Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

Leer es de pobres

«León de la Riva quiso ser infanta de España, mujer de Bárcenas y ministro incluso; de Sanidad que para algo es ginecólogo»

Guillermo Garabito
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Leer era cosa de la clase trabajadora. De esa que compraba colecciones de libros enteras, a Lara padre, para decorar el salón del pisito pagado con hipoteca. Y los compraban esperando que sus hijos, universitarios, leyeran a los clásicos. Después la «posverdad» de los libros sin páginas de Ikea. Leer es una moda a la que se apuntaron algunos filósofos griegos y romanos, la mantuvieron algunos pensadores a lo largo de los siglos y se cayó cuando la España democrática del pelotazo y libros vacíos.

Cuenta León de la Riva ahora -exalcalde de Valladolid- en los juzgados que creía que las famosas «comfort letter» eran cartas de recomendación. Porque lo mismo se le firma la carta de recomendación a un sobrino que a un alguacil.

El caso era firmar cuando había dinero para estilográficas. Echar autógrafos por doquier porque las alcaldías eran el peldaño justo anterior al estrellato de Hollywood. O la alfombra roja de Seminci con Sofía Loren.

En España no se lee, es un hecho. Tenemos un presidente que desayuna el Marca y en Francia tienen a Macron que recita a Molière de memoria, recuerda Quintano, «gracias a su colegio de pago como Rivera, gracias al hilo de su piscina, se sabe a Sabina».

A España sin lecturas, remodelando la frase de Alfonso Guerra, no la salva ni la madre que la parió. Porque León de la Riva es la prueba de las mujeres florero. León de la Riva quiso ser infanta de España, mujer de Bárcenas y ministro incluso; de Sanidad que para algo es ginecólogo. Quiso ser Ana Mato, pero con más glamour -sin globos, ni confeti-.

Lo lógico sería hacer un alegato en favor de la lectura de los clásicos, pero es viernes. Convendría conformarse con leer lo que se firma, no vayan a estar avalando un soterramiento en vez de recomendar al cuñado. Pero de esto ya nos tenía avisado Borges, «uno llega a ser grande por lo que lee y no por lo que escribe». O por lo que firma.

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