El periodista taurino Manuel Molés, junto con Juan Bazaga, presentador del acto
El periodista taurino Manuel Molés, junto con Juan Bazaga, presentador del acto - AYTO.
TOROS

Los toros según Molés

«La gran figura» del periodismo taurino sienta cátedra en las Jornadas de Villaseca de la Sagra gracias a su verbo fluido y a su rico anecdotario

Toledo Actualizado: Guardar
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Manuel Molés (Alquerías del Niño Perdido, Castellón, 1940) aprendió que en la vida «hay que saber elegir» gracias al «tonto del pueblo». Colás se llamaba. Ocurrió un día que el bueno de Colás andaba en la sala de baile del pueblo venga a mirar a dos chavalas vestidas con minifalda. Y tanto se agachó el tonto para ver lo que solo se intuía que las muchachas se molestaron y le riñeron:

—Pero, bueno, Colás, ¿qué coño quieres?

—Ah, pero se puede elegir…

La anécdota, contada ayer en un repleto salón de actos municipal de Villaseca de la Sagra, define al personaje. A Molés, no a Colás. «La gran figura» del periodismo taurino, según le definió Juan Bazaga, presentador de «Tierra de Toros» en Canal Extremadura, fue el protagonista de las Jornadas Taurinas que el pueblo sagreño celebra esta semana.

Molés es, sobre todo, la voz de los toros. Empezó a hablar de ellos en el diario Pueblo, de ahí pasó a Televisión Española, desde 1982 presenta un programa sobre la materia en la Cadena Ser y los últimos 26 años los ha pasado en el Canal Plus retransmitiendo festejos. A finales de la temporada pasada, la televisión privada le dijo que ya no contaba con él para el día a día y Molés se está despidiendo ahora de los telespectadores con «Al natural», una serie de reportajes profundos sobre aspectos y personajes de la fiesta.

«De repente, estoy en una etapa fenomenal: la de sentirme libre. Estoy tremendamente ilusionado», dijo ayer en Villaseca sobre su momento actual y sobre el futuro, en el que no se ve escribiendo libros porque, a sus casi 77 años, eso lo hará «cuando sea mayor».

Sin ser adivino, se puede intuir que seguirá ejerciendo el periodismo taurino. Del oficio, dijo Molés, solo se trata de «contar lo que tú ves de la forma más clara posible al único cliente: el público». «A la gente no se la puede mentir porque enseguida te coge la matrícula», añadió. De la tauromaquia, después de tantos años dedicado a ella, cree saber cuál es la fórmula del éxito: «Que el toro tenga emoción, que haya competencia entre los toreros y que los precios no sean abusivos».

«Ojalá nos afrancesemos un poco», dijo Molés en relación a los bien que se hacen las cosas en materia taurina en el país vecino. Allí quien confecciona los carteles no son los empresarios, ni los apoderados, ni siquiera los toreros, sino el público. Y así debería ser en todas las plazas españolas, añadió.

El periodista también tuvo palabras para los dos toreros a los que más ha tratado: Antoñete y Juan José Padilla. Del primero, ya muerto, dijo que le fichó para la televisión porque era «el único que era capaz de ver cómo era el toro nada más salir el animal a la plaza». Al fin y al cabo, Antoñete se había criado en una de ellas. En la de Madrid, por ser precisos. De Padilla, contó Molés una anécdota de cuando el torero reapareció en Olivenza (Badajoz) tras su terrible cornada en Zaragoza.

—David De María, que era muy amigo de Padilla, le dijo en la habitación del hotel donde se vestía para torear: «Mira, Juan José, hoy sales en The New York Times».

—¿Y sabes lo que me ha costado? Un ojo de la cara.

Y así, entre mil anécdotas del mundo de los toros que quizás conoce mejor que nadie, Manuel Molés echó la tarde en Villaseca. Antes de subirse al escenario, el periodista charló amablemente con ABC. Esta fue la conversación.

—¿Por qué hay ese desconocimiento de gran parte de la sociedad española hacia la tauromaquia?

—Me duele. He hecho lo que he podido y hay mucha gente que ha aprendido con lo que yo haya podido aportar. A lo mejor hacen falta periodistas que lleguen a la gente. Las cosas hay que saberlas contar, explicar, valorar y, por supuesto, hay que tener la honestidad para no engañar. El mundo taurino es muy simpático, pero también cada uno va a lo suyo y posiblemente ha faltado sinceridad. Lo más importante es que el toro tenga emoción, que el torero sea capaz y que el público sea respetado. Hay que cambiar muchas cosas. No puede ser que siempre estén los mismos matadores con las mismas ganaderías.

—Actualmente, ¿quién manda en el sector taurino?

—Los empresarios, y debería mandar el toro y el público.

—Para contar mejor los toros, ¿intentó alguna vez ser torero?

—No, no. Yo puedo contar cómo escribía Cervantes y no escribir como él. Lo fundamental es conocer al toro. El torero puede estar muy bien con un toro malo, aunque a la gente le parezca que no, y estar regular con un toro muy bueno.

—¿Qué cualidades hacen falta para retransmitir un festejo taurino?

—Ser buen periodista y buen aficionado, nada más.

—Los famosos sobres con los que los toreros pagaban a los periodistas para que hablaran bien de ellos, ¿siguen existiendo?

—Existió. Ahora no habrá sobres, pero habrá amistades, convites, otras cosas… Hay que vivir, pero no convivir con la gente del toro.

—¿Alguien le ha vetado alguna vez?

—Intentar lo habrán intentado, lo que pasa es que lo tienen difícil.

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