Educación

Innovación educativa: todos aprenden a aprender

Los centros escolares de Castilla y León se suman a la «revolución» metodológica en la que el trabajo por proyectos y el aprendizaje entre todos son la clave

Alumnos del IES Arca Real, en una de las actividades innovadoras que se aplican F. HERAS / R. ORDÓÑEZ

CRISTINA ROSADO

Un grupo de niños corre por las humildes calles de Comayagua (Honduras). Se dirige a la escuela junto a otros pequeños y adolescentes tras haber podido desayunar ese día. Ellos tienen una escuela a la que ir gracias a las becas de la ONG SED de los Hermanos Maristas y esas becas han hecho posibles proyectos como el que reunió a los alumnos del Colegio Marista San José de León el pasado curso. Cada camiseta que vendieron era una beca que alejaría a un niño de las maras.

Pero este proyecto no fue solo un ejemplo de altruismo, sino uno más de los que cada vez más se encuentran en los centros escolares del aula y por los que los alumnos, más allá de los libros y las clases magistrales de antaño, aprenden mediante un proyecto que involucra a varias asignaturas y a varias clases, incluso distintos cursos de Primaria, ESO y Bachillerato, trabajando en equipo por un objetivo. En este caso, lograr la venta de camisetas diseñadas por los alumnos de ese colegio de León para cambiarlas por becas para los niños de Honduras. Los alumnos de León se sumergieron en un proyecto de Aprendizaje-Servicio, por el que se integran el aprendizaje de contenidos, habilidades y valores, con el servicio a la sociedad para transformarla y mejorarla.

Partió de la asignatura de Fundamentos de Administración y Gestión de Empresas de 2º de Bachillerato, pero contó con alumnos de 3º y 4º de ESO en otras asignaturas. Pretendían aumentar las ventas de esas camisetas y para ello, elaboraron un estudio de mercado, un plan de marketing, un diseño, analizaron a fondo cómo crear un producto atractivo; involucraron a deportistas de elite y crearon un vídeo que resume el proyecto y en el que se puede ver a los niños de Honduras en su camino a clase (https://youtube.be/hcq6-Csb0M4). Finalmente, lograron pasar de los 993 euros de recaudación de la campaña anterior a los 7.330 euros del pasado curso 2016-2017.

Rompen la dinámica de clase y libro y agrupan alumnos de distintos cursos

Aidén Álvarez de Paz, la profesora que lideraba este proyecto junto a otros dos docentes, Elena García Casado y Carlos Álvarez Cuenllas, explica las dos dimensiones del proyecto: que los alumnos aprendan conocimientos y adquieran habilidades, pero también valores. «He visto cómo los alumnos de 2º de Bachillerato se motivaban y tenían un misión, ayudar a esos niños. Veían que estaba en su mano y a medida que avanzaba el proyecto, se dieron cuenta de que era un proyecto real y que tenían una responsabilidad».

Para esta docente, «el mejor aprendizaje es el que se experimenta», siempre «con el currículo por delante de todo porque aunque sea una educación en valores, te centras en el currículo». Ha sido «trabajoso» para los docentes y para los alumnos, pero han aprendido a trabajar en equipo, a provocar cambios en el entorno, a tener iniciativa y autonomía en la toma de decisiones y a ser creativos, a la vez que adquirían los conocimientos obligatorios de cada asignatura, hasta las Matemáticas. Para Aidén, la motivación es «recíproca, de alumnos y profesores». «Sirve para que ellos lleven a la práctica lo que les explicamos», y aunque «estos cambios nos pillan a los docentes un poco fuera de juego, tenemos que salir de nuestra zona de confort, y aunque cueste, cuando ves que se cumplen los objetivos, que los alumnos están motivados y felices, dices que ha valido la pena».

Bilingües e inclusivos

Una de las iniciativas de la Consejería de Educación de Castilla y León que impulsa estas nuevas metodologías y que pretende extender a más colegios es la de los centros BIT (Bilingües, Inclusivos y Tecnológicos), colegios e institutos que aplican otras formas de aprender más allá de las clásicas, con los idiomas como eje, con la motivación de que todo su alumnado tenga las mismas oportunidades de aprendizaje y aplicando las tecnologías de la información y la comunicación a esos procesos educativos.

Son 21 centros seleccionados el pasado curso y uno de ellos es el IES Arca Real de Valladolid. Su directora, María José Quintana, afirma que juntan clases y trabajan por proyectos «sin la rutina de las clases» de antes. «Te lleva más tiempo que venir a clase con el libro de texto», pero asegura que el claustro de profesores ha asumido ese «trabajo muy duro» de cuadrar los currículos de las diferentes asignaturas para que encajaran en cada proyecto.

Alumnos del colegio San José de León

Asegura que «a los chicos les gusta» y aunque aún no hay una evaluación concreta de la incidencia en el rendimiento académico, sí han visto por las metodologías que aplican, que haber introducido proyectos de 3D y robótica ha supuesto «un repunte en la elección de las especialidades técnicas por parte de los alumnos, especialmente chicas, en lo que se enfocaron especialmente.

Insiste en que cada proyecto debe estar dentro de las competencias y contenidos curriculares, pero «se enseñan de otra manera», y afirma que la limitación de medios les impide extenderlo a la totalidad de su actividad lectiva, de modo que lo llevan a cabo un jueves cada 15 días y siguen con las clases magistrales el resto del tiempo lectivo.

Integración

También otro centro BIT sigue estas dinámicas alternativas a las tradicionales en sus aulas, el CEIP Los Vadillos de Burgos. Su director, David Ureta, comenta que imparten inglés desde 1º de Infantil a 6º de Primaria y francés (tienen sección bilingüe) de 3º de Infantil a 6º de Primaria, a la vez que hacen desdobles y trabajan con grupos reducidos de alumnos, lo que «da buenos resultados en idiomas», apunta.

También en la inclusión destacan. Los grupos reducidos de alumnos están presentes en otros momentos, y los niños que necesitan del apoyo de los especialistas reciben ese apoyo dentro del aula. Usan TIC y tabletas y se embarcan en proyectos de empresas como la de la convivencia que crean los alumnos, junto a juegos cooperativos en el recreo, de modo que ningún niño se sienta excluido. Este año, el hilo conductor de su trabajo por proyectos es el espacio e involucra a todos los alumnos de este colegio burgalés, a la vez que en Infantil están trabajando este trimestre la inteligencia emocional.

Ureta sostiene que el profesorado hace un esfuerzo importante porque estas metodologías requieren «muchas horas de formación» de los docentes, pero que «aquí, la sala de profesores es más fácil verla como una sala de desdoble» que como tal sala para reuniones, trabajo o descanso de los maestros, «porque cualquier espacio es bueno para repercutirlo en beneficio del alumno».

La directora del CEIP Marqués de Santillana (Palencia) -centro BIT-, Mercedes Requena, pone de manifiesto que trabajar con estas metodologías permite «que todos los niños tengan las mismas posibilidades» gracias a técnicas como las de cooperación, que permiten que haya «una mayor participación del alumnado en todas las actividades que se desarrollan por grupos». En su centro se mezclan niños de distintas edades en determinadas actividades sistematizadas que hacen que se rompa el curso como lo conocemos hasta ahora, pero que «es beneficioso» para los escolares. «Hay pequeñas soluciones, que a veces no son costosas, que te ayudan a aprender cómo organizarte de otra manera y que dan resultados», concluye.

Los estudiantes aprenden a trabajar en equipo, a incluir a todos

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