Las «catedrales del campo» buscan nuevo dueño y usos

El Ministerio de Agricultura trata de vender 53 silos en desuso y con «un coste difícil de justificar»

El silo de Sepúlveda (Segovia) es uno de los que trata de vender el FEGA ICAL

ISABEL JIMENO

Templos de culto y casi adoración en el pasado. Elevados al cielo como auténticas catedrales del campo , para los que el paso de los años, la evolución de la agricultura, las nuevas normativas... se han conjugado de modo que los silos , tiempo atrás elemento clave no sólo para los agricultores, sino para garantizar el pan de cada día a los españoles, ya no tengan el papel tan importante que tuvieron, integrando incluso una Red Nacional de Silos , con casi un millar repartidos por toda España. Pero hoy en día, acabado -merced a la normativa europea- el régimen de monopolio estatal que regía en los cereales, estas grandes obras de construcción están en su mayoría en desuso , con «un coste elevado difícil de justificar» para las arcas estatales que lo soportan, como dueñas que son de ellos.

Las telarañas y el óxido se han adueñado del espacio ocupado en otros tiempos por trigo y cebada. Así que, en 2014, el FEGA (Fondo Español de Garantía Agraria), dependiente del Ministerio de Agricultura, comenzó una operación para poner a la venta los silos , graneros y almacenes de cereal que tiene diseminados por el territorio nacional. Y Castilla y León , tierra cerealista por excelencia, granero de España y cruce de caminos, atesora buena parte de ese patrimonio para el que se buscan nuevos dueños y renovados usos. De los 141 que integraban la red básica de silos públicos en el momento en el que se inició la operación de venta, 54 están en la Comunidad. Con el 38,3 por ciento del total, es la que más tiene, seguida por Aragón, con 41.

Y para todos menos uno -el de la localidad palentina de Paredes de Nava, alquilado todavía a la cooperativa Agropal- busca ya comprador el FEGA. Aunque, por el momento, con escaso resultado. Ya ha realizado tres subastas -en julio de 2015 y en enero y febrero de este año-, pero ninguno de los 21 ofertados hasta la fecha en Castilla y León recibió una puja adecuada . De los subastados en el conjunto de España, pocos, pero algunos sí han encontrado nuevo dueño, fundamentalmente vinculados al sector cerealista en las tres provincias de Aragón. El 15 de diciembre hay prevista otra subasta. En total quince silos, con sus terrenos y edificaciones aledañas en Castilla y León buscan quién los quiera, por un valor global de 8 millones de euros.

La intención del Ministerio es hacer cuatro subastas por cada uno, rebajando el precio un diez por ciento de una a otra. Busca encontrar interesados en dar nuevos usos culturales o empresariales a esos espacios que durante décadas prestaron servicio en la cadena de gestión de compras y almacenamiento de cereales, dado que el «coste elevado» que suponen ahora «es difícil de justificar» y «no existe una previsión clara de utilización en el futuro». Sin olvidar el «deterioro» que acumulan.

Desde 1944

Y es que el devenir de estas catedrales del campo ha pasado por muchos avatares. Fue en 1944 cuando comenzó a proyectarse esa red estatal, teniendo en cuenta los nudos de comunicaciones y las líneas de ferrocarril, entonces transporte básico para el movimiento de mercancías. En 1949, la localidad madrileña de Alcalá de Henares veía cómo se ponía en funcionamiento el primero de una red -con cargo al organismo triguero en base a sus beneficios comerciales y los Presupuestos Generales del Estado- que hasta 1986 llevó en la construcción de 663 silos y 275 graneros por toda España, con capacidad para más de 2,68 millones de toneladas.

Posibilitar la compra de toda la cosecha de trigo a los agricultores , conservar una reserva nacional para garantizar el consumo con una materia básica, permitir la recepción en puerto de trigo de importación y eventual exportación y la adecuada manipulación del grano y selección y tratamiento de semillas eran los objetivos primigenios de esa Red Nacional de Silos.

Cambio normativo

Y así fue durante décadas, hasta que 1984 y 1986 marcaron un antes y un después en su hasta entonces clave actividad. Primero, con el fin del régimen de monopolio estatal con que funcionó el trigo en España hasta el 29 de mayo de 1984. Hasta entonces, los distintos organismos que hubo - Servicio Nacional de Trigo (SNT), Servicio Nacional de Cereales (SNC) y Servicio Nacional de Productos Agrarios (Senpa)- tuvieron una acción muy intensa en la compra, almacenamiento y venta de cereales con una utilización elevada de esa red de silos. Además, el hecho de que tanto el trigo como el resto de cereales se encontraran sometidos a precios de intervención garantizaban la compra por el Estado y el uso de esas infraestructuras.

Otro punto de inflexión en ese declive lo marcó 1986. Al fin del monopolio triguero se unió la incorporación en aquel momento de España a la entonces llamada Comunidad Económica Europa (germen de la Unión Europea), que supuso un profundo cambio en los procedimientos de intervención, que pasaron a depender totalmente de la legislación comunitaria. La intervención en los precios se fue reduciendo y con ella también se produjo una significativa bajada en esos sistemas de almacenamiento.

Así que, visto el panorama, ya en 1985 se hizo un primer estudio sobre las necesidades de silos para elaborar una red básica que seguía bajo control de la administración. Con el paso del tiempo, se fue ajustando aún más, hasta dejar en 141 los silos y graneros de propiedad del Estado, con capacidad para 977.320 toneladas, que integran ese mínimo que permita garantizar las necesidades de intervención de los mercados.

Y algo más de un tercio de esa capacidad se acumula en los 52 almacenamientos que el FEGA tiene en Castilla y León: 330.150 toneladas. La mayor parte, correspondientes a los 40 silos distribuidos entre las nueve provincias. Además, también hay cuatro graneros -de menores dimensiones- para los que también se busca nuevo uso, así como diez macrograneros de gran capacidad. Los mayores son los de Pancorbo (Burgos) y Aliud (Salamanca) , en los que caben 30.000 toneladas de grano en cada uno. Por provincias, es Valladolid, la que más construcciones tiene (11), con capacidad para recibir 55.650 toneladas de grano; pero es Soria la que mayor volumen puede almacenar: 78.220 toneladas en tres silos y tres macrosilos. También elevadas son las posibilidades de Burgos: 65.150 toneladas en nueve instalaciones. Las que menos, Ávila (11.250 toneladas en tres silos); Segovia (12.300, en cuatro emplazamientos) y León (14.100 en tres silos).

El macrosilo de Pancorbo será uno de los que volverán a salir a subasta el 15 de diciembre (en www.fega.es se pueden consultar las condiciones). Con un precio inicial de puja de algo más de un millón de euros, intentará encontrar nuevo dueño para los más de 21.300 metros cuadrados de parcela en la que se encuentra, y con una importante rebaja en el precio respecto a su primera y fallida subasta en junio de 2015, cuando nadie pujó por los 2,3 millones en los que estaba valorado.

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