«DRONItCH»: la innovación entra en juego

El colegio Cristo Rey de Valladolidinventa un deporte a partir del «Quidditch» de Harry Potter

Escolares del colegio Cristo Rey practicando este deporte F. HERAS

C. R.

Muchos soñaron con poder volar como los aventajados alumnos de la saga de Harry Potter. Emulando las escobas de su deporte, surgió el «Quidditch», practicado hoy con un «stick» a modo de escoba, pero el Colegio Cristo Rey de Valladolid ha ido más allá y su departamento de Educación Física ha desarrollado su propia versión de este deporte haciéndolo único en el mundo: ha surgido el «Dronitch», un juego que integra un nuevo elemento, un dron.

La idea partió en mayo de 2017 del profesor de Educación Física y coordinador de Innovación en el colegio, Fausto Calvo Escobar, que se planteó innovar también en esta materia, en la que en menor medida se aplican nuevas metodologías rompedoras. Como explica, tras conocer el «Quidditch», un deporte en auge desde su creación en una universidad americana en 2005 a partir de la ficción cinematográfica, Fausto Calvo pensó que podía aplicarse en clase y le dio una vuelta. «Vi que no era un juego de una sola destreza en el que se usen mayoritariamente las piernas, como en el fútbol; o primen los brazos, como el baloncesto, sino que en él se mezclan cuatro o cinco deportes y pensé que podía ser mixto, lo que lo hace genial en inclusión educativa».

Además de practicar el juego con sus alumnos de 1º a 6º de Primaria, el profesor Fausto Calvo consiguió que las reglas del juego las desarrollaran en un principio los alumnos de 6ª de Primaria. «Se entusiasmaron cuando investigaron y vieron que no había nada parecido en el mundo», comenta Calvo. Tras hacer las reglas, primero se jugó en ese curso, para irlo después implantando con los escolares más pequeños.

Usando unas redes telescópicas y un dron rodeado de una malla que lo convierte en una pelota, los escolares «corren poco peligro», afirma este docente, que considera que «se trata de que todo lo que nos rodea sea útil educativamente, que usemos la tablet, el ordenador, y también los drones para al enseñanza y los niños se motivan mucho». Además, cuidan «mucho» este dron, pese a que este profesor en un principio pensara «esto dura dos días» y comprara tres drones por si acaso. Fausto Calvo señala, además, que este deporte «es cooperativo, no sexista y al tener diferentes roles, lo disfrutan todos», porque todos han empezado en igualdad de condiciones al no haberlo practicado antes. También no solo prima la potencia física, sino que «hay mucha estrategia», según este docente, lo que favorece la práctica de un deporte a aquellos niños con menos destrezas atléticas: «Los alumnos se emparejan niño-niña y, curiosamente, no eligen al más máquina, sino a aquel que elabora una buena estrategia». Esto hace que los niños ganen en seguridad y confianza. Se trata de un deporte que pone en juego el desarrollo de distintas habilidades usando la «gamificación» en educación.

Calvo Escobar no ha patentado la idea y bromea con que «no me voy a hacer millonario con ello porque para mí, el valor de esto es la huella que les voy a dejar a los alumnos». Para este docente, «lo esencial es que el alumno sea el protagonista del aprendizaje porque es cuando aprende de verdad», afirma mientras recuerda que alguna vez les dice a sus compañeros: «Tened siempre presente que hay que dejar huellas, no cicatrices; los alumnos se acordarán de nosotros por todo lo que les llegue a emocionar, aquello que transmita ilusión».

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