Padura: «Siempre que escribo una novela me preguntó para qué la escribo»

El escritor cubano ha asistido a los actos del 30 aniversario de la Facultad de Letra de la UCLM

CIUDAD REAL Actualizado: Guardar
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Leonardo Padura ha visitado este lunes en Ciudad Real con su flamante Princesa de Asturias para participar en los actos conmemorativos del 30 aniversario de la Facultad de Letras de la Universidad de Castilla-La Mancha. El periodista y escritor que nació, creció y vive en Cuba, pronunció una lección magistral sobre el proceso de creación de su personaje Mario Conde ante un abarrotado salón de actos en el que se encontraba el poeta y viceministroprimero del Ministerio de Cultura de Cuba, Carlos Martí Brenes.

En lo que respecta a su trabajo como escritor, el también periodista dijo que siempre que comienza una novela se pregunta para qué la escribe. Esa intencionalidad explica que su personaje más famoso, el detective Mario Conde, sea el vehículo con el que está construyendo una gran crónica de la Cuba contemporánea, en la misma estela que hicieron en sus respectivos contextos Dashiell Hammet, Raymond Chandler o Manuel Vázquez Montalbán, y no sólo para plantear una elaborada historia negra.

Nuevas relaciones Cuba-EEUU

Padura, que previamente tuvo tiempo de charlar con los alumnos durante un seminario y de atender a la prensa, tuvo que contestar preguntas de distinta índole, entre ellas las referidas al restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y si esto puede llevar aparejado un beneficio para la literatura cubana.

El Premio Princesa de Asturias, al que el régimen considera demasiado crítico y los disidentes poco comprometido, confesó que ve el proceso «con optimismo» sobre todo porque «es una ganancia importante» superar la tensión tan fuerte, incluso «de carácter militar» que se sentía en la isla.

Aseguró que los cambios que se están produciendo a nivel económico «son pequeños» porque Cuba tiene el problema, « así lo ha reconocido Raúl Castro», de que el modelo económico «no ha funcionado».

El escritor, que confesó su hartazgo por tener que hablar una y otra vez de las relaciones entre ambos países, se refirió también a salud de la literatura en su país y manifestó que le ha perdido «el pulso» a la situación actual donde la poesía sigue siendo el género más favorecido. Es difícil –apuntó- saber qué es lo que se publica debido a la «gran diáspora» de autores que sufrió el país a partir de los 80 y también es difícil conseguir algunas de las obras editadas.

Novela policíaca nórdica

Frente a esto, Leonardo Padura dijo que la novela policíaca nórdica «es un ejemplo de como dos o tres escritores pueden ganar la carrera cuando el mercado del libro monta bien el negocio». En este sentido, habló de escritores buenos, limitados pero con una gran capacidad de crear literatura con un efecto comunicativo «muy eficiente», y malos, además de citar el caso específico de Stieg Larsson, cuya fama se multiplicó debido a su muerte.

«Es una literatura que ha entendido muy bien las características de la novela policial, con un carácter muy social, que nos habla de un mundo que parece perfecto, pero que tiene una sociedad muy dinámica, crítica y desencantada», aseguró. Un fenómeno que se ha «redondeado» debido a las adaptaciones tan buenas, en su opinión, que se han hecho para la televisión, señaló.

Lorenzo Padura, que estuvo acompañado por el rector de la UCLM, Miguel Ángel Collado, y por el decano de la Facultad de Letras, Matías Barchino, recibió el premio Princesa de Asturias el pasado viernes. Aunque nacido en Cuba, desde 2011 ostenta también la nacionalidad española.

Su personaje más famoso es el detective Mario Conde, alcoholizado y melancólico, que aparece en la Tetralogía de las Cuatro Estaciones (Pasado Perfecto, 1991; Vientos de Cuaresma, 1994; Máscaras, 1997; y Paisaje de Otoño, 1998). Otras novelas en las que aparece el investigador son Adiós Hemingway y La cola de la serpiente, 2001; La neblina de ayer, 2005; y Herejes (2013).

Además, aparte de las novelas de Mario Conde, destacan Fiebre de caballos, 1998; La novela de mi vida, 2002; o la muy aplaudida El hombre que amaba a los perros, basada en la historia del asesino de Leon Trotsky, Ramón Mercader, quien vivió el final de su vida en Cuba.

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