La Policía Local da bastante margen entre la velocidad máxima y la multa
La Policía Local da bastante margen entre la velocidad máxima y la multa - LUNA REVENGA
TOLEDO

Atención: ¡Radar a la vista!

En dos semanas, el vehículo de la DGT que circula por las calles de Toledo ha cobrado un gran protagonismo. El Consistorio dice que el objetivo es concienciar, no recaudar

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Primero los datos: cuatro muertos y 50 atropellos en lo que va de año. Después las decisiones: un radar móvil de la Dirección General de Tráfico que busca remover conciencias más que la billetera. Y luego la leyenda, mezclada siempre de medias verdades: que si «yo le he visto en el Polígono»; que si «no, hombre, que se pone en Santa Teresa»; que «si, pues, a mi cuñado le han soplado 300 euros y tres puntos por una tontería». En dos semanas, el radar que circula por las calles de Toledo ha cobrado un protagonismo que ni el «Batmóvil».

«Tomo la decisión (de poner un radar) en función de los informes de la Policía que me dicen que la gente circula a una velocidad excesiva y que hay datos de que, como consecuencia de esa velocidad, se producen más accidentes y además estos son más graves», dice Juan José Pérez del Pino, concejal de Movilidad.

No es que en 2014 no hubiera atropellos (46 y cero muertos), que había y muchos, es que en los primeros nueve meses de 2015 ya se ha superado la cifra del año anterior. ¿La causa? «Es muy complicado de saber. Menos achacarlo a la casualidad, puede ser un cúmulo de circunstancias entre las que la velocidad es un factor determinante», dice uno de los policías a los mandos del radar. «La única solución es reducir la velocidad y como la gente no lo quiere hacer voluntariamente, hay que conminarles a que lo hagan», apunta el concejal. El objetivo del radar, pues, resulta claro. Las instrucciones, también: un vehículo que no se esconde, que está a la vista de todos y que incluso se presentó públicamente. «Queremos que la gente sepa que estamos controlando la velocidad y que eso conlleve un cierto autocontrol en los conductores», afirma el concejal.

Denuncias efectivas

«No se pretende tanto poner denuncias como que estas sean efectivas. Que se notifiquen al momento porque si la denuncia te llega a casa a los 20 días ni te acuerdas de lo que hiciste ese día», describe el agente. «No perseguimos la recaudación», insiste el concejal, que añade: «Por ley, las sanciones de este tipo deben ir destinadas a mejoras de las condiciones de seguridad en el tráfico».

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El modus operandi. Primero se decide la ubicación del radar y hasta ella se desplazan tres agentes. Mientras uno se queda en el vehículo controlando la máquina, los otros dos se sitúan a una distancia prudencial para comunicar la infracción al conductor cazado.

El jueves, sobre las 8.20 horas, el radar se sitúa en la avenida de Europa, junto al colegio Infantes. La vía tiene limitada la velocidad a 30 kilómetros por hora. La policía programa el radar para que salte a partir de 45. El agente explica que la intención al establecer tanto margen entre la velocidad máxima y la multa es «evitar polémicas». Que la infracción sea híperevidente. Concienciar, no recaudar.

Al principio, es la hora a la que los niños empiezan las clases y la aglomeración del tráfico impide correr al volante. Hay muchos coches y cero multas. Sin embargo, a partir de las nueve, cuando la carretera se despeja, el que suena es el radar. Primera foto:

—«El Ford azul», dice el agente a sus compañeros por la emisora.

Unos 100 metros más adelante, la Policía intercepta el vehículo y le comunica la infracción: «Velocidad, 46 kilómetros por hora. Hora, 9.09». 100 euros de sanción (50 si se tiene la generosidad de pagar rápido). Enseguida, la siguiente foto:

«El Audi negro».

Y mismo proceso: «Velocidad, 47 kilómetros por hora. Hora, 9.11». Y así hasta 7 conductores en un rato, no más de una hora.

El siguiente destino es Río Alberche, en el barrio del Polígono. ¿Por qué esta calle? «Es residencial, no hay colegios y últimamente hubo un accidente con un fallecido», responde el policía. Cada vez que el radar se mueve, hay que volver a programarle: meter la calle, la velocidad de la vía... En Río Alberche, las multas son a partir de los 60 kilómetros por hora y ningún coche los sobrepasará.

El vehículo de la DGT tiene en la parte delantera una antena y dos infrarrojos orientados hacia la vía. Cuando un coche pasa, el radar mide la velocidad por el tiempo que se tarda en cruzar los dos infrarrojos. Cada vez que hay un infractor, en el ordenador conectado aparece una fotografía y se crea un archivo «en un formato inalterable» con, además de la imagen, la vía, la velocidad y la hora.

«El radar va a estar alternativamente. Si se baja la velocidad, pues a lo mejor le retiramos; si persiste la actitud de la gente, pues seguiremos con él. Hemos firmado un convenio con la DGT y eso nos permite disponer de los medios que ellos tienen...», asegura el concejal.

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