La buena gente existe

Dos chicas de Albacete devolvieron un sobre perdido con casi 2.000 euros. A los pocos días una de ellas encontró trabajo. El dinero era de trabajadores de una clínica que ha concedido una beca a niños con discapacidad

Ana e Isabel encontraron un sobre con casi 2.000 euros, del que asomaban un billete de 50 y otro de 20 Ana Pérez Herrera
Manuel Moreno

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Posiblemente, los guionistas de la película ¡Qué bello es vivir! , de Frank Capra, escribirían una buena historia con la concatenación de hechos que comenzaron el pasado miércoles 11 de abril en una calle de Albacete. Ana e Isabel , dos amigas de 22 años y enfermeras recién tituladas, habían salido a andar esa mañana pero tuvieron que regresar a casa porque comenzó a llover. Isabel invitó a Ana a ir a su casa. Cuando caminaban por la calle Tejares, muy cerca del restaurante «El callejón de los Gatos», vieron en el suelo un sobre desgastado, sin ninguna referencia, del que asomaban un billete de 50 euros y otro de 20. Eran las once y cuarto de una mañana no muy agradable, meteorológicamente hablando.

Ana e Isabel cogieron el sobre y comprobaron que en el interior había un puñado de billetes, demasiado dinero. Se miraron desconcertadas; no podían creerse que esta situación estuviera ocurriendo en una zona tan céntrica y transitada. ¿Habría una cámara oculta? Se giraron varias veces para ver si alguien lo acababa de perder, pero estaban solas en ese tramo de calle. Temían que alguien les viera dudando y que aprovechara la incertidumbre para decir que el dinero era suyo. Por eso metieron el sobre en una mochila y se fueron a la comisaría de la Policía Nacional, a diez minutos a pie.

En las dependencias policiales contaron a unos agentes lo que les había sucedido. «No lo sabemos, muchos billetes», respondieron cuando les preguntaron. Ana e Isabel no lo habían contado. Nunca habían llevado tanto dinero encima. Ana, por lo menos, nunca se había encontrado más de un euro en la calle. Los policías les informaron de que en el sobre había casi 2.000 euros y que el dinero sería de ellas si nadie lo reclamaba en el plazo de dos años. Las dos enfermeras, que terminaron sus estudios en julio de 2017, se fueron a casa.

Ana e Isabel creen en el karma, en una energía invisible que se genera a partir de los actos de las personas, y no querían que una mala acción les afectase negativamente. Fuera o no por eso, el caso es que, minutos más tarde de entregar el dinero en la Policía, a Isabel le llamó una amiga para decirle que buscaban a gente para trabajar como enfermeros; la joven envió su currículum vitae y le llamaron esa misma mañana para concertar una entrevista para el lunes siguiente. El martes comenzó a trabajar.

Ana, por su parte, acababa de aprobar el EIR, el sistema similar al MIR médico para los titulados en Enfermería, y a mediados de mayo se incorporará a su destino en el hospital de Tarrasa (Cataluña).

Por una cuestión meramente de confianza, en casa se lo contaron con detalle a los padres, y Ana también se lo dijo a su novio. A amigos y conocidos solo les informaron de que habían encontrado dinero, sin concretar. Pero, ¿de quién era el sobre con casi 2.000 euros?

Luisa y seis compañeros de trabajo en una clínica dental, el Centro Avanzado de Odontología Belmonte , acababan de sacarlo para pagar un viaje a un congreso relacionado con su profesión. Probablemente, a alguno de ellos se le cayó de un bolso cuando estaban metiendo las maletas en sus coches. Ya en marcha, se dieron cuenta a los cinco minutos de que les faltaba el sobre, por lo que volvieron al lugar donde creían que lo habían perdido, aunque no estaban seguros, y no vieron nada. Ni rastro del dinero.

No denunciaron la desaparición porque no tenían tiempo, ya que debían viajar para asistir al congreso, donde estuvieron cuatro días, hasta el domingo 15 de abril.

Una beca de 3.000 euros

Cuando ya daban el dinero por perdido, este martes 24 de abril el Centro Avanzado de Odontología Belmonte y el Ayuntamiento de Albacete hicieron entrega de una beca de 3.000 euros a la asociación local Uno@mas , una organización sin ánimo de lucro que ayuda a niños con discapacidad y que destinará ese dinero para pagar servicios de fisioterapia e hidroterapia.

Un par de horas más tarde, una de las trabajadoras de la clínica leyó por casualidad en un periódico digital que una persona había encontrado un sobre con casi 2.000 euros en la calle. Luisa, una de las empleadas, llamó a la Policía, que verificó que ella y sus compañeros de trabajo eran los dueños del dinero. Luisa ha conocido este miércoles personalmente a Ana y a Isabel, dos enfermeras honradas de 22 años, a las que ha agradecido su acción.

«Hay gente muy buena en esta sociedad y todavía podemos confiar uno en el otro -reflexiona Luisa-. El ejemplo de jóvenes como ellas demuestra que todavía no estamos tan mal como pensamos».

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