Fernando Conde - Al pairo

Hágase la luz

«¿Por qué no bajó la electricidad en la misma medida, cuando hace un par de años el petróleo se desplomó a niveles del siglo XX?»

Fernando Conde
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Al paso que va la burra, en este país pagar la factura de electricidad nos va a dar calambre. Se entiende mal que en la última década se haya sembrado el campo, especialmente el castellano y leonés, de molinos y champiñones fotovoltaicos, que se haya pagado esa electricidad cinco veces por encima de su valor de mercado a unos cuantos vivos -otros, por lo mismo, ya están muertos- y que se haya invertido tanta pólvora del rey en investigación y desarrollo de nuevas energías, para que ahora los españolitos tengamos que rascarnos el bolsillo y echar mano a la hucha si queremos tener luz en casa.

Pero lo que ya no es corriente, sino de aurora boreal, es la justificación dada a esta galopante subida anunciada por el ministro Nadal esta semana -la primera en la frente-.

Los que se lo van a llevar calentito aducen causas como el frío, la escasez de agua y viento (sic) y el aumento «artificial» del precio del petróleo acordado por quienes lo manejan. Pero, entonces, la pregunta que cabe hacerse es obvia: ¿por qué no bajó la electricidad en la misma medida, cuando hace un par de años el petróleo de desplomó a niveles del siglo XX, o cuando el viento arreciaba en los páramos o cuando en 2016 vivimos el año más caluroso del que tienen noticia los anales meteorológicos?

Sea como fuere, lo cierto es que, en el país de la luz, la luz va a ser más cara que nunca, y que da igual quién esté en el gobierno porque, según parece, el que maneja el interruptor hace y deshace, en materia energética, lo que le sale del transformador. Suena a medida bananera eso que proponen los populistas, a saber, nacionalizar la energía para contener los precios. Todos sabemos que, al final, la competencia y el libre mercado son sanos para una economía productiva, pero que tengan cuidado los amos del voltio porque en la oscuridad la gente ve con malos ojos casi todo. Y si el personal comienza a tener pesadillas con el amperaje, es muy probable que acaben por fundírsele los plomos y tirar del cable.

Y el cable puede servir también para colgar chorizos, como hasta no hace mucho he visto yo en mi pueblo. Así que, si alguno no quiere sufrir una subida de tensión que derive en colapso, será mejor que deje de abusar de la paciencia española. Es mucha, pero a veces se cortocircuita. Y es que este mundo es mundo porque alguien dijo una vez «hágase la luz…». Y la luz se hizo.

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