Beatriz Villacañas - ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Lugar para el reencuentro (70): Queridos pintores

«Hicieron de Toledo el lienzo perpetuo de su ideal, de sus fantasmas, de sus sueños»

Beatriz Villacañas
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Rica tierra es Toledo en tantas cosas. Historia, arte, patrimonio de diferente tipo. Literatura que ha viajado de siglo en siglo, construcciones arquitectónicas religiosas y civiles a las que la naturaleza rodea y acompaña con su propia construcción de montaña, piedra y río. Belleza en todos los sentidos, y con mayúscula. Parte esencial de la rica y fructífera tierra toledana son sus pintores, a los que la ciudad formó con la nutricia hermosura de su paisaje, sus rincones y sus contornos, y quienes, a su vez, hicieron de Toledo el lienzo perpetuo de su ideal, de sus fantasmas, de su pulsión artística, de sus sueños: Grande ciudad reflejada en la grandeza de sus artistas. Espejo de la pasión imparable del talento.

En el 40 aniversario de su trágica y prematura muerte por accidente de tráfico, la memoria de un grande del siglo veinte, Manuel Romero Carrión, ha sido rescatada con una exposición de su pintura en el centro cultural de San Clemente, organizada por el comisario de la misma, el académico y artista de gran artesanía Félix del Valle, la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y la Diputación de la ciudad, exposición presidida por una cabeza del pintor realizada por otro grande, esta vez de la escultura, Kalato. Me sumo al homenaje con este soneto de Juan Antonio Villacañas, co-organizador y jurado de la Bienal del Tajo durante años, cuyo retrato realizado por Romero Carrión guardo como uno de mis más emotivos legados. Soneto escrito tras la muerte de su gran amigo siempre recordado:

MANUEL ROMERO CARRIÓN, LOS QUE, CONTIGO, HICIMOS LA BIENAL DECIMOS:

Qué gasto de tristeza, qué derroche,

qué dulce despilfarro de alegría.

La muerte ¿en qué taller repararía

las deshechas entrañas de tu coche?

Ya no hay novia ni mano que te abroche/

los botones del cuerpo, que tenía

don de solemne profesor de día,

de niño revoltoso por la noche.

Manuel Romero muerto, hecho pintura, / te derramaste por la carretera, / lienzo que te llevó a la sepultura. / Sangre que tú has pintado como era, / como una colorada veladura / sobre un silente resplandor de cera.

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