ANA PÉREZ HERRERA

Tirolina del puente de San Martín, un año de emoción y vértigo

Alfredo Arija, uno de los propietarios, resalta la buena acogida de esta experiencia

TOLEDO Actualizado: Guardar
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Hace poco más de un año, varios lugares de Toledo estaban salpicados de algún cartel alusivo, y en las redes sociales y en la prensa hubo mucho eco de que se cometía una atrocidad visual medio ambiental. Pero la sangre no llegó al río, nunca mejor dicho aunque estaba cerca. La tirolina del puente de San Martín comenzó a funcionar, no sin cierto excepticismo. Hoy nadie se extraña. Precisamente hoy, 15 de junio, se cumple un año desde que comenzó a funcionar. Presumen de haber abierto 366 días, por aquello de haber tenido un año bisiesto en medio, y con un horario muy amplio.

Conversamos con Alfredo Arija Blázquez, licenciado en Ciencias del Deportes, quien junto con su hermano Diego, licenciado en Biología, son los dueños del negocio y de esa ventura, la empresa Zipline Toledo SL.

La licencia es para nueve años, con posibilidad de un año más de prórroga, y después habrá que ir de nuevo a concurso.

¿Por qué se les ocurrió esta idea?

-Al principio éramos cuatro personas y ahora somos nueve las que estamos trabajando en el negocio, y estamos muy contentos. Innovar siempre es difícil y para nosotros lo fue también. Para ello hubo que romper barreras, porque había muchas reticencias y mucha gente en contra de la instalación, y hubo que afrontarlo. Creo que hubo mucha polémica porque la gente no tenía ni idea de qué iba la cosa. Decían que iba a haber mucho impacto medio ambiental, creían que era como un teleférico Ya lo ve usted, es un cable de 12 milímetros, lo dejamos recogido casi todo por la tarde, el cable apenas se distingue y en cuanto al punto de salida y llegada está hecho de madera, con redes. Vamos, que ni se nota su existencia

-¿Qué ocupación tiene diariamente y cuál es el perfil de las personas que lo utilizan?

-La tirolina tiene una ocupación muy distinta si consideramos un día de diario o un fin de semana. Los días de diario hay más gente de grupos, de colegios, y los fines de semana y festivos hay más gente que viene por libre, de manera individual. No hay un perfil muy concreto de usuario. No obstante, los niños y parejas o personas de menos de 40 años son los más frecuentes, pero también tenemos mucha gente de más de 60 años, que se deciden y lo hacen.

-¿Hay algún requisito para poder lanzarse?

-Sí, pero no la edad, sino un peso concreto. Hay que pesar un mínimo de 20 kilos. Ha habido algunos niños de poco más de tres años y cuatro que se han podido tirar y otros mayores que no lo han podido hacer. Por arriba no hay edad máxima. Tenemos una mujer de 88 años que es la de mayor edad que lo ha utilizado.

-En este primer año de funcionamiento, ¿ha habido algún incidente digno de mencionar?

-Ha habido alguna anécdota interesante. Por ejemplo, se han lanzado cuatro o cinco parejas de novios, con sus vestidos clásicos, y un novio más, pues ella no se decidió. También se tiraron tres perros de la Patrulla Canina, pacientes del Hospìtal Nacional de Parapléjicos, personas con discapacidad. El récord lo tiene Elvira, una toledana de 88 años que se lanzó el día de la inauguración.

-Es decir, ¿que no se arrepienten de haber montado esto?

-No, al contrario. Nos ha costado nada menos que tres años de papeleos y de gestiones hasta que obtuvimos la oportuna licencia. Nos gratifica no solamente que vaya bien económicamente, sino que nos hace felices comprobar cómo la gente se ríe al volver después de lanzarse; se lo pasan bien.

-¿Ha habido alguna autoridad importante o famoso que se haya lanzado

-Ciertamente, todavía no. Quizá no conozcan de qué va la cosa, confiemos en que pronto lo harán. Nosotros les animamos

-¿Es cierto lo que dice la publicidad, de que es la tirolina urbana más larga de Europa o es un dato más de reclamo de los muchos que se ponen

-Sí, es cierto. En Navarra hay una que tiene un kilómetro, pero está fuera de la ciudad, en medio del campo En algunas ciudades de Austria y Alemania las hay, pero más cortas. La de Toledo tiene una longitud de 183 metros y se tarda alrededor de 30 segundos en cruzar de un lado a otro, según el peso y la posición que se adopte. Cuanto más abierto te frena más el viento y cuanto más recogido se vaya se tiene una mejor aerodinámica y tardas menos. ¡Cuánto más masa, mejo te lo pasas! (Jaja).

-¿Ustedes facilitan algún dato para el trayecto? ¿Cuánto cuesta lanzarse?

-Si, pero es muy sencillo y no se necesita nada especial, solo seguir las indicaciones. En cuanto a precios, el viaje son diez euros. Los toledanos o residentes, estudiantes y desempleados y niños saltan dos veces por los diez euros. También hay un abono familiar para cuatro miembros por 30 euros, es decir, uno gratis. Igualmente cuando una persona se ha tirado cuatro veces, le regalamos uno más.

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