Sequía

Los embalses del Duero se recuperan de forma desigual y el centro aún preocupa

Todavía por debajo de los niveles de 2017, están de media al 30%, pero los de Carrión y el Pisuerga no llegan al 18

El embalse de Aguilar (Palencia) es el que peor panorama presenta, junto con el también palentino Requejada. Únicamente está al 12,9 por ciento ABC

I. JIMENO

Considerada la «zona cero» de la fuerte sequía que azotó España en 2017, Palencia, y la zona centro de Castilla y León, siguen sin recuperarse de la deshidratación. Las precipitaciones que desde diciembre vienen regando la Península y la Comunidad parece que siguen encontrando una barrera más compacta que franquear para penetrar en esta provincia y su entorno. Una prueba de ello es la situación de los embalses que salpican la geografía regional. Aunque aún a niveles muy inferiores a los de otros años, la mayor parte de ellos han ido ganando poco a poco reservas. Una situación que no se reproduce al mismo ritmo en los palentinos -que partían ya de una muy escasa situación-, que abastecen tanto a esta provincia como a la de Valladolid, sin grandes pantanos. Continúan en niveles preocupantes. Tanto los del sistema Carrión (Camporredondo y Compuerto) como los del Pisuerga (Requejada, Cervera y Aguilar) no llegan en su conjunto al 18 por ciento de su capacidad una vez consumida una de las estaciones que deben ser ricas en agua como es el otoño, ya sin campaña de riegos -los grandes consumidores de reservas- y tras un primer mes y medio de invierno que ha marcado un punto de inflexión y en el que se ha logrado romper la tendencia de sequía a nivel general gracias a la entrada de varios frentes cargados de agua.

Ese 17,9 por ciento entre los cinco son más de trece puntos menos que lo acumulado el año pasado por las mismas fechas y casi 180 hectómetros cúbicos menos de líquido en sus vasos que en el promedio del último decenio. Tan sólo tienen 85.2 de los 487 que caben. Su situación contrasta con la del conjunto de la Cuenca, donde, pese a no ser espectacular, han ido dejando atrás la estampa del vacío. De media, los 18 que gestiona la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) están al 30 por ciento de su capacidad (acumulan 863,3 hectómetros cúbicos de líquido), lo que supone 10,6 puntos menos que por estas mismas fechas en 2017, que arrancaba también con déficit de reservas, y 28,1 puntos porcentuales y 809,3 hectómetros cúbicos menos que en el promedio de los últimos diez años.

Pese a estar aún por debajo, lo cierto es que atrás queda la estampa de principios de diciembre, cuando se marcó no sólo el mínimo del pasado año, sino también de las últimas décadas, con tan sólo 512,7 hectómetros cúbicos de agua. Estaban entonces al 17,8 por ciento de su capacidad, lo que supone que en este tiempo, poco a poco, han ganado algo más de 350 hectómetros y se sitúan 12,2 puntos por encima del fondo tocado. Pero no en todos los sistemas la recuperación ha sido igual. De ahí que preocupe la situación del Carrión y el Pisuerga, a los que les quedan tres meses para ganar reservas y garantizar una campaña de riego que en este momento presenta muchas dudas.

Son los embalses de Requejada y Aguilar, ambos en el sistema Pisuerga, los que presentan una peor estampa, al 12 y 12,9% de sus posibilidades, respectivamente, y eso que los dos han ido ganando reservas, pero de forma muy limitada. Y es el de Cervera, a más de un tercio, el que contribuye a salvar un poco el «tipo» en términos porcentuales, pero no en reservas, pues es el más pequeño. Por el contrario, el de Aguilar, el más grande (247 hectómetros cúbicos de capacidad), no llega al 13 por ciento. Los dos del Carrión están en torno a la quinta parte de su límite. En total, los cinco suman 41,9 hectómetros cúbicos de líquido, muy lejos de los más de 96 del promedio del último decenio, en el que se han ido intercalando años de abundancia con sequía.

Tampoco en Ávila la situación es muy boyante. Es la otra provincia con un nivel por debajo de la media. El embalse de Las Cogotas está al 18,8%, algo menos de la mitad que el promedio del último decenio. Pero las abundantes precipitaciones en forma de nieve caída en lo que va de invierno invitan a cierto optimismo sobre el llenado, una vez que comience el deshielo y ese agua llegue al vaso del pantano, donde las últimas semanas ha permanecido con reservas prácticamente invariables.

Esas copiosas nevadas, sobre todo en las provincias más al sur como Ávila, Segovia, Salamanca y Soria, además de Burgos, también son el sustento con el que se confía en que puedan ir nutriendo de más líquido los embalses de estas zonas. Aún así, en líneas generales ya presentan un mejor aspecto que los palentinos. Incluso en el segoviano del Pontón Alto, a los pies de la sierra de Guadarrama, se ha llegado a desembalsar agua, una estampa que no se veía desde meses atrás. Cierto es que es el más pequeño, con tan sólo capacidad para 7,4 hectómetros cúbicos, pero también que ha recuperado bastante con las lluvias del invierno y presenta un imagen envidiable para sus colegas: está al 93,5 por ciento de su capacidad. En la misma provincia, peor aspecto ofrece Linares del Arroyo, que está a un tercio de sus reservas, con 17,9 hectómetros cúbicos cuando el año pasado tenía diez más y la media del decenio último es casi el doble. Al deshielo también miran en el soriano de Cuerda del Pozo, a un 30%, cuando un año atrás su vaso para 248,7 hectómetros cúbicos estaba a más de la mitad. A ya más de un tercio, en términos globales, se encuentran los pantanos burgaleses de Arlanzón y Úzquiza, también más bajos que en el pasado reciente, pero sumando líquido. A un ritmo pausado también van ganando reservas los tres embalses que gestiona la CHD en Salamanca y están a más del 35 por ciento de sus posibilidades.

Y son los de León los que han agradecido más las lluvias y avanzan a una mayor velocidad su llenado. El de Villameca, que abastece a Astorga y llegó a temerse por el riesgo de no tener para la población, ha triplicado sus reservas y ya está al 36%. Atrás queda también la imagen difícil de olvidar del embalse de Barrios de Luna con poco más que un hilillo de agua, al 4% de su capacidad. Las precipitaciones han llenado su vaso hasta una cuarta parte, con más de 76 hectómetros cúbicos, aunque aún está en un nivel bajo para lo normal en esta época. Por más de dos se han multiplicado las reservas desde comienzos de diciembre en el Porma, que sobrepasa ya un tercio de sus posibilidades, y más de 20 puntos que al tocar fondo está Riaño, el más grande de la CHD, que suma 215 hectómetros cúbicos de los 651 para los que tiene capacidad.

Aún por debajo de lo que deberían estar, las reservas acumuladas permiten garantizar el abastecimiento a la población, aunque la campaña de riego se analizará ya en marzo.

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