VIVIR TOLEDO

La iglesia de La Magdalena de Toledo en 1957 y el pintor Victoriano Pardo Galindo

Ultimadas las obras, la quietud ha vuelto al vacío templo en espera de algún nuevo destino por ahora desconocido

Plaza e iglesia de la Magdalena hacia 1893 y en 1943. Fotografías de Alguacil, Archivo Municipal de Toledo y IPCE, Fondo Wünderlich

RAFAEL DEL CERRO MALAGÓN

En 2002 se cerraba al culto el templo parroquial de Santa María Magdalena, generalmente citado como La Magdalena, próximo a Zocodover, al entorno mercantil medieval del Arrabal del Rey y a un viejo fundaq (el Corral de Don Diego) ocupado por tiendas y cambistas desde época islámica. En el siglo XII aparece alguna noticia de esta iglesia que luego nos dejaría una hornacina gótica en la entrada principal con una figura penitente de la santa titular y la torre de clara factura mudéjar (s. XIV) sobre un posible alminar anterior. En 1634, Fernández de Salazar daba unas trazas -luego modificadas- para ubicar una capilla a los pies de la nave principal, que recibió varios nombres y que acogería el venerado Cristo de las aguas hasta 1936. De 1744 es la portada situada en lado del Evangelio. Entre 1776 y 1780 se configuró su planta basilical con seis columnas que separaban las dos naves laterales. La central reunía un templete en el altar mayor y un gran retablo barroco, su bóveda era de cañón con lunetos y huecos pintados, mientras que las cubiertas laterales eran planas. Una fotografía de Linares, fechada hacia 1915, muestra aquel aspecto, percibiéndose, por cierto, cierta analogía decorativa con la del templo de los Santos Justo y Pastor, también renovado en el siglo XVIII.

Hasta la Guerra Civil, para los toledanos, La Magdalena era un foco esencial del Jueves Santo con la procesión que salía hacia Zocodover para recorrer las calles más céntricas con La oración en el huerto, La calle de la Amargura, La Crucifixión, el Cristo de las aguas, La Dolorosa y el Lignum crucis . En julio de 1936, la parroquia sufrió las secuelas de los setenta días de sitio al cercano Alcázar. La aviación, la artillería y el fuego cruzado dejaron reducidas a ruinas la iglesia con todo su contenido e infinidad de casas cercanas. Testimonios gráficos posteriores muestran el asolado interior de La Magdalena sin la techumbre, con algunos muros en pie y su desmochada torre.

En 1939, la Dirección General de Regiones Devastadas iniciaba las tareas de restauración en Toledo asumiendo -y a instancia del cardenal Plá y Deniel, en 1941-, la reconstrucción de esta sede parroquial. En 1951 el arquitecto Francisco de Echenique Gómez (1909-1996) iniciaba la redacción del correspondiente proyecto, ejecutándolo su colega Jose Losada Barroso († 1991) desde octubre de 1952. Ambos técnicos, ya trabajaban entonces en Toledo para concluir las estancias conventuales de San Juan de los Reyes, cuya completa rehabilitación había comenzado en el lejano año de 1883.

Aquel proyecto sirvió para despejar el exterior de la iglesia eliminándose antiguas viviendas adosadas hacia la plaza de la Magdalena. Se redujeron ligeramente las dimensiones que el templo tenía antes de 1936, aunque se mantuvo la misma estructura. Se suprimió una escalinata de doble bajada que salía de la nave de la Epístola hacia la calle de Trastámara al tiempo que, tras el ábside, se abría una escalera pública que unía la plaza de Horno de los Bizcochos con la citada calle. Este nuevo vial, con aspecto de terraza privada, además daba énfasis al reciente Hotel Carlos V, inaugurado en 1951. El 3 de julio de 1957, la Dirección General entregaba el flamante templo al Plá y Deniel, en presencia del obispo auxiliar, en la antigua capilla del Cristo de las Aguas que ahora acogía la pila bautismal. La bendición tuvo lugar cuatro días después, nombrándose a Inocente Alonso Sanz como nuevo párroco de La Magdalena.

Para atender el culto diario, aunque se había levantado un nuevo altar en la nave derecha, se llevaron algunas mesas y retablos de otros templos toledanos. Uno de ellos llegó desde San Román al que se le incorporó una imagen de la Virgen del Carmen. El ábside recibió otra pieza barroca de la iglesia de San Lucas, flanqueada por columnas salomónicas, coronada por un lienzo con el tema de la Natividad (s. XVIII). Para ocupar el hueco central de este retablo se encargó expresamente una obra al pintor madrileño Victoriano Pardo Galindo (1918-1999). El autor eligió la iconografía de María Magdalena penitente visitada por un ángel, quedando en un plano superior y, más difuminados, un Cristo crucificado y otros ángeles suspendidos en una atmósfera celestial.

Pardo Galindo se formó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, entre 1949 y 1953. Ejerció como catedrático de la citada escuela, en 1959, para dirigirla luego, entre 1971 y 1974. Se le cita como discípulo de Vázquez Díaz, Aurelio Arteta y Ramón Stolz. Recién titulado viajó pensionado a Roma con los pintores José Benet Espuny, el manchego Manuel López Villaseñor y Fernando Labrada, además de arquitectos, escultores y grabadores como Molezún, Cruz Solís, Mustieles Navarro y Alegre Núñez. Obtuvo diversos premios otorgados por el Vaticano, en la XXV Bienal de Venecia y por varias instituciones españolas. Pronto atendería sucesivos encargos oficiales sujetos a los modelos y mensajes del franquismo. En 1955 realizó el tema de la Ascensión -resuelto en mosaico- en el techo de la capilla del Sagrario, junto al altar mayor de la basílica del Valle de los Caídos. En 1956, ganó un concurso para decorar la bóveda del Salón de Honor (más de 200 metros cuadrados) del nuevo edificio del entonces Ministerio del Aire en Madrid (actual Cuartel General del Ejército del Aire), trazado por Gutiérrez Soto (1890-1977) en 1943. Allí reunió símbolos de la milicia, el heroísmo, alegorías de Ícaro, Pegaso , Marte y de valores cristianos como el triunfo de la Fe sobre la Ciencia. Dejó otras obras murales en el Palacio de Riofrío (La Granja, 1958), en la capilla del Colegio de Ntra. Sra. de la Consolación en Chamartín (Madrid, 1961), en La Coruña y en Valencia de Alcántara (Cáceres).

En 2014, rebasada la década del cierre y a la sombra del IV Centenario del Greco, la iglesia de La Magdalena fue franqueada para exhibir una muestra temporal: Moda y trajes en tiempos del Greco. En 2015 se volverían a abrir sus puertas, pero sólo a los trabajadores que debían consolidar las maltrechas cubiertas del edificio. Ultimadas las obras, la quietud ha vuelto al vacío templo en espera de algún nuevo destino por ahora desconocido. Allí persiste la obra de Pardo Galindo mientras que, meses atrás, ha navegado por salas y páginas de subastas lo que parece el boceto original (68x38 cm), firmado por él mismo, reseñado como La visión de María Magdalena . Casualmente así Internet nos ha dejado un espejo más de la historia reciente de este templo toledano.

Rafael del Cerro Malagón, historiador y escritor. Autor del texto

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación