Agricultura

Los campos exprimen el oro líquido

La superficie de olivo ha aumentado un 15 por ciento en el último decenio y ya supera lasa 8.200 hectáreas

El clima extremo favorece una «mayor calidad» del aceite

Vareadora trabajando en la recogida de la aceituna en un olivar de Valladolid ICAL

ISABEL JIMENO

En tierras de cereal, hay otro color dorado, el del aceite, que se hace hueco entre los cultivos. Y es que en Castilla y León los olivos ganan superficie y también crecen el número de almazaras que convierten las aceitunas en el oro líquido del campo. Aunque es en los territorios más al sur de España donde se extienden los mayores olivares, con Andalucía acaparando más de la mitad de la superficie (cuenta con unas 1,6 millones de hectáreas de las 2,6 que hay en todo el país), también en la Comunidad se van abriendo camino. Prueba de ello es la evolución que han experimentado. Si hace unos años no era un cultivo muy extendido y el aceite con sello de procedencia de Castilla y León» apenas existía, cada vez va ganando más hectáreas, y ya supera las 8.000 en un constante aumento. La mayor parte de ellas están destinadas para aceituna de almazara, aunque también hay para mesa.

Cierto es que un tiempo atrás, en 1985, se marcó el tope, con más de 12.000 hectáreas plantadas. Pero a partir de entonces comenzó su paulatino declive. En 1993, cayó por debajo de las 10.000 y siguió menguando hasta tocar el suelo entre los años 2003 y 2005, cuando apenas sobrevivían 7.000 hectáreas productoras. Pero fue a partir de 2006 cuando empezó su repunte , superando de nuevo las 8.000 desde 2010.

También en España, líder mundial en superficie y producción de aceite de oliva (representa aproximadamente el 60% del conjunto de la Unión Europea y el 45 de la mundial), han ido aumentando los olivares, que se extienden por más de una treintena de provincias de una docena de comunidades . Eso sí, es en Jaén y la cuenca del Guadalquivir donde más se concentran. La mayor parte están dedicados a su transformación en el preciado líquido en almazara y otra pequeña proporción están destinados a aceituna de mesa.

En Castilla y León, en un decenio, la superficie ha crecido un 15 por ciento , desde las 7.147 hectáreas de 2006 a las 8.243 de 2017 (casi 1.100 más), y eso que entre 2015 y 2016 se tuvieron que arrancar casi 200 hectáreas en Valladolid . Aún así, ésta es la provincia con un mayor repunte del olivo. Hasta un 238 por ciento se ha incrementando la superficie destinada a su cultivo, pasando de poco más de 300 hectáreas a sobrepasar las 1.000 antes de tener que quitar la plantación dañada. Es ya la tercera provincia de la Comunidad con mayor extensión de olivares, tras Ávila y Salamanca , donde esta especie está más implantada desde tiempo atrás y los aumentos no son tan notables.

«Posible y viable»

Mientras en Segovia no ha llegado a asentarse el cultivo del olivo, en Burgos, León, Palencia y Soria es casi testimonial (14 hectáreas entre las cuatro). Y en Zamora, aunque en menor cantidad que en las otras tres que ocupan el pódium, también se ha ido extendiendo y roza ya las 400 hectáreas declaradas cuando un decenio atrás no llegaba a las 300, según los datos de la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León.

Entre esos nuevos cultivadores que se sumaron a exprimir el oro líquido en Castilla y León está el Grupo Valdecuevas, que comenzó en 2008 con una plantación de 120 hectáreas en superintensivo en Medina de Rioseco (Valladolid). El objetivo era «buscar una alternativa de cultivo» para esa finca y ya superan las 150 hectáreas de olivares. «El cultivo es posible y viable» , destaca Jesús Aparicio, su director técnico. Además, destaca que, aunque las producciones en la meseta norte son «inferiores» a las de Andalucía pues ellos tienen dos meses más de periodo vegetativo -allí se elevan a unos 10.000 ó 12.000 kilos de aceituna por hectárea y en la Comunidad se quedan en torno a los 7.000-, aquí «la calidad es muy alta» ya que las condiciones extremas del clima ayudan a ello.

Eso sí, explica Jesús Aparicio, la rentabilidad llega del proyecto «en su conjunto», pues ellos también cuentan con una almazara en la que transforman el fruto en el preciado aceite. Casi todo de sus propias parcelas y únicamente reciben también aceitunas de otros «dos o tres» productores «pequeños». «¡Ojalá hubiera tres veces más de plantaciones!», exclama.

La «calidad» es lo que «da un valor añadido» al producto , muy apreciado especialmente en el exterior. De hecho, aproximadamente el 70 por ciento de su aceite cruza las fronteras nacionales hacia los mercados tan diversos y dispersos como Japón, Alemania, Estados Unidos, Venezuela o China.

15.000 toneladas

La producción de los olivares de Castilla y León roza las 15.000 toneladas de aceitunas, superando incluso los datos de ese pico de superficie de 1985, cuando se recogieron 10.200. Este año, la sequía también ha hecho mella, con frutos más pequeños, salvo en las parcelas dotadas de regadío, aunque también se han visto afectadas por el adelantamiento del ciclo vegetativo de la planta y rendimientos más grasos, señala Jesús Aparicio.

Aunque las cifras aún están lejos del gigante andaluz, en la campaña 2016-2017, salieron de la veintena de almazaras de Castilla y León más de 1.000 toneladas de aceite, de los casi 1,3 millones del conjunto de España, más de un millón procedentes de Andalucía, según los datos de Aica (Agencia de Información y Control Alimentarios).

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