El secretario de la Comisión «Caritas in Veritate» del CCEE, Luis Okulik, en la catedral de Toledo
El secretario de la Comisión «Caritas in Veritate» del CCEE, Luis Okulik, en la catedral de Toledo - Ana Pérez Herrera

«Los 567 refugiados ubicados en España es una cifra irrisoria»

Así se ha pronunciado José Luis Pinilla, director de la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, durante la pastoral de inmigración del CCEE

Toledo Actualizado: Guardar
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Hace un año, el 22 de septiembre de 2015, la Unión Europea (UE) aprobaba el reparto de 120.000 refugiados entre los 28 países que la conforman. El acuerdo nació ya tocado, con el voto en contra de Hungría, Rumanía, República Checa y Eslovaquia, y la realidad, a día de hoy, es que ningún estado ha cumplido con las cuotas marcadas en un principio.

Según las últimas cuentas oficiales disponibles, los estados europeos habían acogido unos 8.000 refugiados, una cifra muy alejada de las que figuraban en los compromisos adquiridos por unos y por otros hace ya varios meses. Representan un 4,3 de los 182.504 sirios, afganos, iraquíes o eritreos que la UE está dispuesta a aceptar. O visto de otro modo, son un 3,3 de los 236.000 que están por llegar si se suman los 54.000 que Hungría no quiso asumir y que, en principio, se reasentarán desde Turquía.

España no es una excepción en este sentido, y a fecha de hoy solo se ha ubicado en nuestro país a un total de 567 refugiados de los 17.000 que el Gobierno español se comprometió con la UE, una cifra que para el director de la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, José Luis Pinilla, es «irrisoria». Así se ha pronunciado este martes en la sacristía de la catedral de Toledo con motivo de la pastoral de inmigración del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), que durante dos días ha reunido en Madrid a numerosos obispos y delegados europeos.

«Nuestro trabajo no es tanto mirar cuentas sino mirar a los ojos a los inmigrantes», explicó Luis Okulik, secretario de la Comisión «Caritas in Veritate» del CCEE, recordando las palabras que pronunció el Papa Francisco. El padre Okulik ha sido otro de los participantes en esta pastoral de inmigración, donde señaló que la «prioridad» ahora es pensar en la mejor fórmula para integrar a todas estas personas en la sociedad europea y «hacerlas parte de nuestra vida cotidiana».

«No basta con garantizar una casa, aun siendo importante y tan necesario, sino —que esa persona— se sienta amada, acompañada, escuchada, seguida en el tiempo, y no olvidada una vez que ha sido acogida e incorporada a la sociedad», afirmó Okulik. En este sentido, destacó que «en los últimos dos años el gran trabajo fue acoger a las personas en situaciones difíciles y muchas Cáritas tenían un trabajo organizado en proporción a las necesidades y se vieron desbordados por la llegada de inmigrantes». Esto, según indicó, «se ha llegado contener bastante», aunque ahora la preocupación no solo pasa por darles escuela y cobertura sanitaria sino por «sostener humanamente a las personas».

Durante la cita celebrada en Madrid, todas las conferencias episcopales han debatido sobre las problemáticas principales del fenómeno migratorio actual a la luz del Año de la Misericordia, prestando especial atención «al trabajo cotidiano con gente que desea o está obligada a dejar su tierra, su casa, sus efectos o su red de relaciones humanas, por distintos motivos». Entre ellos, según Okulik, no solo figura la violencia o la guerra sino también el cambio climático y fenómenos como la sequía y las inundaciones «que provocan una migración forzada».

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