Beatriz Villacañas - ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Lugar para el reencuentro (51): Lo que no se busca

«Salir al cine y terminar bailando en un extraño y cálido lugar con la música de irlandeses y españoles»

Beatriz Villacañas
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Ando a vueltas con el dicho bíblico de que el que busca encuentra. Palabras tan abundantes en fe como en belleza. Pero a veces encontramos sin buscar nada. Y no me refiero a los a menudo inescapables pelmazos con los que te topas cuando menos te lo esperas. Ni a las desgracias evitables o inevitables. Me refiero a aquello que es placentero, a lo que da alegría (la felicidad la dejo en cuarentena, porque no viene para quedarse). De pronto, un reencuentro, una nueva amistad, una sonrisa en cara desconocida. De pronto una palabra. O una luz, que puede llegar de tan distintas formas. Salir al cine y terminar bailando en un extraño y cálido lugar con la música de irlandeses y españoles que, también de pronto, han decidido unir sus instrumentos en una misma canción y un mismo sentir.

De pronto ese de pronto, con su carga de sorpresa que sin buscar nos llega. O tal vez lo buscamos sin saberlo. Tal vez. Lo que encontramos puede que sea la evidencia de lo que queremos. Y en el encuentro placentero puede que esté la medida de nuestra capacidad para la alegría.

Hay veces en que la acción no es necesaria. La acción entendida aquí como movimiento, como dinámica interactuación con el mundo. Hay veces en que basta mirar. Mirar y dejar que la mirada recorra el camino que conduce a ver. Hay veces en que sólo hace falta saber que siempre hay un paisaje destinado a llegar a donde estamos, destinado a ser visto por nosotros. Hay veces en que sólo hace falta un estado de ánimo.

Como la Poesía, que es Epifanía, que es vida cuya belleza no explica el mundo pero da fe de su misterio, la vida misma nos regala epifanías, algo de lo que a menudo nos olvidamos mientras buscamos pruebas, mientras buscamos, encontrando o no. La vida, la más contradictoria de las armonías, texto escrito en la carne y en lo desconocido, tan rica en paradojas, nos regala revelaciones, nos regala encuentros y reencuentros, nos regala lo que quizá, sin saberlo, andamos buscando.

Una caricia

que no pide permiso:

llega la vida.

…………………….

Clarea el día,

El pájaro abre el canto:

Epifanía.

Encontrar. Así, tranquilamente: qué buen sabor y cómo se disfruta.

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