Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

AVE, Mariano

«(Herrera) nos haría un favor si de vez en cuando se cogiera un berrinche a la puerta de Génova»

Guillermo Garabito
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Si no diera tanta pereza habría que amenazar con independizarse de vez en cuando, para salir en los periódicos y que el Gobierno se acuerde de nuestra existencia. Si no diera tanta pereza habría que hacer tantas cosas... De soterrar a enterrar va un morfema y unos presupuestos. Y parte del proyecto del AVE en esta región. Mariano Rajoy no tiene amigos, tiene objetivos, y amores mucho menos. La conquista no parece uno de sus fuertes. Y en vez de ir con rosas a los del PNV va con millones y ministros con cheques prometiendo Garoña y soterrar el AVE y la luna.

Agarrarse un cabreo existencial. Como cuando adolescente uno amenazaba con irse de casa y llegaba a abrir la puerta pero nunca a cerrarla del todo.

O, si terminaba dando el portazo, al menos había guardado a tiempo las llaves en el bolsillo. El otro día me preguntaba un amigo de Zaragoza cómo se llama el presidente de Castilla y León. Y quizá esto le ocurre también, de alguna manera, a Rajoy cuando mira desde Moncloa hacia arriba en la geografía española y ve directamente la cornisa cantábrica -con sus golfos y sus prados verdes- sin reparar en esta región. Una «AVErsión» a cumplir con esta tierra que quizá le venga por interponerse entre Madrid y Galicia. O de la nostalgia por el humo de los trenes de carbón, de aquellos que escribe Cunqueiro, que es el mismo humo de los puros.

«El que no llora no mama». Y a Herrera, que incluso habla poco, estoicamente no le pega llorar. Aunque nos haría un favor si de vez en cuando se cogiera un berrinche a la puerta de Génova. Quizá Castilla y León debería declararse en rebeldía una temporada. Los primeros lunes de cada mes, que los objetivos hay que marcárselos con fechas y muy concretos para cumplirlos.

El AVE era vertebrar España a pulso de millones. Ahora sin Presupuestos Generales hay que echarse una novia, o ahorrar. Y Rajoy ahorra dándole millones a Urkullu.

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