«La receta interoperable es un paso de gigante; ayuda al usuario fuera de la región»
Entrevista con Ignacio Romeo Granados, presidente del Consejo de Colegios Farmacéuticos de Castilla-La Mancha
Valora «muy positivamente» que Castilla-La Mancha haya dado «un paso de gigante» con la inclusión en el sistema sanitario de la receta interoperable . Ignacio Romeo Granados (Madrid, 1966), presidente del Consejo de Colegios Farmacéuticos de Castilla-La Mancha (Cofcam), cargo que ocupa desde hace más dos años y que compagina con su responsabilidad como máximo responsable del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Guadalajara, advierte que su deseo es que las autonomías que no se han adherido al proyecto, «se unan para que todos los pacientes, sin discriminación de la autonomía donde vivan, puedan disfrutar de este nuevo servicio».
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«Estamos de enhorabuena, porque la farmacia castellano-manchega coge fuerzas y, además, permite que los ciudadanos puedan retirar fuera de nuestra región sus medicamentos, y los que nos visitan, pues puedan hacer lo propio», asegura en esta entrevista con ABC, en la que vuelve a reivindicar la integración de las farmacias en el servicio de Atención Primaria.
—¿Qué representa para la región la puesta en marcha de la receta interoperable?
—Es una vieja reivindicación del sector que llevamos haciendo desde que se puso en marcha la receta electrónica, que solo funcionaba a nivel autonómico. Entonces, esto significaba que solo era válida para los pacientes de la región y cuando salían fuera lo que ocurría es que no podían obtener su medicación crónica en ninguna otra farmacia de España.
—Entonces, ¿la receta interoperable agiliza la dispensación de medicamentos?
—Efectivamente. Es una manera de entenderse entre todas las farmacias españolas.
—¿El objetivo de los farmacéuticos es conseguir que todos los españoles se beneficien de este sistema?
—Correcto. ¿Pero cuál es el problema que tiene?. Que es un proyecto que no está avanzando a la velocidad que debería. Actualmente son nueve las autonomías que son interoperables entre sí. Es decir, unas 10.000 farmacias en toda España. Lo más importante del sistema es que permite al paciente no tener que preocuparse por su medicación si viaja por nuestro país.
—Y la interoperabilidad, ¿cómo funciona en un pueblo de la Sierra de Albacete?
—Llega un paciente de la Comunidad de Galicia a una oficina rural y necesita retirar su medicación crónica, que le ha sido prescrita en un pueblo de Orense. Entonces, lo único que tiene que hacer es presentar su tarjeta sanitaria y el farmacéutico entra en el sistema, pasa la tarjeta y, automáticamente, le aparece la medicación que debe dispensar a esa persona. Es un paso de gigantes para el sector farmacéutico.
La interoperabilidad nos hace más eficientes y potentes. Rompemos las barreras y estamos cerca al ciudadano
—Para que funcione este sistema debe haber una amplia cobertura de internet y en la región hay zonas a las que no llega...
—Afortunadamente, hoy todas farmacias de Castilla-La Mancha tienen una conexión a internet: puede ser desde una fibra óptica hasta un satélite. Lo importante es que este sistema permite que la tarjeta electrónica sea más eficiente, más potente y eficaz, y las 1.265 farmacias que hay en la región y que son interoperables con otras ocho comunidades autónomas, rompan barreras en sanidad y acerquen los servicios sanitarios a los ciudadanos.
La crisis en el sector
—Cambiando de tema, ¿cómo van los pagos que debe realizar el Gobierno autonómico al sector?
—Pues estupendamente. Tengo que decir que desde que tuvimos los problemas por impagos del Gobierno regional (año 2011), los pagos se están realizando con meridiana puntualidad. No hemos tenido ningún problema al respecto.
—En cuanto a la situación económica, ¿cómo les ha afectado la crisis?. ¿Han tenido que cerrar muchas farmacias?
—Bueno, las farmacias castellano-manchegas no están pasando por su mejor momento. La crisis nos ha afectado a todos. Han sido muchas las medidas de contención que se han aplicado y no debemos olvidar que estamos hablando de una autonomía que tiene un alto porcentaje de farmacias rurales. Oficinas que atienden a núcleos de población muy pequeños y en las que se ha notado mucho más la crisis.
Desde que tuvimos los problemas por impagos del Gobierno regional (año 2011), los pagos se están realizando con meridiana puntualidad
—¿Qué medidas han tenido que acometer para salvar su situación?
—Es una pregunta complicada de responder. En principio, hay que tener en cuenta que la farmacia ha tenido que soportar la crisis de manera estoica, porque estamos en una comunidad autónoma muy castigada por la despoblación y las medidas adoptadas tenían que servir para proteger a los establecimientos más pequeños.
Atención primaria
—Otra de las cuestiones que han reivindicado es su integración en las estructuras del servicio de Atención Primaria, ¿cómo va esta iniciativa?
—Es una vieja demanda que hemos trasladado constantemente y confiamos en que, poco a poco, la Consejería de Sanidad lo tome más en serio, confíe en el sector y nos vayamos integrando. Vamos avanzando más lento de lo que nos gustaría, pero ahí vamos.
—¿Cuál sería el papel que desempeñarían los farmacéuticos en el servicio de Atención Primaria?
—El farmacéutico es un profesional especialista en el medicamento y en todo lo que le rodea. Le pongo un ejemplo: ahora mismo hay un problema muy grave con la adherencia de los pacientes a los tratamientos. Los enfermos no están tomando la medicación como deberían y es ahí donde el farmacéutico puede aportar todos sus conocimientos para mejorar esta situación.
—Finalmente, ¿se está cumpliendo con la Ley de Ordenación Farmacéutica?
—Sí. La ley se cumple, aunque hay aspectos que se pueden profundizar. Por ejemplo, que la Consejería de Sanidad apueste más decididamente por la red de farmacias comunitarias, que pueden aportar mucho a la sanidad regional y que junto a las oficinas hospitalarias podemos hacer mucho en favor del paciente, mejorando la adherencia a los tratamientos y consiguiendo la medicación que requieren.
