ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Lugar para el reencuentro (88): La poesía: conocimiento revelado

«No se dosifica en etapas de aprendizaje: se revela toda entera, es epifanía»

POR BEATRIZ VILLACAÑAS

La poesía es nómada: nunca se queda a vivir en una sola definición. Pero es muchas cosas a la vez, en ella se dan la mano la emoción y el pensamiento arropados por la belleza y vibrantes de intensidad, pues la poesía, al ser intensa, siempre nos da, siempre nos ha de dar, ese golpe manso al corazón que nos abre mucho más los ojos del cuerpo y los del alma. Y todo ello, emoción, pensamiento y belleza son conocimiento revelado . ¿Por qué revelado’? Porque la poesía no se dosifica en etapas de aprendizaje: se revela toda entera, es epifanía.

Beatriz Villacañas. poeta

La palabra del verdadero poeta siempre tiene potencia reveladora, amplía el horizonte de percepción , hace ver aquello que es diferente a lo conocido, hace ver lo diferente en lo conocido. La mejor filosofía es aquella cuya palabra no es sólo inteligible sino sugerente. Por su parte, la verdadera poesía es no sólo emoción, sino conocimiento. Y no es que la poesía aclare los misterios, el misterio último que envuelve la vida. Lo que la poesía hace es agudizar nuestra percepción de lo inexplicable , no desentraña el misterio, pero nos revela su belleza y su poder sobre nosotros, haciéndonos más conscientes de su existencia y de nuestra vulnerabilidad y, por ello, más sabios. La poesía no explica el mundo, da fe de su misterio.

La más hermosa paradoja es que, cuando la palabra poética se acerca al misterio, se puede producir un destello de conocimiento, una revelación, el conocimiento revelado, y este conocimiento va más allá de lo exclusivamente racional, es al mismo tiempo idea y emoción.

La poesía es más que un género literario. Todo gran poeta lo sabe y, si bien el poeta necesita de la palabra para escribir poesía, la poesía existe por sí misma, con poeta o sin él . Recordemos los versos de un grande de la poesía española, Gustavo Adolfo Bécquer, que no por popular y, digámoslo así, «fácil», deja de ser sobresaliente:

No digáis que agotado su tesoro,

de asuntos falta enmudeció la lira,

podrá no haber poetas, pero siempre

habrá poesía.

Pero la poesía es la que toca con su gracia al poeta, y aquí entra, de pleno derecho, su palabra, la palabra del poeta, con su potencia reveladora, comunicando, revelando, lo que él es capaz de ver, pues el poeta verdadero es el que tiene la facultad de ver lo invisible en lo visible y de percibir el corazón sagrado de la carne y de las cosas.

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