José Luis Díaz - Tirando a Dar

Ángel Víctor y el pacto de los puertos

La candidatura a la presidencia del Gobierno canario se le ha puesto más cuesta arriba que la subida a la Montaña de Arucas

José Luis Díaz

Tiene razón Ángel Víctor Torres cuando afirma que hay un pacto entre CC y el PP para repartir determinados cargos públicos. Lo que sorprende es que lo descubra ahora y que lo llame tácito. Que se trata de un pacto claramente explícito ya quedó de manifiesto cuando el PP apoyó los presupuestos autonómicos de este año por más que CC rebajó y ninguneó la mayor parte de sus exigencias, empezando por la reducción del IGIC. El líder del PSOE canario debe haber sido el único que creyó que Antona iba en serio cuando anunciaba una "dura oposición" a Fernando Clavijo. Es lo que los científicos del fútbol llamarían no saber leer el partido y comprender que los aspavientos del líder popular no han sido otra cosa que un trampantojo para incautos y alpiste para la parroquia doméstica. Antona ni quiere ni puede hacer una verdadera oposición a Clavijo porque Rajoy necesita del voto de Ana Oramas en Madrid. A eso se reduce toda la cuestión por más filosofía que se le quiera echar.

CC y el PP vienen comiendo de un huevo y dejando el cascaron desde que los socialistas fueron expulsados a las tinieblas exteriores en diciembre de 2016. A los hechos y no a las declaraciones de unos y de otros me remito porque - como dice el castizo -, hechos son amores y no buenas razones. La afinidad ideológica y la comunión de intereses hace que se atraigan como los metales al imán por más que CC también reparta mensajes nacionalistas a su parroquia para guardar las apariencias. Claro que, además de no haber sabido leer correctamente el partido, el error de Ángel Víctor puede haber estado en pretender sustituir al PP como pareja de baile de CC para encontrarse ahora nuevamente desairado.

Después de que un Judas le traicionara la semana pasada, dejándole a los pies de los caballos en la votación para renovar dos puestos en el Consejo Rector de la RTVC, Torres se encontró a las pocas horas con una proposición de ley de CC, PP y ASG para cambiar la ley de la tele pública de la que se enteró por la prensa. Enfurruñado, el lunes se personó en el Parlamento y registró su propia iniciativa sobre el mismo asunto, obviando el hecho de que, salvo milagro, irá a parar por falta de apoyos suficientes a algún olvidado cajón de la cámara. Pero casi no había terminado de registrarla cuando salta a los medios que CC y el PP no sólo pactan qué hacer en la RTVC sino también a quién poner al frente de las autoridades portuarias.

Es aquí en donde el pisotón en el callo de Torres es más doloroso porque el acuerdo interesadamente filtrado se lleva por delante al socialista Luis Ibarra en la Autoridad Portuaria de Las Palmas para colocar en su lugar al popular Juan José Cardona. Pacto para el reparto de cargos lo ha llamado Ángel Víctor Torres, como si esa no fuera la práctica habitual cuando media un acuerdo político en el que lo que se dirime es qué sillones se reparten los firmantes, se llamen estos Fernando, Asier, Ángel Víctor o Childerico. Y no descarten que el acuerdo portuario no incluya a cambio el mutis del PP por el foro en el acuerdo que mantienen los populares con el PSOE, Podemos y NC sobre la reforma del sistema electoral canario, papa caliente que CC no sabe cómo quitarse de encima sin que se note demasiado.

El enfurruñamiento de Torres le lleva ahora a amenazar con bloquear la renovación de los miembros de la Audiencia de Cuentas, el Consejo Consultivo o el Diputado del Común que, a este paso, bien haría el Parlamento en declararlos vitalicios y acabar con el guineo. Total, para que lo único que consiguiera rascar el PSOE fuera el premio de consolación del Diputado del Común tampoco debería ser como para que Ángel Víctor se rasgue muchos las vestiduras. Casi ocho meses después de acceder a la secretaría general de los socialistas canarios, Torres dista mucho de dar la sensación de tener bien sujetas las riendas del partido. Su debilidad política se agrava por momentos y puede que no tarden mucho en escucharse voces desde el fondo de la sala subiendo poco a poco de tono, nada nuevo por otro lado en un partido de tradición interna levantisca y revoltosa . Así las cosas, es probable que el camino para aspirar dentro de poco a hacerse con la candidatura a la presidencia del Gobierno - a cuyas primarias ya se apresuró a anunciar que concurrirá - se le haya puesto más cuesta arriba que la subida a la Montaña de Arucas.

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