sala en estas primeras dos semanas. Su hermano afirmó que «no tiene nada que ver con todo este asunto». También varios policías que la conocían mostraron su asombro y confesaron que les costaba creer que Raquel, una agente a la que no le gustaban las armas, hubiera formado parte de un plan criminal para asesinar a Carrasco, a la que no conocía.

Exculpada

Las otras dos acusadas también la han exculpado, pese a que no lo han hecho de forma enérgica desde el primer momento y Triana incluso llegó a afirmar en sus dos primeras declaraciones que sí que dijo a Raquel que le dejaba algo en el coche.

Lo cierto es que sobre el discurso de Raquel pesan sobre todo las incógnitas de por qué, teniendo la intención de ir a un curso de restauración, estuvo una hora aparcada esperando para entrar a una tienda de manualidades a la que al final no fue. Por qué llegó tarde al curso. Según una amiga, dijo que se había quedado descansando cuando no era cierto. Cuál es el motivo de que una de sus amigas subiera al coche donde un día después se encontró el bolso con el arma en la alfombrilla y dijo que allí no había nada. Cómo no vio el bolso cuando abrió en varias ocasiones el coche y, sobre todo, cómo es posible que en 30 horas no contara a ninguno de sus allegados y compañeros que había estado con Triana y su madre antes del crimen y que había visto a su amiga después, minutos antes de ser detenida. De su explicación o no a todos estos «misterios» dependerá la resolución del jurado.

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