Lorenzo Silva: «Prefiero vivir en un Estado de Derecho a cualquier causa patriótica»

El escritor ha pasado esta semana por Toledo y ha comparado, en una entrevista con ABC, la Barcelona de 1936 de su última novela con la Cataluña actual

El escritor madrileño Lorenzo Silva Jesús Spinola

M. CEBRIÁN

En unos tiempos tan convulsos, conviene sentar a la historia frente al espejo para aprender de los aciertos y de los errores, y para que nadie tergiverse los hechos actuales manipulando el pasado. Este es el objetivo que persigue el escritor Lorenzo Silva (Madrid, 1966) en su última novela, «Recordarán tu nombre» (Destino, 2017), en la que recupera la figura de un guardia civil, que no es su conocido Bevilacqua, sino José Aranguren , general que se mantuvo fiel a la República tras el alzamiento militar y que ha rescatado del olvido. El autor ha venido esta semana a Toledo a participar en una tertulia sobre novela negra y, en una entrevista con ABC, compara los acontecimientos de los que habla en su novela con la situación de la Cataluña actual.

-«Recordarán tu nombre», su última novela, recupera un episodio desconocido para muchos: el asesinato de un general de la Guardia Civil en Barcelona que se mantuvo leal a la República tras el alzamiento militar. Llama la atención esta historia, teniendo en cuenta lo que está sucediendo en Cataluña actualmente. ¿No le parece curioso?

-Viendo lo que se ha producido esta semana en Cataluña, me vienen a la cabeza dos jornadas que acontecieron en Barcelona: la del 6 de octubre de 1934 y la del 19 de julio de 1936, que fueron dos momentos interesantes en la historia de la ciudad, también por el papel que cumplieron los Mossos de Esquadra y la Guardia Civil. En 1934 los primeros se mantuvieron fuera de la ley y los segundos, sin embargo, se mantuvieron leales, mientras que el 19 de julio del 36 tanto unos como otros respetaron la legalidad de la República y de la Generalitat. Ahora está pasando lo mismo, como debe ser, ya que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado deben velar por el cumplimiento de las leyes vigentes.

-¿Quién fue el general José Aranguren?

-Es el personaje que intento rescatar del olvido en esta novela, ya que no ha tenido el homenaje que se hubiese merecido por defender la legalidad de la República y de la Generalitat de Cataluña, en contra del general Goded, militar golpista y compañero de Aranguren durante su formación. De hecho, el único premio que obtuvo fue morir asesinado después de un simulacro de juicio, en el que no tuvo ni siquiera derecho a la defensa. Por eso, mi novela, como pasa tantas veces en literatura, espero que sirva como un acto de justicia poética hacia su figura.

-¿Cuál fue el origen de esta historia?

-Escribiendo sobre el alzamiento militar de 1936, conocí a este general cuando quería comprobar qué había de realidad en la idea tan extendida de que la Guardia Civil secundó el golpe de Estado. Sin embargo, la Guardia Civil no solo se opuso mayoritariamente al golpe, tanto en hombres como en generales, sino que además fue decisiva para que la sublevación fracasara. De hecho, el 18 de julio de 1936 en España había 24 generales de División, de los cuales solo 4 se sublevaron. El propio general Mola, que además era hijo de Guardia civil, sabía que el alzamiento no triunfaría en las grandes ciudades, donde este cuerpo era fuerte, como Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga o Bilbao, y así fue. Sobre José Aranguren ya escribí en una de las novelas de la serie policíaca de Bevilacqua y Chamorro, algo que leyó su bisnieto Lorenzo agradecido y me ofreció la colaboración de su familia para documentarme para esta novela.

-¿Cree que en la España y en la Cataluña actual son necesarios más personajes como José Aranguren?

-Yo creo que afortunadamente los hay, pero como pasó con José Aranguren, no están en la lucha política, sino que están en el servicio público, en la judicatura, en las fuerzas y cuerpos de seguridad y en los funcionarios profesionales, íntegros y dignos con los que cuenta nuestro país. Sin ellos nos iría mucho peor porque la clase política está muy por debajo de lo que se espera.

-¿Qué opinión tiene de lo que está sucediendo ahora mismo en Cataluña?

-Es un enorme fracaso compartido. Luego podemos entrar en el reparto de culpas y cada uno arrimará el ascua a su sardina. Pero yo tengo muy claro que cuando alguien decide saltarse la ley y construirla a su medida, o abandonar el Estado de Derecho para meterse en un territorio proceloso, que es el de la redención patriótica, tiene que rendir cuentas. Personalmente, yo prefiero vivir en un Estado de Derecho a cualquier causa patriótica.

-En su novela recuerda también la historia de sus abuelos Lorenzo y Manuel, que se quedaron en tierra de nadie durante la Guerra Civil. ¿Cree que muchas veces los que no se posicionan en un conflicto ni de un lado ni del otro pueden ser los principales perjudicados?

-Casi siempre. Cuando uno apuesta por una versión, que es respetable y libre de hacerlo, no puede obligar a los neutrales a posicionarse porque cada uno tiene su conciencia. Mi abuelo Manuel vivió la guerra en Madrid y yo entiendo que sintiera repugnancia tanto por los militares sublevados como por los escuadrones de la muerte de izquierda que sacaban a la gente de las prisiones para fusilarla. El que se alinee de manera decidida en uno de esos bandos juega rojo o negro; si le sale negro, pierde todo, pero si le sale rojo, puede ganar mucho. Los que se quedan en medio juegan casi seguro a perder.

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