«Soldado» Borbón, o cuando «mandar es servir»

Don Felipe lleva cuatro décadas ligado a las Fuerzas Armadas ya que fue en 1977 cuando se afilió al Regimiento Inmemorial del Rey Nº1. «Uno más de vosotros», suele decir el Rey a sus compañeros

2015, visita a Líbano, única misión exterio que ha visitado como Rey ABC
Esteban Villarejo

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La Constitución Española confiere a Su Majestad el Rey el « mando supremo de las Fuerzas Armadas » (artículo 62). Como un militar más, Don Felipe siempre lleva a gala esta condición. Hasta el punto de que cada año guarda una fecha para cenar con sus compañeros de promoción en los dos Ejércitos (Tierra y Aire) y la Armada. Entre compañeros de armas, es uno más.

Numerosos son sus actos al cabo del año donde interviene en calidad de Capitán General -insignia de dos bastones cruzados con cinco estrellas y la Corona Real-, rango que obtuvo automáticamente al ser proclamado Rey. Como Príncipe llegó a teniente coronel en 2009.

Fue en su primera Pascua Militar, ya como Rey, en 2015, cuando trasladó su sentir sobre la vida en milicia: «Como muchos bien me enseñaron, algunos aquí presentes, mandar es servir; y no habrá día en el que deje de recordar este principio» .

Su formación académica militar se inició en 1985, con 17 años, cuando Don Felipe ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza (Ejército de Tierra). La habitación 5.011 del edificio Cisneros albergó a aquel cadete que más tarde se identificaría en su placa con su nombre militar: «Borbón».

En 1986, ingresó en la Escuela Naval de Marín (Pontevedra), y al año siguiente en la Academia General del Aire de San Javier (Murcia). Culminaba así una formación militar por tierra, mar y aire.

Durante ese periplo de instrucción militar pilotó aviones de entrenamiento C-101 o C-102, sirvió en el destructor Méndez Núñez, la fragata Extremadura, el portaaeronaves Dédalo o como guardiamarina en el Juan Sebastián de Elcano, crucero de instrucción que aprovechó para conocer a los presidentes José Sarney (Brasil), Raúl Alfonsín (Argentina), Julio María Sanguinetti (Uruguay) y Ronald Reagan (Estados Unidos).

2017, junto a Don Juan arlos, en el 300 aniversario de la Escuela naval en Marín (Pontevedra) ABC

Finalmente, en 1989, Don Felipe recibió sus Reales Despachos de teniente por la XLIV promoción de Tierra; de alférez de navío por la 389 de la Armada; y de teniente por la XLI promoción del Aire.

Filiación en 1977

Sin embargo, fue en 1977 cuando un Príncipe de Asturias de tan solo nueve años se afilió ya al Regimiento Inmemorial del Rey Nº1. De la mano de su padre, Don Felipe asistió entonces a aquella primera gran lección militar: «Al ver a mi hijo soldado pienso en España y en su futuro. He querido que, desde tan temprana edad, sea un buen soldado, que es tanto como decir un magnífico español», apostilló Don Juan Carlos.

El acto de filiación a las Fuerzas Armadas del Heredero es una de las tradiciones castrenses presentes en la Corona española. Precisamente, a esta efeméride redonda de cuarenta años se refirió Don Felipe en el último Día de las Fuerzas Armadas del pasado año celebrado en Guadalajara cuando manifestó su «orgullo» de pertenencia a la familia militar.

Ya sea como Rey o como Príncipe, Don Felipe siempre ha mostrado especial interés en conocer de primera mano los escenarios donde los militares españoles han desplegado operaciones internacionales .

Destacó igualmente su visita en junio de 2008 a la base de Qala i Nao en Afganistán, donde las condiciones meteorológicas impidieron un primer aterrizaje, siendo necesaria una segunda aproximación. Allí volvió a refrendar su compromiso inquebrantable con las Fuerzas Armadas «a las que se sentía más unido que nunca».

En aguas del Índico, en marzo de 2012, destacó la «buena imagen de España» que los militares trasladaban por la operación Atalanta, una operación clave para la UE.

Su última visita a zona de operaciones fue en abril de 2015 a Líbano, donde se presentó ante sus compañeros de la Brigada de Infantería Mecanizada «Guzmán el Bueno» X como «mando supremo de las Fuerzas Armadas y uno de vosotros».

Allí, como en cada acto solemne en el que participa, tuvo un recuerdo por los compañeros de armas caídos en la misión. «Su sacrificio, y el de quienes resultaron heridos en el cumplimiento del deber, deben perdurar en nuestras memorias como ejemplo de entrega y abnegación», afirmó.

Don Felipe ha querido visitar todas las misiones exteriores a las que ha tenido oportunidad de ir. Sólo faltarían en su haber las misiones africanas emprendidas en los últimos años, Malí es la principal, o la de los países bálticos con la OTAN.

«Don Felipe es un soldado o marino más. En el primer momento, nuestro trato hacia él fue de Alteza; en seguida nos apeó del tratamiento y se convirtió en Felipe, un compañero más», se refieren a Su Majestad testimonios militares que comparten promoción. Y él así lo refrenda en cada oportunidad.

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